El Argonauta, la pieza monumental que coronó la primera gran antológica del artista Carlos Nicanor en la sede central de CajaCanarias, ha viajado hasta la vecina capital grancanaria. La obra se ha convertido en la nueva vecina del Castillo de la Luz de Las Palmas de Gran Canaria. Tiene unos diez metros de largo, dos metros de ancho y de alto y cerca de 700 kilos de peso. Es la segunda ocasión en la que el público puede acercarse a este gigante de madera cuya construcción requirió de la intervención del último carpintero de ribera de las Islas, el joven lagunero David Herrera. Esta especie de semilla o nave gigante ha sido escogida para formar parte de la primera edición de La ciudad tomada. I Encuentro de Arte Actual en Las Palmas de Gran Canaria.

El proyecto, que estará disponible en varios espacios de la ciudad, reúne piezas de una treintena de artistas. Hasta siete espacios distintos, escogidos entre los más emblemáticos de la ciudad, acogen estas obras de arte dentro del proyecto impulsado del programa Cultura en acción del Ayuntamiento capitalino. Cuatro comisarios han sido los encargados de “tomar” con la producción de creadores nacionales e internacionales estos espacios públicos.

Es necesario recordar que el pasado mes de septiembre la sede central de CajaCanarias recibió esta escultura, las más grande expuesta hasta ahora en sus salas. Formaba parte del proyecto Dile a Caronte que le traigo flores. El Argonauta, configurado casi como la unión de los cascos de dos barcos y coronado por dos grandes púas, remite directamente al mito de Jasón y los argonautas. No era la pieza central de la muestra, conformada por más de medio centenar de creaciones, pero su envergadura y la forma en la que fue construida hizo que llamara especialmente la atención.

Trayectoria

El artista Carlos Nicanor es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna (ULL) y comenzó a exponer en el año 2002. Pertenece a la nómina de artistas representados por la decana galería de arte Artizar, situada en La Laguna. Sus trabajos han sido seleccionados en exposiciones bienales tanto de Las Palmas como de Tenerife. También tiene en su haber primeros premios como el Excellens de escultura de la Real Academia de Bellas Artes de San Miguel Arcángel (2011) o el Primer Premio Manolo Millares CajaCanarias (2009).

‘Armonía abstracta’ llega a las salas Cabrera Pinto

El Gobierno de Canarias abre hoy en las salas de arte del Instituto de Canarias Cabrera Pinto la exposición Armonía abstracta, de la artista Luisa Urréjola, que podrá visitarse hasta el 14 de marzo. Muestra el trabajo pictórico en la línea de la abstracción con piezas que corresponden a distintas etapas, realizadas sobre diferentes soportes no tradicionales. En ellas conviven formas orgánicas y geométricas, en una constante búsqueda de recreación de espacios irreales, de superación de los límites de la propia forma, donde el color se convierte en eje principal de la obra. Urréjola explicó que esta retrospectiva ofrece las claves de su trayectoria en los últimos años, trabajados en diferentes materiales como metacrilato, metales e incluso formica. “El color es muy importante en mis piezas y les invito a experimentar esa emoción cromática”. Luisa Urréjola (Las Palmas de Gran Canaria, 1965) nació en la década en la que se desarrolla la tendencia pictórica de la Nueva Abstracción, cuyo origen se conecta con las experiencias abstractas de las vanguardias y las corrientes no representativas que siguen al informalismo y el expresionismo abstracto. Es ahí, en el espacio no referencial de la pintura, según escribe la comisaria Mª Carmen Rodríguez, “donde la creadora encuentra su modo de expresión. Una necesidad agridulce que le brinda hallazgos en el color, las formas y la materia, y que articulan una suerte de intriga visual que sobrepasa los límites de la bidimensionalidad y la contención de los rígidos márgenes del soporte. Su riguroso trabajo formal, sus sutiles soluciones estéticas, coexisten con el alcance poético y conceptual de su representación de la abstracción”. La selección de piezas que se muestran desde hoy en el Cabrera Pinto supone una reflexión activa sobre su proceso plástico desde 2003 hasta la actualidad. Luisa Urréjola explora la pintura abstracta con una variedad de tonos y temperaturas y el vocabulario de un lenguaje visual propio. “Un camino sinuoso de derivas y reencuentros de formas geométricas irregulares, planos, superposiciones, transparencias y ocultamientos”, describe. Espacios cromáticos de diferente trama y saturación, que se ordenan y gravitan en obras de pequeño formato y que, en los últimos tiempos, se unen para conformar amplios murales que aumentan su dimensión o incluso intervienen en los espacios arquitectónicos propuestos. A juicio de la experta, la obra de Luisa Urréjola “cautiva y tienta a renunciar a esa primera impresión plana”.