Los historiadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Juan José Espino y Juan Manuel Santana, impartieron esta semana, en la tercera sesión del Coloquio de Historia Canario-Americana la conferencia Ilustración, Iglesia y sociedad canaria, en la que explicaron cómo la Inquisición trató de controlar la modernización y el pensamiento ilustrado en las Islas con el procesamiento de 105 eclesiásticos canarios entre 1741 y 1820, cuyos juicios quedaron en su mayoría en suspenso finalmente.

Las investigaciones llevadas por ambos “tienen como objetivo estudiar la Ilustración en las Islas ya que no existen estudios sobre ella. La Ilustración en Canarias no está a la altura de la de Europa, ni siquiera es avanzada políticamente porque es conservadora, pero sí trató de poner en marcha una modernización”, detalló el profesor Santana.

Su estudio se ha centrado en los miembros de la Iglesia más avanzados y reformistas que fueron procesados por la Inquisición, ninguno de ellos obispos ni de la alta jerarquía eclesiástica, como fue el caso de Viera y Clavijo o Raimón, que fue responsable de la biblioteca del seminario conciliar, porque la Inquisición actuaba en los entornos de los obispos, pero jamás contra ellos.

Libros prohibidos

“De los 105 procesamientos, 37 fue por proposiciones, es decir, por defender algo que la Inquisición consideraba herético y muchas de esas cuestiones tienen que ver con la Ilustración porque eran pensamientos reformistas y avanzados, mientras que tres delitos eran contra el Santo Oficio, por hablar mal de la Inquisición o leer libros prohibidos. El cura de Haría, Miguel de Mendoza, por ejemplo, fue acusado de hereje”, advirtió el historiador.

“Y es que la Ilustración canaria estuvo apuntalada firmemente, desde el principio, por ciertos sectores eclesiásticos que, a pesar de parecer contestatarios para su época, se pusieron en la tarea de modernizar y actualizar las estructuras sociales, económicas y culturales del Archipiélago”, explicó Santana, catedrático de la ULPGC y profesor de Historia Moderna en la misma institución.

“El pensamiento ilustrado en Canarias llega por medio de los libros extranjeros que entraban por vía marítima, por donde penetraron las ideas, tanto impresas, como en las mentes de liberales y heterodoxos que arribaron a nuestros puertos en este periodo. Será una Ilustración que impacte en los círculos aristocráticos y terratenientes, como fue la tónica general en toda la Península, sin embargo, habrá una diferencia en la norma, ya que el pueblo llano de las Islas va a tomar contacto con el fenómeno, aunque se trata solamente en instancias superficiales, como se refleja en la manipulación de que son objeto en distintos motines del Archipiélago”, añadió.

Obispos al servicio del rey

En España, a partir de comienzos del siglo XVIII, hay una serie de transformaciones que irán marcando el proceso de secularización de la vida social, política y económica, acelerado en el último tercio de la centuria. Según el historiador, “la pretensión de los Borbones fue formar un episcopado nacional con poder suficiente para resolver a favor del monarca algunos aspectos jurisdiccionales. De esta forma, podríamos ver el regalismo como un intento de subordinar la jerarquía episcopal al poder del rey y convertir al obispo en una especie de funcionario al servicio de la política reformista”, dice.

“La desconfianza experimentada por algunos clérigos hacia la política estatal estaba vinculada a las serias divisiones surgidas dentro de la Iglesia en relación con el carácter y dirección del movimiento en favor de la reforma eclesiástica y durante los años noventa, los reformadores, apoyados por parte de la burocracia estatal, comenzaron a insistir más vigorosamente en sus demandas. Por primera vez, los clérigos progresistas se encontraban en buena situación para propagar sus puntos de vista e influir en la política del gobierno”, expuso el historiador de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria durante su conferencia.

La mayoría de los juicios, celebrados entre 1741 y 1820, quedaron en suspenso

El culto general estaba centrado en la devoción especial a unas imágenes, la celebración periódica de procesiones, romerías, ejercicios devotos y solemnidades con motivo de las numerosas festividades.

Será el obispo Antonio Tavira quien más se empeñará en buscar lo genuino de la Iglesia en Canarias, actuando desde una inspiración renovadora, según refleja esta investigación. “Tratará de combatir lo que él entiende que son falsas creencias, deformaciones litúrgicas y superstición”, puntualizó Santana.

“En general, la pastoral en Canarias tenía dos improntas: una, la que imprimía la predicación de clérigos y religiosos, con el fomento de devociones y prácticas transmitidas en muchos casos sin discreción; y otra, la que le daba el talante personal de cada obispo”, constató el ponente en su charla celebrada en la capital grancanaria.

“Las comunidades religiosas a medida que avanza el siglo XVIII iban acrecentando un deterioro en sus estructuras, así como en la vida religiosa en general, ya fuera en algunas órdenes y conventos o en los círculos de clérigos más próximos a la jerarquía eclesiástica del Archipiélago, donde predominaban los lujos”, concluyó el profesor Juan Manuel Santana.