El Festival Mumes llega a su recta final y lo hace de la mano del ghanés Ousman Umar, quien el viernes ofrecerá una conferencia en streaming desde Barcelona en la que compartirá su historia de superación. Y es que Umar llegó a Fuerteventura en una patera en 2005, tras cuatro años de terrible experiencia en Libia, y con tan solo 17 años. Una vez asentado en Barcelona, Umar decidió crear la ONG Nasco Feeding Minds, para dar acceso a los jóvenes de su país a aulas de informática.

¿Qué podrá descubrir el público que se una a la sesión del viernes en el Festival Mumes?

Contaré mi experiencia vital, que a la vez es la historia de miles de compatriotas que, por desgracia, no llegan con vida a Europa para poder contar su historia. Además, la mayoría de los que llegan tampoco tienen las herramientas suficientes para poder contar lo que han vivido porque muchos de ellos no son capaces de hacerse entender con una conversación básica debido al idioma. La barrera lingüística no permite que estas historias llegan a la gente.

Será por tanto una intervención interesante para aquellos que no conocen su experiencia pero también para las personas que, como usted, han tenido que migrar.

Por supuesto. Pero lo que yo trato es dar voz a aquellas personas que no han podido mostrar su historia y mostrar cómo entre todos podemos solucionar el problema. Dando acogida a los inmigrantes no se acaba el drama. Yo suelo decir que levantando a la persona del suelo no se termina el problema, sino que hay que ayudarla a mantenerse erguida. Agradezco totalmente a las entidades que se vuelcan en ofrecer ayuda a personas como yo pero solo eso no es la solución.

¿Cómo está viviendo la situación que se produce estos días en Canarias, con la llegada de cientos de inmigrantes?

Me genera tristeza pero también agradezco a las entidades que se están dejando la piel para que estas personas tengan una mínima acogida y oportunidad para poder vivir y sentirse como personas. Aunque lo agradezco, también tengo que decir que es una vergüenza que la sociedad no aprenda la lección porque no tenemos que ir tan lejos para ver que esta historia se repite. En 2015, el cadáver de un niño de cinco años recorrió el mundo y se dijo que eso no se podía permitir. Si ese cadáver hubiera sido de un niño negro no se hubiera producido todo ese movimiento pero, en ese momento, la compasión financió el trabajo de muchas ONG. Pero el problema está en nuestras embarcaciones porque con ellas tan solo llega el 5% de la gente que sale de la costa africana. No es normal invertir tantos millones para salvar a tan poca gente. Es verdad que hay un gran problema ahora en Canarias pero llevamos más de cien años de historia con la ayuda humanitaria y no hemos solucionado absolutamente nada. Los estudios determinan que África es ahora más pobre que cuando comenzaron esos programas de ayuda.

Precisamente defiende que lo importante es ayudar a las personas en su propio país.

Hay que alimentar la mente, basta ya de alimentar las barrigas. Llevamos más de cien años haciendo eso y no hemos cambiado las estrategias porque eso supondría pensar a largo plazo. Si me das comida hoy, mañana voy a pasar hombre. Uno de los primeros jóvenes ghaneses a los que convencí de que el paraíso estaba en su mente estaba dispuesto a seguir mis pasos pero le dije que el paraíso estaba en su casa y el próximo mes se convertirá en el parlamentario más joven de Ghana. Si alimentamos su mente, él trabajará para alimentar a su familia y su pueblo.

¿Cuándo comprendió que lo prioritario era alimentar las mentes de sus compatriotas?

Salí de mi casa con nueve años por curiosidad, para ir a trabajar a la ciudad porque vi un avión que volaba y no entendía por qué era capaz de volar mientras que el juguete que yo había fabricado no se movía ni un centímetro. Ese fue el detonante y finalmente pude llegar al puerto de Ghana donde vi cómo llegaban todas las mercancías europeas. Sentía mucha curiosidad por averiguar por qué era capaz el hombre blanco de hacer todo aquello y por eso decidí ir al país de los blancos, sin tener en cuenta que existía una distancia significativa y que me esperaba un infierno y las condiciones más crueles del planeta.

¿Fue así como decidió escribir Viaje al país de los blancos?

La razón principal fue que estuve tres semanas caminando en el desierto bebiendo mi propia orina para sobrevivir. Tenía 13 años y era el más pequeño del grupo y tan solo una de las seis personas que sobrevivió frente a los 46 que iniciamos el viaje. Cuando llegué a Libia, sin teléfono, sin familia, sin dinero y sin saber el idioma, ser negro era prácticamente un delito y allí pasé cuatro años hasta que reuní el dinero para coger una patera. La primera naufragó y mi mejor amigo murió. Viajé en un ataúd durante 48 horas sin comer ni beber y la agonía me mataba, pero llegué a Canarias y luego a Barcelona, donde estuve dos meses viviendo en la calle. Toda esa experiencia me llevó a pensar que Europa es un paraíso para los europeos pero para mí fue un infierno, así que lo mejor que podía hacer era dar a conocer mi viaje.

Defiende la formación y la información, ¿cómo combate en la actualidad la proliferación de las fake news?

Hay mil razones para pensar que es mejor no hacer nada pero yo creo que a pesar de todo el auténtico éxito son las ganas que tenemos de cambiar el mundo. El cambio depende de cada uno de nosotros y yo trato de animar a todos para trabajar y desmentir todas estas noticias falsas. Siempre va a haber algún obstáculo o alguien que piense distinto o que piensa barbaridades.

A pesar de la experiencia tan mala que ha vivido también en España, ¿por qué decidió quedarse a vivir en Barcelona?

Vivo en Barcelona desde 2005. Era analfabeto pero tuve la gran suerte de dar con una familia estupenda y por eso creo que sí hay gente buena y hay que tratar de mirar la parte positiva de toda esta historia. Gracias a eso tuve la tranquilidad de tener un lugar en el que descansar. En 15 años pasé de ser un analfabeto a tener un posgrado y lo he logrado, no porque sea inteligente, sino porque soy aplicado y esa es la muestra que si le das la oportunidad a las personas, la realidad puede cambiar.

¿Es eso lo que quiere trasmitir, un mensaje de esperanza?

El positivismo debe ser el punto numero uno de cada uno de nosotros. En todo este recorrido aprendí que siendo positivo se te abren muchas puertas y eso ayuda a levantarte cada mañana con ilusión. A pesar de todo lo que he vivido, me siento el hombre más afortunado del planeta y creo que cada uno debe pensar lo mismo porque lo más importante es estar vivos.