Hace unas dos semanas escuché en la radio una entrevista con uno de los nuevos responsables de Visocan, la empresa pública de viviendas del Gobierno de Canarias, sobre la intención de comprar y crear nueva vivienda social ante la necesidad que existe en esta materia en las Islas.

En la entrevista, el propio entrevistador era un poco escéptico porque aquí en Canarias desde la época en la que gobernaba Adán Martín (lo siento, sale una y otra vez en mis artículos porque es verdad, es la última referencia que encuentro) no se han vuelto a convocar unos concursos serios de vivienda social, ni por el gobierno ni por los ayuntamientos que tienen competencias en la materia. Va pasando el tiempo y los nuevos gobernantes ya no son tan nuevos, llevan casi un año y medio en el cargo, y aunque este año ha sido triste y raro no hay ningún impedimento para que se haya puesto en marcha la cadena de acción necesaria para sacar a concurso nuevas viviendas, sin embargo vas a la web oficial de la mencionada empresa pública, visocan.es, entras en el perfil del contratista y ves que desde marzo de 2018 hasta la fecha no se ha convocado ningún concurso de redacción de proyectos de arquitectura para vivienda social y en cuanto a adquisiciones de viviendas ya construidas solo encontramos un concurso en los últimos dos años y medio para la adquisición por Visocan en régimen de compraventa de un número aproximado 153 viviendas del programa Canarias + Vivienda x Familia en esta legislatura, y otro de la anterior legislatura Concurso para la adquisición por Visocan en régimen de compraventa, de un número aproximado de 180 viviendas. Programa Canarias + Vivienda x Familia. Lo demás son obras de reparación, mantenimiento, asesoría legal, laboral, pero nada más. No sé si es que no tienen suelo (aunque en la radio decían que sí) o si es que no saben cómo hacer los pliegos del nuevo tipo de viviendas sociales que necesitamos en Canarias con todo lo que está aconteciendo. Por si sirve de algo, me permito dar algunas claves que tienen que ver con el bienestar en general, y con la evolución de lo que la vivienda social deber ser hoy si algo hemos aprendido de esta pandemia.

Las viviendas de protección social deben estar en los centros de las ciudades, y tal vez se debería tener en cuenta hasta las zonas abandonadas en los conjuntos históricos, pues cuando se construyen en la periferia aumentan los gastos energéticos, son insostenibles. Sin embargo rehabilitar es ser sostenibles, y muchos barrios están pendientes de rehabilitación. En casi todas las ciudades históricas de las Islas hay casas que se caen por abandono, casas históricas en las que antes vivían familias enormes, son parte de nuestra identidad, pero las políticas de vivienda social las han obviado hasta ahora, cuando las empresas como Visocan o Muvisa son las únicas que podrían ocuparse de tal labor que para los privados es mucho más costosa e inviable.

La construcción de vivienda social es una emergencia actualmente en Canarias, tanto para los locales, como para los inmigrantes. Sabemos que fue la gran víctima de la recesión del 2008 pero no entendemos que ahora no sea una prioridad en el gasto público.

Adán Martín fue el último gobernante de las Islas que confió en la buena arquitectura de calidad en materia de vivienda social, porque sabía que una buena vivienda es también mejor calidad de vida, mejor ventilación, mejor luz, mejor salubridad, y sobre todo más cultura, mas sentido de comunidad, más identidad. Y si algo se aprendió en los años 90 es que no es algo que, al menos en cuanto al diseño, se deba dejar en manos de promotores privados, pues la calidad es clave en todo gasto público y en vivienda una cuestión de salud y seguridad.

Hay terrenos disponibles para pisos sociales, hay reservas de suelo, ¿a qué esperan? Si no tienen capacidad suficiente para sacar adelante todos los expedientes que hay sobre la mesa ¿por qué no se recurre a la ayuda externa? Hay expertos en hacer pliegos, en arquitectura y derecho que podrían ayudar a la Administración pública a salir del cuello de botella en el que se encuentra. Mientras en Europa no paran de construir vivienda social de lo más innovadora, y ellos también tienen el Covid.

Dulce Xerach

Doctora en Arquitectura. Profesora de la Universidad Europea de Canarias