¿Qué es lo que se podrá encontrar el lector en Ruegos sumergidos?

Pues se trata de un discurso emocional que quizás puede parecer intenso o al menos a mí me gusta considerarlo así. Es poesía depurada, al estilo japonés, donde analizo mucho el verso, la palabra y la coma. He de reconocer que soy un poco obseso en ese sentido y siempre ando buscando la perfección. En este libro, el poema es un poco más largo y narrativo y siento que me solté un poco el pelo. Además, en cuanto a los temas, hay un poco de todo, hay naturaleza y también hay una contemplación de uno mismo frente al lugar en el que vive, donde se puede ver a la perfección las emociones.

Se trata de textos muy personales. ¿Da miedo abrirse en canal para que luego los demás lo lean o es más fácil así porque simplemente consiste en plasmar lo que uno tiene dentro?

La verdad es que soy un poco kamikaze en ese sentido y, cuando escribo, no tengo reparos y no me cohibo. No tengo cortapisas y me da igual lo que piense el lector. Creo que, por encima de todo, está la expresión y el deseo de escribir para quedarme más tranquilo. Yo veo esta práctica como un desahogo, más allá de que guste o no guste luego al que lo lea. Porque lo que la gente sienta cuando lo lea escapa de mi poder y la verdad que me es indiferente. Puede sonar despiadado pero es que no me importa lo que pueda suceder porque, una vez que lo hago, me quedo contento.

¿Considera la escritura también una especie de terapia?

Sí. Puede sonar a tópico pero creo que sí. A mí me ayuda mucho porque soy un poco introvertido y me permite compartir emociones que de otro modo no hubiera podido expresar. Me dediqué a escribir desde la adolescencia precisamente para eso.

Este poemario fue escrito entre 2016 y 2018. ¿Lo lee ahora y sigue viéndose identificado con lo que lee?

A mí me cuesta poner el punto y final de mis obras porque soy bastante crítico y obseso con lo que hago, así que creo que la mayor prueba de validez es que pase el tiempo. Confieso que cuando agarré el poemario en septiembre y lo releí me siguió gustando. Estoy contento y agradecido y más aún cuando lo que escribí está siendo reconocido, aunque sea un trabajo de hace tanto tiempo. En dos años la vida de una persona puede cambiar mucho pero aún así me gusta lo que leo.

¿Cómo puede un chico de 27 años darle tanta profundidad a sus textos?

Escribir me ayuda mucho y, desde que era muy joven me interesé por la lectura, también por la escritura y por el cine y por eso me considero un gran amante del arte. Además, siempre me ha gustado cultivar los aspectos más melancólicos.

¿Cómo llegó la escritura a su vida?

Tengo la clara imagen mía, a los 15 años, sentado en el escritorio escribiendo poemas. Desde pequeño me gustaba mucho leer y una cosa llevó a la otra, todo fue inevitable. Acabé mis estudios y actualmente trabajo en el IES Rafael Arozarena de La Orotava como profesor de Lengua y Literatura y trato de trasmitirle a los chicos ese interés y pasión por las letras. Trato de contagiarles porque sé que, cuando eres joven es difícil encontrarle el gusto a la poesía. Así que, dentro de mis posibilidades, trato de animarles a disfrutar de ella.

¿Y cómo de implicadas ve a las nuevas generaciones?

Es una generación que tiene una mentalidad diferente a la mía, por ejemplo, y el paradigma ha cambiado. En mi época no había tanta tecnología, y no quiero decir que eso sea mejor o peor porque no quiero caer en un discurso viejuno, pero sí considero que el hábito lector no está tan presente en los jóvenes. Y en caso de que lo hayan desarrollado, no buscan contenido de calidad. Creo que, en el caso de esa gente que ya tiene la afición, tenemos que potenciar el buen gusto.

Tras este poemario, ha publicado otras obras que también han sido reconocidas. ¿Se trabaja con más presión tras saber que sus libros han sido ya destacados por su nivel?

La trayectoria está ahí y hay que tratar de mejorar cada día, como personas, como hijo, como pareja… La verdad que a mí me gusta trabajar con esa presión y pensar que, como mínimo, lo tengo que hacer igual de bien que las veces anteriores.

¿Tiene nuevos proyectos en mente?

Sigo escribiendo siempre porque no puedo parar. Tampoco soy una persona obsesa pero sí que tengo libros entre manos, algunos terminados y otros no. Siempre estoy pensando en libros y aunque no esté escribiendo en todo momento, siempre estoy pensando en versos y en imágenes que tarde o temprano acabo plasmando en los libros.