El silencio de las calles vacías de La Laguna durante los meses de confinamiento inspiraron, de modo paradójico, a Javier Afonso a componer una pieza musical que le ha valido la victoria en la segunda edición del Concurso Internacional de Composición Musical del Ateneo de La Laguna. Un saxofón, un coro y algunos añadidos electrónicos componen esta propuesta para la que el joven obtuvo inspiración en los más pequeños detalles de las escasas salidas a la calle que se pudieron hacer durante esos meses. Mientras disfruta de su éxito en el certamen, mira con preocupación el futuro del sector musical. 

La calle muda es el título de la pieza musical que regaló hace unas semanas la victoria al lagunero Javier Afonso en el II Concurso Internacional de Composición Musical del Ateneo de La Laguna. Se trata de la segunda edición de este certamen al que el músico lagunero se presentó por primera vez en esta ocasión. “Me hubiera gustado presentarme antes pero estaba metido en otros proyectos y no tuve tiempo para preparar ninguna propuesta”, afirma el ganador quien explica que durante la primera edición se quedó con muchas ganas de concursar puesto que al propuesta que se buscaba era para cuarteto de cuerda, una línea “que estaba bastante más cerca de mi registro”, puntualiza.

No obstante, este año Afonso se atrevió con el reto lanzado por el Ateneo de La Laguna, que buscaba una pieza para coro mixto, saxofón y, si se deseaba, medios electroacústicos. “Parece una combinación rara pero eran los requisitos del concurso y me volví algo loco para conseguir combinarlos en una pieza”, reconoce el músico quien decidió añadir también la parte de electrónica ambiental, con “sonidos inquietantes que añaden el tinte de rareza que tiene el momento que elegí para inspirarme”, indica.

El proceso de composición comenzó para el músico con las calles vacías de La Laguna durante los meses de confinamiento a comienzos de 2020. “Algo tenían esas vistas porque eran inquietantes al mismo tiempo que contenían una belleza dentro de todo eso, con las calles vacías y desoladas que tenían cierto punto poético”, relata el músico quien también quería “plasmar el optimismo que inundó a gran parte de la población durante esos momentos tan complicados”. Y qué mejor que terminar su composición con esos acordes más felices.

Javier Afonso se inspiró además “en los pequeños momentos de la época dura del confinamiento en los que salía a la calle y, a través de la mascarilla, me llegaba el olor a jazmín u otros tantos detalles que antes dábamos por sentado y que en ese momento significaban mucho”. Por lo que cualquier detalle se convirtió en un soplo de inspiración para su propuesta para el concurso.

Una situación como la vivida por la sociedad hace unos meses ha supuesto un punto de inflexión para muchos, también para artistas como Afonso, que nunca se había enfrentado a un suceso “tan raro y a una escala tan grande”. No obstante, el músico lagunero reconoce que los acontecimientos recientes también le han ofrecido “una nueva manera de enfocar las cosas, aunque también hace más difícil el acto de componer porque ha añadido nuevas preocupaciones a nuestras vidas e inseguridades sobre el futuro que hacen que sea difícil centrarse en lo que uno tiene delante, sobre todo a nivel artístico”, expresa el joven. Con todo, el músico lagunero quiso incluir con esos tintes de electrónica aquellos “ruidos de la calle” que se encargan de trasladar al oyente a aquellos momentos de incertidumbre.

A lo largo de su carrera, el artista ha afrontado diferentes proyectos y, en los últimos años, ha realizado mucha música para proyectos audiovisuales. “En los últimos años me había acostumbrado a tener un soporte, una imagen delante que me sirviera de inspiración para los temas y me guiara en la emoción que tenía que trasmitir”, afirma Afonso quien no obstante celebra este nuevo reto en el que él mismo ha creado las imágenes en su mente para dar forma a la música que después presentó al concurso. “Le he puesto banda sonora a una película que no existe”, sentencia Javier Afonso.

Durante el confinamiento reconoce que compuso bastante y, además, muy variado. Javier Afonso protagonizó Sesiones de cuarentena, una iniciativa enfocada a su faceta de cantautor rock. Todo ello lo compaginó con trabajos para bandas sonoras y pequeñas piezas orquestales que aún no han visto la luz.

Javier Afonso reconoce que el parón musical que ha ocasionado el virus viene a unirse a la “década horrible” que se ha venido viviendo en el sector que “se ha venido devaluando con el streaming, que ha ocasionado la bajada de los precios de la música grabada”, explica y recuerda que, “aunque la música en directo había sufrido un boom, también iba acompañada de una falta de regulación del empleo” por lo que la situación general era muy complicada. Ahora el artista aventura los recortes que se producirán en el sector, más aún cuando “tristemente la cultura siempre es uno de los sectores que primero cae”.

Por todo ello, celebra la llegada de este premio del Ateneo que le da esperanzas en este momento de incertidumbre en el que además continúa preparando varios trabajos en solitario. “Al problema de la cuarentena se une que soy muy exigente, así que no me quiero marcar ninguna fecha de publicación”, concluye Javier Afonso.