Armados con mono, mascarilla y botas, Ventura Alemán, Raúl Santana y Felipe Suárez se han afanado desde hace una semana en conseguir que Lorea, la obra del artista Ricardo Ugarte (Pasajes de San Pedro, Guipúzcoa, 6 de agosto de 1942), vuelva a florecer.

Esta pieza, ubicada desde 1973 -fecha de aquella mítica I Exposición de Esculturas en la Calle- en la Rambla de Santa Cruz, en la intersección con la calle Numancia, está formada por un apilamiento de cubos metálicos de hierro, un cuarto de ellos cercenados y pintados de un rojo bermellón, un rojo anaranjado, expresión creativa que el autor ha bautizado con el nombre de rectangulismo.

Encaramado al andamio que marca la altura de los 5 metros de la fenomenal escultura, Ventura Alemán sostiene que la obra "está muy bien hecha, con paredes gruesas y además dispone de un buen fondo". Como es lógico, cada cierto tiempo se necesita intervenir en estas piezas, porque con el paso de los años y la agresividad de los agentes externos (polución de vehículos, intervención humana, fenómenos atmosféricos), se van deteriorando y se hace preciso pintarlas y remozarlas.

"La gente suele arañarlas y pintarrajearlas, aunque precisamente ésta es una de las que más se respetan" del conjunto que adorna y embellece el corazón de la ciudad, elementos que se han integrado en el imaginario de Santa Cruz ya desde la década de los setenta del pasado siglo.

En cuanto a la peana, el responsable de la empresa Esculturas Bronzo explica que se encuentra en buen estado de conservación, pero que no obstante siempre se hace necesario realizar "un tratamiento hidrofugante, a base de agua, que es habitual en bloques de hormigón o piedra".

El tratamiento del óxido en los cubos de hierro lo considera Ventura Alemán un trabajo de chapista. "Hay que darle un pasivador, imprimación en dispersión acuosa, y un antioxidante especial a base de sulfato de zinc, a continuación un fondo y pintura con pistola", precisamente la fase que estaba realizando en la mañana de ayer. "Lo ideal es que, como Ugarte todavía está vivo, nos ha dado la referencia exacta de ese color bermellón característico de la escultura original". La fidelidad es uno de los valores de este trabajo.

Mientras desarrolla su trabajo, este escultor reflexiona: "No sé por qué la Facultad de Bellas Artes no se implanta una disciplina, una especialidad de restauración, con la cantidad de obra patrimonial que existe". Y abunda en la idea: "Un escultor sabe lo que es significante y lo que; tenemos idea de lo que representan las esculturas y hasta dónde hay que respetarlas, preservar siempre su integridad".

Entre 1973 y 1974, Santa Cruz de Tenerife se convirtió en la capital escultórica del mundo gracias a la I Exposición Internacional de Escultura en la Calle. Un total de 43 artistas de la talla de Joan Miró, Henry Moore, Óscar Domínguez o Martín Chirino participaron con alguna pieza en esta muestra que, desde entonces, se ha impuesto como una de las mejores exposiciones de arte abstracto, conformada por obras de gran formato de todo el mundo. Aquella cita estuvo organizada por la Demarcación de Tenerife, La Gomera y El Hierro del Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias que ya trabaja para inaugurar una tercera edición de esta muestra.

El pasado mes de noviembre, el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Tenerife, la Gomera y el Hierro, Argeo Semán, recordaba el éxito internacional de aquella apuesta cultural y adelantaba que la institución estaba trabajando para inaugurar una tercera edición a lo largo de los próximos cuatro años. No obstante, recordaba la necesidad de que otras administraciones como el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, el Cabildo y patrocinadores privados se unieran a este proyecto.

"Lo más difícil fue organizar aquella primera exposición porque muchos la consideraron una acción temeraria. Su éxito y repercusión nos facilita ahora el trabajo para este nuevo proyecto", subrayó Argeo Semán entonces, quien añade que lo más complicado será ahora buscar la complicidad de otras administraciones para "lograr poner en marcha un proyecto importante". Y es que, a pesar de que la lista aún no está cerrada, el Colegio de Arquitectos ya tiene propuestas sobre las obras escultóricas para esta tercera exposición internacional.

"Ya hemos lanzado algunas ideas y los posibles colaboradores están encantados", decía Semán entonces. Contaban con la posibilidad de colocar al menos unas tres esculturas en las calles de la capital tinerfeña, así como de reparar otras, de manera que ante esta tesitura el Colegio de Arquitectos decidió apostar por ampliar esta posibilidad.

Lo cierto es que la pandemia del Covid-19 ha venido a alterar el pulso normal de los acontecimientos. Todo está en el aire.