¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser actor?

Desde muy pequeño ya tuve contacto con la profesión. Hice varios spots publicitarios para las Islas. De hecho, me llamaban el ‘niño Celgán’ (risas) por la marca de yogures. Siempre supe que mis inquietudes eran diferentes a las de los que me rodeaban, aunque no sabía definirlas ni nombrarlas. Con diez años fui al cine por primera vez, al Cine Greco en Santa Cruz, y algo me atrapó. Ahí se sembró la semilla.

¿Dónde se formó?

Con quince años fui a Madrid a hacer un curso intensivo de interpretación e improvisación en el Teatro Asura. Tras volver a Tenerife, ya con 19 años me mudé a Madrid. Comencé en la escuela Elenco Actoral con sede en ese momento en el Teatro Calderón, dirigida por mi maestro, Jorge Gurpegui, y allí estuve cinco años con formadores del Teatro de la Abadía. Luego entendí que necesitaba aprender también la técnica para medios audiovisuales y estuve dos años de formación y entrenamiento ante la cámara con Javier Luna y Tonucha Vidal. Y desde entonces he seguido con muchísimos cursos de canto, danza, lucha escénica, interpretación, etcétera. La formación del actor es continua.

¿Cuál de sus primeros papeles recuerda con más cariño y por qué?

Guardo un recuerdo muy especial del personaje de Tribesman en Éxodus: Gods and Kings. Cuando me confirmaron que había pasado el casting, no pude comer en todo el día por la alegría y la llorera. Rodar a las órdenes del gran Ridley Scott y trabajar con Christian Bale en una superproducción de tales dimensiones fue un sueño hecho realidad. En teatro siempre recordaré a Sam de la obra Esquizofrenia. Un joven enamorado e incomprendido por su enfermedad ante una sociedad llena de miedos. Ponerme en su piel fue un gran reto. Fue un trabajo de composición del personaje de más de dos años. El proceso fue revelador para mí tanto como actor como persona.

¿Ha sido difícil para usted modular el acento canario?

Al principio fue un infierno, lo reconozco. Me aseguraron que no trabajaría si no cambiaba el acento y no entendía por qué tenía que renunciar a él. En quince años de profesión he trabajado solo en tres proyectos con mi acento. Es una auténtica pena. Afortunadamente, eso está cambiando y por fin veo compañeros canarios trabajando con su acento en diferentes producciones. En mi escuela tuve a Vicente Fuentes como profesor de dicción y técnica vocal. Fue muy estricto pero aplicando sus ejercicios pronto vi los resultados. Le estoy muy agradecido porque conseguir modificar mi acento me ha abierto puertas y he conseguido acceder a personajes que por exigencias del guión no podían ser de otra manera. Eso sí, en mi día a día hablo con mi acento. Soy canario y nunca renunciaré a mis raíces.

¿Se siente más cómodo en el teatro o delante de las cámaras?

Pues la verdad es que me siento igual de cómodo. Es cierto que la adrenalina del directo en teatro es una sensación muy poderosa pero la interpretación es mi verdadera pasión. Me siento cómodo y feliz cuando actúo en cualquier medio.

También ha tenido la oportunidad de rodar en las Islas. Es el caso de la película Oro. ¿Cómo fue la experiencia?

Sí. He rodado tres producciones en las Islas: Éxodus, Que Dios nos perdone y Oro. Y siempre que surge la posibilidad de un proyecto en las Islas se me ilumina la cara. Es mi tierra. Toda mi familia y amigos de la infancia están en Canarias. Rodar en casa es la felicidad plena y Oro fue un rodaje espectacular. Fue duro, eso sí, porque tuvimos escenas de lucha bajo la lluvia. Subimos barrancos con cuerdas de vida, pasamos mucho frío y nos pusimos de barro hasta la nuca (risas) pero fue divertidísimo. El equipo artístico y técnico era maravilloso. Conservo grandes amigos. Recuerdo que quedaron encantados con Tenerife y muchos han vuelto luego pero de vacaciones.

Forma parte del equipo de Élite. ¿Cómo es trabajar para una plataforma con tanta repercusión en un producto, además, de tanto éxito internacional?

Trabajar en la serie Élite es una delicia. Sólo me he encontrado grandes profesionales y buenas personas. Al principio, sientes nervios porque es un producto de éxito internacional en una plataforma mundialmente conocida pero tienen todo tan bien organizado y medido que consiguen que te preocupes sólo de disfrutar de tu trabajo. Élite me ha dado muchas alegrías.

¿Cuáles son sus próximos proyectos? ¿Le veremos trabajando en Canarias en breve?

No puedo contar mucho de futuros proyectos –no me dejan–. Pero sí puedo adelantarte que pronto se estrenará Pioneras en Movistar, una serie documental producida por DLO/Magnolia y Bajocero, un filme de Lluís Quílez que pronto llegará a los cines. Ahora mismo no tengo proyectos en Canarias pero estoy deseando volver a rodar en mi tierra.