No es nuevo en el Festival Tensamba. ¿Qué recuerdos guarda de su primera participación?

Disfruté mucho junto a Vicent Huma a la guitarra, Borja Barrueta a la batería, y Mikel Irazoki al bajo. ¡Era una superbanda! No hemos hecho muchos conciertos con esta formación y, si no me equivoco, el concierto en el teatro de El Sauzal fue uno de los primeros con estos tres musicazos juntos. Presentaba mi cuarto disco, Aulanalua, y recuerdo que la acogida del público fue muy buena, que todos disfrutamos mucho en el escenario. En mi memoria también está el cariño y la ilusión de los organizadores de un festival que se consolidaría posteriormente como uno de los más importantes para la música brasileña. Ahora es una gran referencia y tengo muchísima ilusión por poder volver para disfrutar del cariño del público, especialmente importante en estos tiempos tan complicados que vivimos.

El público podrá descubrir su último trabajo, Con la mosca detrás de la oreja

Tengo muchas ganas de reanudar los conciertos de presentación de este disco. Muchos de ellos no se han podido hacer y tampoco pudimos volver a programarlos. Mi concierto en esta edición del Festival Tensamba tendrá en su repertorio algunas canciones de este trabajo, pero no será exactamente un concierto de presentación del disco. Tocaré canciones de otros discos y también alguna canción inédita.

Ha grabado este último trabajo junto a German Kucich. ¿Estará con usted en Tenerife?

Haré esta vez un concierto de guitarra y voz y estaré solo en escena. Me hubiera encantado poder participar con German pero no ha podido ser esta vez. Espero volver pronto a Tenerife, con mi amigo Kucich, para presentar Con la mosca detrás de la oreja de la manera que lo hemos concebido y grabado.

Kucich y usted parecen ser un dúo inseparable. ¿Aún les quedan facetas por descubrir el uno del otro?

German estuvo presente en momentos muy importantes y hemos compartido inquietud y curiosidad musical en los primeros años de mi vida en Madrid. La producción de mis dos primeros discos se llevó a cabo con su apoyo y empuje. Para mí fue muy importante saber que podía contar con él. Fueron momentos muy especiales en los que la ingenuidad e ilusión de mis primeros sueños de músico poco a poco se transformaban en realidad. Sobre todo en mi primer disco. Además, la producción de este primer trabajo me acercó a otros artistas muy importantes en mi vida, como Suso Saiz o Toninho Horta. Decidí buscar nuevas aventuras musicales en la producción de mi tercer disco, Stereo 13, y el tiempo pasó muy rápido desde entonces, hasta que hemos vuelto a encontrarnos casi 17 años después. Mientras tanto, grabé algunos discos en los que no entraba el piano, buscando nuevas sonoridades para mi música, hasta que el instrumento volvió a mi universo musical cuando empecé a colaborar con el pianista Steen Rasmussen en Dinamarca, hace nueve años. Desde que empecé a tocar y a grabar con Steen, el piano naturalmente ha vuelto a ser parte de mi universo tímbrico. Fue la colaboración con Rasmussen lo que propició que finalmente pudiera volver al piano y pudiera contar con Moisés Sánchez para la grabación de Trinta, publicado en 2017, o del actual Lo que no estaba escrito, junto a German Kucich. Me gusta pensar que nuestra ilusión, ingenuidad y curiosidad musical siguen intactas. Siempre hay mucho por descubrir. Es lo que nos mueve a los artistas.

Tras más de 30 años en España, ¿cómo ha variado su estilo o su forma de ver la música desde que salió de su país?

