El chico surgió en uno de los momentos más convulsos en la vida de Chaplin. En octubre de 1918 se casó con la actriz Mildred Harris, que estaba a punto de cumplir 17 años. “Para Mildred, el matrimonio era una aventura tan emocionante como ganar un concurso de belleza”, escribió Chaplin en sus memorias. Aquella boda fue precipitada y acentuó el bloqueo artístico en el que el actor y director estaba sumido. Nueve meses después, Harris dio a luz un hijo deforme que murió a los tres días. En su tumba podía leerse: The Little mouse. July 7 - July 10 1919.

El matrimonio apartó a Chaplin de su trabajo, pero 10 días después del fallecimiento del que hubiera sido su primer hijo —tuvo después dos con Lita Grey y ocho con Oona Chaplin—, empezó a realizar audiciones para encontrar al niño que protagonizaría su próxima película, titulada provisionalmente The waif (El expósito). La historia se centraba en un niño abandonado por su madre y recogido por el vagabundo Charlot. El director ahondaría en uno de sus rasgos más característicos, la mezcla de comedia y drama en un mismo filme: “La transición de la comedia burlesca a la sentimental era una cuestión de matiz y de habilidad al disponer las secuencias”, diría el cineasta.

Auténtica esponja

Tras varias pruebas, seguía sin dar con el niño ideal. Una noche fue a un espectáculo y uno de los bailarines salió a saludar con su hijo de cuatro años, Jackie Coogan. A Chaplin le pareció muy espontáneo. Le contrató y descubrió que era una auténtica esponja y entendía a la perfección todas las cosas que le proponía hacer. En su autobiografía, Chaplin explica el proceso: “Con Jackie fue fácil. Había que aprender unas cuantas reglas básicas de la pantomima, y Jackie las dominó enseguida. Era capaz de comunicar emoción a la acción y acción a la emoción, y podía repetir una escena veces y veces sin perder la apariencia de espontaneidad”.

Esto en cuanto a la faceta cómica. La dramática fue más dificultosa. En la escena más recordada de la película, aquella en la que dos funcionarios intentan arrebatarle el niño al vagabundo, Coogan debía llorar desesperadamente, pero, por el contrario, no paraba de hacer bromas. El padre del niño, Jack Coogan, estaba en el plató y le dijo a Chaplin que él lo solucionaría. El director le imploró que no le pegara ni le asustara, y prefirió retirarse a su camerino. Cuando volvió, Jackie no paraba de llorar y chillar. Tras realizar satisfactoriamente las tomas, el padre le explicó que se había limitado a decirle a su hijo que, si no lloraba, lo apartarían de la película y lo enviarían a un correccional. Métodos expeditivos, desde luego.

El rodaje se extendió durante nueves meses. Para calmar a los distribuidores, que le reclamaban un filme más rápido, Chaplin se tomó una pausa de dos semanas para hacer el corto Un día de juerga, estrenado a finales de 1919. Otros nueve meses pasaron hasta tener el montaje definitivo, presentado en Nueva York el 21 de enero de 1921 y estrenado en todo el país el 6 de febrero; a España llegó el 20 de diciembre de 1922.

Nunca hasta entonces se había mostrado el cineasta tan meticuloso: una toma buena de las 53 que rodaba de una misma escena. Debía ser un corto y acabó convirtiéndose en el primer largometraje de Chaplin, de 68 minutos. El propio director eliminó varias secuencias en el remontaje que hizo para el reestreno de 1971. El presupuesto ascendió a 200.000 euros. Su siguiente largo, Una mujer de París, de decorados más sofisticados, ya costó casi 300.000, y los 750.000 invertidos en La quimera del oro convirtieron a Chaplin en uno de los directores más caros del Hollywood mudo.

Coogan encarna al niño abandonado por su madre soltera, personaje interpretado por la habitual pareja artística del director, Edna Purviance. Chaplin es el vagabundo, y Carl Miller, que dos años después sería el amante humillado por la misma Purviance en Una mujer de París, dio vida al padre del niño. Una de las escenas que Chaplin cortó en la versión de 1971 fue el reencuentro de Purviance y Miller en una fiesta. Otra de las eliminadas, muestra a la madre con el bebé frente a una iglesia poco antes de dejar a su hijo en un coche. De la iglesia salen una jovencita y un hombre bastante mayor que ella, recién casados. La situación podía recordarle demasiado a la suya con Mildred Harris, de la que se había divorciado al terminar el rodaje.

La infancia del cineasta

La cualidad cómica de El chico es innegable en las escenas callejeras, los gags con la policía o la manera que tienen Jackie y Charlot de ganarse la vida: el niño rompe ventanas tirando piedras y al acto se presenta el vagabundo provisto de cristales nuevos para repararlas. Pero en general se impone el drama. En el argumento aparecen elementos relacionados con la infancia del cineasta, ya que Chaplin fue separado de su madre a los siete años y enviado a un hogar para niños pobres.

La película no tuvo una gestación fácil. First National Pictures no confiaba en su éxito y le parecía demasiado cara. Además, cuando Harris solicitó el divorcio, Chaplin temió que el filme fuera incautado hasta la resolución del caso. Por esta razón, el montaje de la cinta se realizó lejos del Estado de California, entre un estudio de Salt Lake City y otro de Nueva York.

Mildred Harris murió muy joven, en 1944. Edna Purviance solo hizo dos cortos y un largo más con Chaplin. Este siguió siendo una de las grandes estrellas de Hollywood. Jackie Coogan fue rebautizado en España como Chiquilín, y con ello dio nombre a las famosas galletas. Interpretó a Oliver Twist en 1922 y a Tom Sawyer en 1930. Era uno de los niños prodigio del cine y ganó mucho dinero, pero antes de que cumpliera los 15 años, su madre y su padrastro habían dilapidado su fortuna. Se creó entonces una ley para proteger a los niños artistas conocida como Ley Coogan. Medio siglo después, resultaba muy difícil reconocer al expresivo niño de El chico bajo el grotesco maquillaje del tío Fétido, el personaje que interpretó en la serie La familia Addams.