Los caminos del pintor Manolo Millares (Las Palmas de Gran Canaria, 1926-Madrid, 1972) y del poeta, editor y también artista plástico Manuel Padorno (Santa Cruz de Tenerife, 1933-Madrid, 2002), vuelven a cruzarse. Una selección de obra del que fuera cofundador del grupo El Paso (1957), y del autor de Oí crecer a las palomas (1957) e impulsor del sello Taller Ediciones JB (1972), se presenta en la exposición A la sombra del mar -título del libro que publicó en 1963- en la galería Leandro Navarro, en Madrid, que permanecerá abierta al público hasta el 30 de octubre.

Millares-Padorno: A la sombra del mar, es un diálogo plástico de la obra de dos artistas a través de piezas que evidencian una conexión, donde la palabra y la pintura fueron herramientas comunes.

Millares y Padorno trabaron en 1953 una amistad que los convertiría en compañeros de viaje en la travesía de dos artistas que buscaban un lenguaje propio. De un lado, Manolo Millares, "un gran pintor que muy a menudo necesitó de la escritura para precisar sus ideas", tal como razona el crítico, comisario y museólogo Juan Manuel Bonet, en el texto del catálogo de la exposición; y de otro, Manuel Padorno, "un gran poeta que durante mucho tiempo publicó en orden muy disperso, y que a medida que avanzó en el proceso creador, necesitó más y más expresarse, además de mediante palabras, mediante la pintura, arte sobre el cual escribió mucho", señala el especialista.

Selección

Bonet es el autor del texto de un catálogo -que incluye además otro del periodista y escritor Juan Cruz con el título de Dos cabalgan juntos, que reproducimos en la siguente página- y ha participado en el comisariado y en la selección de las obras. Un comisariado que comparte con Patricia Padorno, hija del poeta, que igualmente participó en la selección de las piezas junto al galerista Iñigo Navarro y Daniel Ibarzabal, pareja de Patricia.

"La idea partió de mi marido Daniel, que quería hacer una exposición con obra de los dos. Se puso en contacto con Elvireta Escobio -viuda de Manolo Millares- y le planteó el proyecto", explicaba Patricia Padorno.

De Padorno se han seleccionado nueve lienzos y tres dibujos, con obra sobre papel de la serie Machangos y Monigotes; y lienzos de la serie Nómada Urbano. Entre ellos dos arpilleras en las que homenajea a Millares. Todo alrededor del concepto de "nómada urbano" , entre la pintura y la arquitectura metropolitana que fundamentó la reflexión plástica de Padorno.

A estas se unen tres arpilleras de Millares, y tres papeles. Entre ellos, Cuadro 113 (1960), Antropofauna-paloma (1971), Adán (1968), Cuadro 18 (1957), y varias piezas sin título fechadas entre 1960 y 1969.

"Queríamos hacer una exposición en Madrid, y estaba rondando la idea de que la obra de Padorno volviese a las galerías", detalla Daniel Ibarzabal. Y es que Padorno "se salío hace más de 30 años del circuito madrileño y también canario, y tenía que ser una galería que trabajara esa época de finales del siglo XX, que tuviera relación con los artistas de El Paso, y una de esas galerías era Leandro Navarro".

A Manuel Padorno "se le conoce más su obra poética y los homenajes que le hizo a Millares, razona Daniel Ibarzabal, "pero también es importante la obra pictórica propia como homenaje a Millares, y se buscó que dialogara de la mejor manera, hemos ido a los colores blanco y negro, y a los homenajes".

Un ejemplo de la colaboración entre ambos es la carpeta Torquemada, que editó la galerista Juana Mordó en 1970, con seis serigrafías de Millares, y el poema de Padorno que le daba título.

El proyecto de una exposición personal fue creciendo y según relata Ibarzabal, "pensamos que iba a tener más fuerza si le acompañaba uno de sus grandes amigos con los que vino a la Península, y surgió la idea de Millares. Lo hablé con Patricia y Josefina Betancor -la viuda de Padorno- y dieron su aprobación, se lo planteamos a Elvireta Escobio y nos dijo que si".

En su opinión, "juntarles después de tantos años puede parecer natural, pero extraña a quien desconoce esta relación". Todo ello teniendo en cuenta que "Millares es uno de los grandes que se ha revalorizado, y que tiene demanda mundial, al nivel de Tapies, Saura o Chillida, y es un placer que su obra se exhiba en una galería, y en diálogo con la obra de Padorno".