Pia Tafdrup (1952), a la que el Taller tradujo en ‘Las llamas sobre el agua’ (2016). | | ELD

Se ha avanzado algo en lo que podríamos llamar el reconocimiento intelectual de la traducción literaria en España, pero el mundo de la edición, que se guía por criterios comerciales, sigue siendo bastante insensible a las exigencias o necesidades (no sólo de dinero, sino también de tiempo) de la traducción literaria. Naturalmente hay excepciones, pero de no ser por la vocación y abnegación de muchos traductores no se publicaría tanta literatura traducida. Y también hay mucho por hacer en otros ámbitos, especialmente en el de las valoraciones académicas del currículum investigador, donde la traducción sigue contando muy poco.

La aportación más importante del Taller de Traducción Literaria de la Universidad de La Laguna ha sido, a mi juicio, la misma idea fundacional: traducción colaborativa sobre la base de la dignidad creativa de la traducción. Y también el protagonismo otorgado desde el principio a la traducción poética, esencial en la historia de la cultura pero desamparada, y aun despreciada, por la mayor parte de las editoriales. Además, en el Taller esa labor no es solamente compartida o repartida, como a veces se hace por urgencia en el ámbito comercial, sino colaborativa: es decir, colegiada, discutida, revisada y asumida como propia por un colectivo, aunque tenga, lógicamente y según el caso, uno o varios responsables o coordinadores. Por razones casi sentimentales, destacaría los volúmenes de las primeras ediciones del Taller: Keats, Flaubert, Wordswoth… Y después, ya en otras editoriales, las varias antologías de versiones de poesía moderna (De Keats a Bonnefoy, 2006; Ars poetica, 2011, y Las llamas sobre el agua, 2016) y espero con curiosidad la antología de la Comedia, de la que ya he leído estupendos avances, y los Poetas metafísicos ingleses.

Pienso que la treintena de volúmenes realizados por el Taller de Traducción Literaria son solo, como suele decirse, la punta del iceberg. En la parte sumergida de estos 25 años de sesiones de trabajo en los seminarios de los martes, y en las incontables horas de esfuerzo individual puesto a contribución colectivamente, se encierra una historia apasionante y ejemplar, de la que no sé si habrá alguna constancia en forma de actas, crónicas y aun tal vez grabaciones parciales, porque sería de gran interés conocer las alternativas de traducción, y las motivaciones de la solución elegida, de algunos poemas cruciales que forman parte de la historia de la literatura universal. Los miembros del Taller llevan 25 años adentrándose en la creación poética, observándola y re-creándola, de manera que conocen mejor que nadie las razones de los poetas. Es un bien inmaterial que ha dado, y seguirá dando, frutos tangibles.

José María Micó (Barcelona, 1961), de la Universitat Pompeu Fabra, es poeta, filólogo, traductor y músico.