Creo que mi forma de sentir la canción ha cambiado. Mis referencias en Brasil no eran las grandes referencias de la canción, ni siquiera las referencias ya consagradas de la canción hecha en Brasil. Mis influencias venían de muchos palos, también desde fuera de mi país. Pero, sobre todo en mi fase adolescente, mi forma de ver la canción estaba muy determinada por la conexión con la parte musical de este formato. Esta forma de vivir la canción fue lo que me acercó al compositor Milton Nascimento, por ejemplo. Y, también, me acercó a muchos artistas del Clube da Esquina, más allá del hecho de que fueran mis paisanos, casi todos de Minas Gerais. Las canciones de Milton tenían algo especial desde el punto de vista musical. Algo único, que no tenían las canciones de otros compositores brasileños. Aquello me enganchaba y creo que aquella conexión adolescente con el lado estrictamente musical del cantautor marcó mi forma de componer y de ver la canción. Pero mi experiencia en España en el ámbito de la canción escrita en castellano fue lo que definitivamente me acercó al mundo de la canción propiamente dicha. Creo que solamente en España vine a entender lo que era una canción. Los textos empezaron a ejercer su atracción a medida que mi sensibilidad y apertura a este formato se iba cultivando. Para mí fue, y sigue siendo, muy importante esa mirada a la producción de los grandes autores de la canción brasileña después de haber descubierto y trabajado con autores españoles, después de que la poesía de las canciones, ya en castellano, empezara a inspirarme de verdad. Ha sido un privilegio haber trabajado y aprendido con Pedro Guerra, por ejemplo, entre otros grandísimos autores de canciones en este país.

¿Qué estilo o faceta le queda por explorar a Leo Minax?

Cuando llegué a España quería empezar a aprender flamenco pero, curiosamente, desde España me acerqué más y más a Brasil porque es un país muy extenso, con muchas y distintas expresiones musicales. Vi que no conocía mucho de su cultura musical y, poco a poco, empecé a explorarla y en ello estoy. También me hace mucha ilusión volver a estudiar armonía, volver a los estudios de improvisación, algo que me reconecta al lenguaje del jazz.

Poesía y música se unen en su propuesta. ¿Es la primera una reminiscencia de su pasado como periodista? ¿Echa en falta escribir más y actuar menos o está claro que esta es su auténtica vocación?

Mi interés por la poesía es algo tardío en mi formación. Empecé a leer poesía y a inspirarme realmente con los textos poéticos, cuando ya había salido de la universidad y estaba en España. Por este motivo fue y sigue siendo para mí muy importante mi vida aquí, el contacto con la canción de autor en el ámbito del castellano. Y por esto es tan importante esta mirada a la música brasileña desde fuera, desde la idiosincrasia de mi formación. Me considero aprendiz de poeta, y no escribo con regularidad. Sigo siendo más músico. La canción que destila poesía siempre es más bonita y también por este motivo me gusta contar con el talento de amigos, escritores y poetas, alumbrando mis canciones. Creo que el Leo Minax poeta es más poeta cuando deja hablar a otros poetas.

Jorge Drexler, Ximena Sariñana o Ana Belén son algunos de los que han interpretado su música. ¿Sueña con algún nombre más que añadir a esa lista?

Siempre es un placer escuchar las canciones interpretadas por otros autores. Me asombra y me encanta esa propiedad que atesoran las canciones por la que una obra que surge desde motivaciones y procesos de creación muy personales pueda generar lecturas e interpretaciones desde otros universos sensibles. Además, en mi caso, la mayoría de las canciones suelen envolver procesos generosos de intercambio de voces desde su composición, casi siempre compartida, en su génesis. Mi disco más reciente, Con la mosca detrás de la oreja, es muy importante por haber retomado la composición con dos amigos de la adolescencia, Marcelo Sarkis y Antônio Loures. Y también por haber incluido una canción compuesta a partir de un maravilloso poema del brasileño Ricardo Aleixo, dedicado a Milton Nascimento. Estas, entre otras voces no menos importantes, son las que se implican en el primer momento de creación de las obras y también hacen más ricas las canciones.

Tras toda una vida de girar por los escenarios de todo el mundo, ¿cómo vive la situación actual de la cultura?

La situación es muy complicada para todos. Muchos conciertos han sido suspendidos y no sabemos exactamente qué va a pasar. Espero que podamos volver a los escenarios con normalidad y que el público vuelva a sentirse seguro a la hora de compartir las salas, teatros y auditorios. Solamente ahora, después de muchos meses, empiezo a componer otra vez. Con muchas ganas y nuevos proyectos.