Cuando en el siglo XIX se descubrió la momia de la reina Tetisheri se reveló que había muerto "muy, muy mayor y era muy chiquitita, apenas medía metro y medio de altura". Pero en su menudo y anciano cuerpo concentró una "enorme cantidad de poder y fue venerada en las estelas y textos, ella, no su marido, el rey (Ahmose), como la gran patriarca de la dinastía XVIII [1550-1295 a.C.]. Ella y sus descendientes, como su hija Ahhotep, gran líder militar que tomó el control del país cuando su marido murió en batalla (como otros hombres de la familia), y su nieta Ahmose Nefertari, que sería la abuela de Hatshepsut, mantuvieron la continuidad del poder de Egipto, sacándolo del caos y la guerra y creando el Imperio Nuevo. Son las antecesoras de Tutankamón".

La reconocida egiptóloga británica Joann Fletcher se apasiona hablando de las poderosas figuras femeninas de esta época dorada de la historia del país del Nilo, mucho menos conocidas que otras como Nefertiti o Cleopatra. No en vano son las protagonistas del proyecto Faraón, una ambiciosa y épica serie de ficción, rigurosamente documentada, que la profesora de la Universidad de York lleva dos años cocreando con el director y productor barcelonés Marc Chica, fundador de Limmat Films.

En el museo egipcio

Acompañada del cineasta, conversa Joan Fletcher (1966) tras una mascarilla que no abandona ni siquiera para posar para el fotógrafo en el Museuo Egipcio de Barcelona, por el que transita visitando de nuevo una colección que nunca deja de sorprenderla, después de haber impartido una conferencia en el departamento de Historia del Arte de la Universitad de Barcelona.

Esta mujer, de cabellera tan pelirroja que rivalizaría con la del poderoso Ramsés II, que ha tenido sonadas diferencias con el mediático egiptólogo Zahi Hawass a cuenta de Nefertiti, ha escrito libros y estudios y participado en numerosos documentales de la BBC. Pero esta serie de ocho temporadas, recién presentada en el mercado internacional por Conecta Fiction y sobre la que Chica (Made in China) negocia con varias plataformas, es para ella "un reto". "Da una visión diferente de las típicas películas de Tutankamón, pirámides y momias. Trata de una dinastía de mujeres fuertes que están a la misma altura que los hombres. En el Antiguo Egipto la mujer tenía una posición casi igualitaria a la del varón. Deberíamos aprender mucho de ellos. Y se remonta a un periodo histórico oscuro y bastante desconocido".

Empieza, cuentan, con una provocativa carta de un rey que dice: "¡Acalla a los hipopótamos del lago!". Se refiere a sus mujeres? Pero el relato rescata su valía. La de Ahmose Nefertari, cuyo esposo Ahmose "escribía Ella es todo lo que yo soy, es decir, que sus títulos eran también de ella", y Ahhotep, líder en el campo de batalla. "Cuando se descubrió su cuerpo en el siglo XIX lucía en el cuello tres moscas de oro enormes [como la plateada que cuelga del de Fletcher]. Eran la mayor condecoración militar. Y estaba enterrada con dos hachas, dagas y brazaletes de tiro al arco dentro del sarcófago".

Tras más de una década de investigación financiada por Discovery Channel Fletcher lanzó en 2003 la hipótesis de que la momia de Nefertiti era una de las tres que se hallaron en una capilla de la tumba KV35 del Valle de los Reyes, la de Amenhotep II, en 1898, conocida como la Dama joven. Algunos colegas consideraron errónea la teoría, con especial virulencia, Hawass, entonces al frente del Consejo Supremo de Antigüedades egipcias. Este, el pasado enero decía que estaba seguro de que la famosa reina está en la zona occidental del Valle de los Reyes, y ahí anda él buscándola.

Ante esa afirmación Fletcher se encoge de hombros y evita hablar de sus encontronazos con Hawass. "La Dama joven es Nefertiti. Ahora muchos egiptólogos que antes no aceptaban mis teorías empiezan a reconocerlas. Cada uno puede sacar sus conclusiones. Las pruebas están ahí", afirma antes de recordarlas. "La momia tenía la edad y el sexo perfecto, las marcas de llevar la corona en la cabeza, el brazo en posición regia, tenía cerca una peluca de estilo nubio característica de Nefertiti. Las medidas de su cráneo, el perfil, el cuello, la frente y la nariz... la reconstrucción que hicimos se corresponde con el busto de Berlín. Las piezas de oro de sus pectorales son los mismos que llevaba Akenatón [su esposo] y penetraron en su cuerpo cuando atacaron de forma intencionada la momia ya embalsamada con un hacha y destruyeron su boca para impedir que su alma viajara al más allá". Ataques que cuadran con el énfasis con que la dinastía posterior, la XIX, enterró todo lo que encarnaba el matrimonio real hereje del periodo de Amarna, que instauró el culto monoteísta a Atón aboliendo el politeísmo tradicional. "Como no podían destruir un cuerpo real por completo, porque eso implicaba una maldición eterna, así anularon su magia y su poder".

Quienes lo hicieron, opina Fletcher, "no eran simples asaltantes de tumbas, sabían lo que hacían". "Eran tres momias del periodo de Amarna que, a diferencia de los otros cuerpos reales de la misma tumba, vendados e identificados, las habían dejado en otra habitación, sin vendas, desnudas, sin ataúd ni nombre, cosa que les condenaba a la nada para toda la eternidad".

Sobre la hipótesis de su colega Nicholas Reeves -"un gran egiptólogo"-, que en el año 2015 dijo que Nefertiti podía estar oculta tras la tumba de Tutankamón, algo que Hawass también desacreditó, Fletcher dice tener la mente abierta, pero recuerda que la ciencia no ha sido concluyente sobre la existencia de esas cámaras escondidas y no comparte su tesis de que Nefertiti fuera la madre del joven faraón. "Pero sí es interesante su teoría de que Tutankamón fuera enterrado junto a la tumba de su madre, que yo creo que es Kiya, una esposa menor de Akenatón".

Biógrafa de Cleopatra, Fletcher opina que su tumba está bajo las aguas de Alejandría, cerca del palacio real donde la enterraron. "Era extraordinaria, una brillante política, madre de cuatro hijos, una monarca absoluta, otra mujer que está al mismo nivel que los hombres y no a su sombra, como en la dinastía XVIII".

Taxista momificado

Muy activa, la egiptóloga ha trabajado en los últimos tiempos en la recreación de la voz de un sacerdote gracias a escáneres médicos de su momia y ha descubierto, junto con su marido, Stephen Buckley, que en la dinastía XVIII no se momificaba con natrón seco sino sumergiendo las momias en una disolución de agua y sal de natrón. La clave fue hallar "cristales dentro de la piel de las momias de la KV35 y para estudiarlo momificamos a un taxista inglés". Sí, Allan Billis, enfermo terminal de cáncer que dio su consentimiento al experimento y cuyo cuerpo hoy está siendo estudiado en el King's College de Londres para ver cómo se conserva en los próximos 20 o 30 años.

De vuelta a Inglaterra, Fletcher sabe que deberá pasar 15 días de cuarentena en casa. "No me importa. Aprovecharé para leer en mi biblioteca". Y quizá se recree imaginándose "viviendo en el palacio de Amenhotep III, aunque hubiera sido como sirvienta. Para mí fue el faráon más fabuloso y perfecto. Significó el cénit del arte, la cultura y el poder político de Egipto, el momento más dorado de esa civilización". Sí, era de la dinastía XVIII.