El Festival Internacional Clownbaret (FIC) vive el fin de semana grande de su programación. Pese a las limitaciones sanitarias, ha desplegado más de una decena de espectáculos por distintos recintos culturales y espacios de Santa Cruz y La Laguna.

El certamen ha sabido aguantar el tipo, quizás porque es una de esas propuestas acostumbradas a luchar año tras año por mantener la guardia. A punto de celebrar sus primeros quince años de vida, este 2020 pasará a la historia del FIC como aquel año en el que los geles hidroalcohólicos y las mascarillas se colaron en sus escenarios para sujetar las narices rojas de los payasos. Esas mismas mascarillas perdieron ayer su batalla contra las sonrisas. Puede que no se vean como antes pero los artistas recibieron alto y claro el sonido de las carcajadas del público y agradecieron el calor entregado en forma de aplausos.

FIC ha demostrado su potencial manteniendo su agenda por varias de las islas. Gran Canaria, La Palma y La Gomera han acogido, de nuevo, parte de su programa. Pero si hay una prueba que el festival ha superado con creces es la de la capear con los imprevistos. Sus organizadores -capitaneados por el director, Brian Rodríguez- han batallado hasta última hora con cambios en el cartel a consecuencia de la crisis sanitaria y las restricciones en los traslados. Y lo lograron. El nivel ha sido excelente y el éxito de la propuesta quedó patente ayer en espacios como el patio del Museo de Naturaleza y Arqueología, MUNA, y la Recova capitalina.

El FIC es un certamen eminentemente callejero. Si se piensa en Clownbaret, rápidamente llega a la mente del tinerfeño las habituales y populares funciones en la Plaza del Príncipe. Eso ha tenido que cambiar este año ante la necesidad de limitar los aforos. Como contrapartida, las representaciones se han convertido en algo aún más íntimo, más personal y cercano.

Entre las actuaciones que se sucedieron durante la jornada destacó la de la madrileña Mireia Miracle con su propuesta Rojo. Actriz, bailarina y clown, hace ya más de un año que crea, produce y dirige sus propios espectáculos, además de impartir talleres y asesorar a otros compañeros del mundillo. La mañana santacrucera consiguió cambiar de color gracias a su espectáculo, que fue seguido mayoritariamente por un público familiar que se entregó más que nunca para conseguir que la artista se sintiera respaldada.

Rojo es una pieza especial. Rojo fue también su vestuario y el atrezzo que acompañó a Miracle sobre las tablas. El personaje protagonista consiguió granjearse rápidamente el cariño del público en la capital tinerfeña. La actriz apareció mágicamente sobre el escenario como si fuera una especie de muñeca de trapo capaz de doblarse hasta el infinito y dispuesta a contar una historia cargada de simbolismo y mensajes. Las fronteras son parte de su discurso y Mireia Miracle consiguió que el público se implicara en su búsqueda de puertas, de un hogar y hasta de un amor. Todo empezó cuando salió trabajosamente de una maleta.

Fue curioso contemplar la forma en la que las medidas sanitarias se incorporaron con naturalidad a las propuestas culturales de FIC. En Rojo, por ejemplo, el público siguió participando activamente, aunque las escenas de amor haya que interpretarlas ahora a dos metros de distancia y Mireia Miracle ya no pueda bailar con su pretendiente.

En la pieza, el tierno personaje que interpreta quiere emprender un viaje. Por eso arrastra sus maletas, dispuesta a vivir nuevas aventuras. Pero hay una absurda red que se lo impide. Esa reja de cuerdas trenzadas es igual de absurda que las alambradas que trazan líneas imaginarias entre países, entre el norte y el sur. Pero en este caso el final sí fue feliz. Y lo fue porque la payasa consiguió que el público se convirtiera en su familia y colaborara con ella hasta que pudo izar su bandera blanca.

Hay pocas cosas tan emotivas como el arte de un payaso, capaz de expresarse solo con gestos, sonidos y miradas. Al concluir, la artista madrileña quiso compartir unas palabras de agradecimiento con los asistentes. "Quiero dar las gracias al FIC por haberme traído y por seguir apostando por nosotros en estos momentos tan difíciles. Pero, sobre todo, muchas gracias al público. Pese a las distancias y las mascarillas está aquí y continúa sosteniendo a la cultura", explicó al terminar su presentación.

Las técnicas de un mimo

La ciudad, vacía pese a ser sábado por la mañana, escondía ayer varias sorpresas gracias al FIC. No solo fue el MUNA el escenario escogido. En antigua Recova, junto al Teatro Guimerá, otro espacio sirvió de sede para las sonrisas y permitió que los asistentes se olvidaran, al menos por un momento, de las cifras de contagios y de las restricciones. Allí, Ricky el profe sor de tenis hizo las veces de presentador para Clownbaret y para Elastic y su The Gag Man. Este último demostró también su capacidad para acoplar su espectáculo a las circunstancias. Obligó a cada uno de los voluntarios que reclamó sobre el escenario -grandes y pequeños- a lavarse las manos con gel hidroalcohólico antes y después de su participación.

Elastic es Stéphane Deivaux, un belga que se puso primero en las manos de la famosa payasa Ana Fratellini y que poco a poco comenzó a desarrollar una carrera en solitario que le ha llevado a formar parte del Circo del Sol. The Gag Man es un despliegue de habilidades: desde la capacidad de empatizar con el público a las tretas puramente físicas. Malabares, equilibrios e improvisación combinan a la perfección en esta pieza.

Por la tarde, el Teatro Guimerá acogió otra de las citas más esperadas de la edición, la función única del Cabaret Payasos sin fronteras, presentado por Abubukaka, que llena recintos allá por donde va. Varias de las compañías protagonistas del FIC 2020 participaron en la velada. Hoy se despedirá otra de las actividades paralelas del festival, el Cine FIC. Lo hará en TEA con la proyección del documental Grock. Luces y sombras del mejor payaso del mundo, dirigida por Alex Maurin y Fabiano D'Amato. Será a partir de las 17:00 horas con entrada gratuita previa retirada de invitaciones en la taquilla o en la web del museo.

En todos los espectáculos incluidos en la programación del FIC 2020 se han aplicado los protocolos sanitarios en vigor, tanto en los espacios cerrados como en los abiertos. Además de las medidas de distanciamiento social, el uso de mascarilla ha sido obligatorio en todo momento. También se dispuso gel hidroalcohólico y se tomó la temperatura corporal a todos los asistentes antes de entrar a los recintos. Estas medidas se combinaron con otras como la desinfección de las zonas comunes y la reducción de todos los aforos.