Yamandu Costa (Passo Fundo, 1980) habla en esta entrevista de sus recuerdos en Tenerife y de la versatilidad de la guitarra de siete cuerdas, con la que se presenta esta noche en el Espacio La Granja.

¿Qué recuerdos tiene de sus anteriores visitas a Tenerife?.

Tengo muy buenos recuerdos de Tenerife. He estado cuatro veces, actuando de diferentes maneras, actuando sólo y con formación de trío. Estoy muy feliz de volver y compartir con un pueblo tan cariñoso en una isla tan bella.

¿Qué ofrecerá en su actuación de esta noche en el Festival Tensamba?

Cuando actúo en solitario, como en esta ocasión, mi repertorio está basado en su gran mayoría en composiciones propias. Yo soy del sur de Brasil y por lo tanto también tocaré la música brasileña, pero como me gustan muchos estilos de música latinoamericana, voy a mostrar también estas influencias que tengo de diferentes países.

¿Cuál considera que es el estado de salud actual de la música brasileña?.

La música brasileña es muy grande. Cada región tiene su propia manera de expresarse. Creo que pasamos por un momento muy interesante, con muchos músicos jóvenes componiendo y muchas personas interesadas en lenguajes más tradicionales. Hay mucho movimiento bueno que se está cocinando ahora en Brasil.

¿Cómo vive estos meses de pandemia, cómo ha afectado esta situación de crisis a su carrera artística?

Todo esto es algo extraordinario. Como músicos fuimos los primeros en sufrir las consecuencias, con cancelaciones masivas. Seguimos aún con muchas dudas e incertidumbre de lo que pasará en un futuro cercano. Ahora compongo y trabajo mucho digitalmente para poder llegar a donde los viajes ahora no lo permiten. En estas condiciones, poder actuar en Tenerife es muy importante.

¿Qué aporta la guitarra de siete cuerdas a su sonido?

Es un instrumento muy interesante. Nació en Rusia y después, a través de los músicos gitanos, fue a parar a Brasil, donde se convirtió en un instrumento muy importante dentro de los conjuntos de nuestra música tradicional. En los años ochenta, tuvimos un gran guitarrista, Rafael Rabello, que empezó a tocarla de manera solista. Mi intención es la prolongar y mostrar este instrumento al mundo, con su cuerda grave de más que abre una paleta enorme de ?colores que ofrece muchas posibilidades.

¿Cómo es el proceso de composición de sus canciones?

Se hacen de manera informal. Yo no tengo una formación académica, soy un músico popular de formación oral. Cuando se compone, uno hace una música que le gustaría escuchar. Entonces es un proceso que no tiene fin. Mis composiciones tienen esta intención: poder mostrar mis influencias de Latinoamérica.

¿Cómo es para usted un concierto perfecto?

Es muy difícil de lograr. Digamos que la perfección no es un tema importante para el lenguaje de la música. Depende de muchas cosas: del clima, del duende que el músico tenga ese día, de su espíritu, de su humor, de la conexión con el público y del sonido. Nunca hay certezas sobre estos aspectos, cuando siempre hay ganas de dar lo mejor. Hay días que todo camina junto, como si fuera algo mágico. Cuando esto ocurre, todo queda más cerca de un lindo concierto..