El actual panorama cinematográfico se sitúa en consonancia con el fatídico año 2020. Con numerosos estrenos postergados hasta la temporada navideña o directamente suspendidos sin fecha prevista de proyección, la cartelera se nutre de reestrenos antiguos y de cintas a las que no se dio cabida en su momento. La incertidumbre y el miedo a no recuperar las inversiones multimillonarias de los proyectos por la imposibilidad de que el público acuda masivamente a las salas hace que se torne cada vez más difícil escribir una crítica semanal de opinión. Ante esta tesitura, una de las alternativas consiste en recurrir a las plataformas digitales, donde, a mi juicio, se acentúa aún más si cabe la tendencia de las productoras a ofrecer largometrajes como si fueran piezas idénticas de una cadena de montaje y en su mayoría se trata de propuestas cinematográficas bastante mediocres.

En esta ocasión es Manhattan sin salida, film del año 2019, el que puede verse en Amazon Prime. Tras su visionado se me ocurrió darle como título El cine, sin salida, ya que refleja perfectamente esta situación que ahora mismo padece el Séptimo Arte y que merece superar cuanto antes. Supone el debut en la gran pantalla del irlandés Brian Kirk, sin embargo con un bagaje muy considerable en series de televisión como Juego de tronos o Los Tudor. Más allá de una mera corrección técnica, nada aporta de original, artístico o creativo, calcando un sinfín de propuestas de acción basada en la corrupción policial y recordando casi en cada plano a cientos de títulos de temática similar, interpretaciones incluidas.

Cuenta la historia de un policía de Nueva York a quien encargan la investigación del asesinato de varios de sus compañeros. Durante la búsqueda a contrarreloj de los responsables (lo que requiere el cierre por vez primera de todos los puentes de acceso al barrio neoyorkino de Manhattan), el detective descubrirá una conspiración en cuyo trasfondo deberá discernir entre aquellos a los que tiene que cazar y aquellos que están tratando de cazarle a él, constatando finalmente que los verdaderos responsables se encuentran a su lado.

Las escenas de tiroteos con decenas de coches de policía agujereados por las balas, la facilidad con la que los agentes de la ley caen en los enfrentamientos mientras los delincuentes consiguen milagrosamente esquivar los disparos que les dirigen desde tierra y aire, las persecuciones por las calles, incluso el discurso moralista establecido entre el "poli" bueno y el "poli" malo, constituyen un plagio de otras ofertas ya presenciadas en infinidad de ocasiones. Siendo muy generoso, podría calificarla de copia disfrazada. Absolutamente convencional y sin salirse un milímetro de lo esperado, la intriga queda anulada por una patente falta de creatividad.

Formando parte del elenco figuran los actores Chadwick Boseman (Black Panther), Sienna Miller (El francotirador, Z, la ciudad perdida) y el gran J. K. Simmons -ganador del Oscar por la fantástica Whiplash e intérprete de excelentes títulos como La, La Land y Las normas de la casa de la sidra, y que cuenta con un extenso currículum en el que destacan la saga de Spiderman o Juno-. Les acompañan Stephan James (El blues de Beale Street, El héroe de Berlín) y Taylor Kitsch (X-Men orígenes: Lobezno).