El descuido de las Humanidades es algo que se percibe "en el incierto rumbo" de la sociedad. Así lo considera el universitario Narés García Rivero, quien acaba de recibir el Premio Nacional Fin de Carrera del Ministerio de Universidades por su expediente académico en Español, Lengua y Literatura. Este tinerfeño nacido en Fasnia hace 26 años recibió hace unas dos semanas la notificación del Ministerio de Universidades de que había sido galardonado con el Premio Nacional Fin de Carrera, que tiene como objetivo distinguir la excelencia académica, en la categoría de Arte y Humanidades.

La noticia le causó "mucha felicidad y orgullo, porque tampoco lo esperaba", señala García Rivero en una entrevista concedida a Efe, pues además ya han pasado cuatro años desde que se graduó en Español: Lengua y Literatura por la Universidad de La Laguna (ULL), donde también fue Premio Extraordinario de fin de carrera y número uno de su promoción. En aquellos años también logró el premio Alumni al mejor expediente de 2016 en la Universidad de La Laguna, donde es doctorando con una beca de formación de profesor universitario del Ministerio de Educación. El objeto de su tesis es la influencia del occidente peninsular en el léxico del español de Canarias y también imparte clases prácticas de las asignaturas de Variedades del Español y Español Atlántico en el Grado de Lengua Española y Literatura del centro lagunero.

García Rivero, que asimismo ha realizado una estancia de investigación en la Universidad de Leipzig (Alemania), explica que le gustaría compatibilizar la docencia y la investigación en todo lo relacionado con la lexicografía y la sociolingüística, entre otros campos, y bromea con el hecho de que en la actualidad "parece arriesgado" dedicarse a la Filología. "Hoy en día todo está un poco orientado a la utilidad, a lo práctico, y mucha gente considera que las Humanidades no la tienen. Sin embargo, todo depende de en qué términos se mida el beneficio: en el terreno económico quizás no reporten tanto, pero en cuanto a los valores que se transmiten, son muy importantes", puntualiza.

El legado del pasado

Las Humanidades expresan el legado del pasado del ser humano y precisamente su descuido ha llevado a la sociedad actual, con un rumbo un poco incierto, continúa el investigador, quien cita como ejemplo "nada más hay que ver los disturbios de estos días". Al respecto, le parece preocupante que se fijen los planes educativos en función "de la popularidad de las asignaturas" y aunque sea importante conocer cuántos alumnos quieren cursar una determinada materia, prosigue, hay otras "que no deben ser negociables", como la Filosofía, el Latín y el Griego.

Todas estas materias son fundamentales, la base para quien quiera estudiar Humanidades, señala Narés García, quien recuerda no obstante que en sus clases de Griego en el IES Mencey Acaymo de Güímar eran apenas cuatro alumnos y no llegaban a una decena en las de Latín. Sin embargo, el recuerdo de estas enseñanzas es "maravilloso" y el doctorando anima a los estudiantes a elegir una carrera en función de sus gustos, de la materia con la que disfruten, pues "si tienes suerte vas a poder dedicarte a ella toda tu vida" y de lo contrario "puedes acabar amargado o no ser un buen profesional".

Preguntado por el elevado porcentaje de abandono escolar temprano en Canarias, indica que siempre en clase se percibe que hay alguien que no está disfrutando de la enseñanza y decide ir por otro camino pese a que, precisa, antes de abandonar hay que recapacitar en que para abrirse camino en la vida hay que tener al menos la formación básica. "El mercado laboral es muy competitivo y sin la formación básica los demás te van a superar y será imposible salir adelante", advierte Narés García Rivero, quien sobre su propio rendimiento académico explica que la clave es la planificación para no dejar todo el trabajo acumulado al final "que es cuando vienen los agobios".

"Hay tiempo para todo"

Lo primero es no obsesionarse con estar todo el día estudiando porque si uno se planifica bien, añade, hay tiempo para todo: para estar con los amigos, hacer deporte, jugar a los videojuegos, leer y estudiar, y en la Universidad el período de exámenes es el que requiere "un poco más de esfuerzo", y luego basta con las lecturas y llevar las clases al día. En cuanto a su futuro en la investigación filológica, señala que la lengua es como un organismo vivo que evoluciona, y no es igual ahora que hace cien años, por lo que hay aspectos que se pueden reelaborar y actualizar.