El 30 de septiembre de 2009 falleció Rafael Arozarena (Santa Cruz de Tenerife, 4 de abril de 1923), uno de los más grandes autores de las letras canarias. Fue en el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, tenía 86 años y dejaba huérfano a su otra mitad vital y literaria, Isaac de Vega, que se convirtió en el último superviviente (hasta su muerte en 2014) del movimiento fetasiano.

Ayer se cumplieron once años de ese día pero su obra sigue vigente. Mararía es sin duda un clásico. Publicada en 1973 e inspirada en Femés -uno de los pueblos más hermosos y misteriosos de Lanzarote- sigue siendo de lectura obligada para los estudiantes de toda Canarias. Arozarena permanece vivo en las páginas de sus libros y dejó además como legado ese apasionado gusto por la vida que los que le conocieron custodian con cariño. Fue también poeta, periodista y pintor. "Rafael Arozarena fue un tipo genial, un personaje. Creó un mundo en el que habitaban su imaginación y su persona como una misma cosa", escribió el mismo día de su fallecimiento el escritor y también periodista tinerfeño Juan Cruz Ruiz.

Su producción literaria está considerada como una de las más importantes de la segunda mitad del siglo XX en Canarias y ha sido traducida al alemán, el rumano el italiano, entre otros. En 1988 fue reconocido con el Premio Canarias de Literatura y en 2000 ingresó en la Academia Canaria de La Lengua.

El origen

En la década de los años 50 del pasado siglo, Arozarena acompañó a su fiel amigo Isaac de Vega en la búsqueda de nuevos caminos literarios. Una senda que -señaló Juan José Delgado en la introducción de la edición de Fetasa que CajaCanarias publicó en 2006- "no supusiera caer bajo las influencias de autores y de obras que seguían de manera general los trillados esquemas del realismo". De ese impulso y sus conversaciones nació el grupo fetasiano. Fetasa fue precisamente la palabra que inventó el poeta Arozarena para definirse y, según contó Delgado, fue por sugerencia suya que su amigo Isaac de Vega la usó para titular su novela más emblemática. A este grupo literario se incorporarían después Antonio Bermejo y José Antonio Padrón.

Luis Alemany, otro insigne Premio Canarias de Literatura, también intentó dar respuesta a la pregunta que muchos se siguen formulando y que ni siquiera Arozarena y De Vega se molestaron en aclarar del todo: ¿qué es el fetasianismo?. La explicación de Alemany, recogida también en el prólogo que firmó Delgado para la reedición de Fetasa, apareció en un artículo para la revista Cuadernos Hispanoamericanos: "Es una especie de filosofía vital a la que se dice adscrito Isaac de Vega en compañía de su inseparable amigo Rafael Arozarena, y de cuya esencia se nos han comunicado escasísimas noticias".

Entre las obras más celebradas de Arozarena se encuentra también Cerveza de grano rojo. Publicó además diversos cuentos y relatos para niños y la novela juvenil La garza y la violeta. Poco antes de su fallecimiento, en diciembre de 2008, lanzó la que sería su última obra en vida: Los ciegos de la media luna. Casi diez años después de su muerte, saldría por fin a la luz su obra póstuma: El señor de las Faldas Verdes.