Anaga es sinónimo de diversidad y riqueza; es antigüedad y pausada evolución, un fenómeno que destila conciencia por la vida y también un firme deseo de supervivencia. De ese patrimonio natural, que es raíz canaria, surge el sello musical Anaga Classics (AC), como los cuatro movimientos de una sinfonía: clásica, contemporánea, alternativa y multimedia, más la coda de las bandas sonoras.

Este endemismo es una plataforma de edición y distribución digital, fruto del trabajo de tres profesionales que han decidido compartir vías de difusión con otros artistas que, como ellos, buscan resultados óptimos para su creatividad. El eje principal descansa en la música clásica, pero también abraza la contemporánea, trabajos más experimentales, dentro del segmento alternativo, y contenidos multimedia, lo que abre la puerta a creadores del sector de la imagen, el video y el cine, generando una convivencia entre artistas de distintas áreas. El objetivo no es otro que consolidar un sello donde lo que prime sea el artista y su obra, y que permita la correcta difusión de productos culturales profesionales, pero sin olvidar a las futuras promesas.

Entienden que un sello discográfico debe ser un complemento al trabajo y no un fin empresarial, por ello su filosofía postula la idea de que los artistas deben ser los propietarios del cien por cien de sus trabajos: el copyright es del artista, la obra, la grabación es del artista, no de ninguna editorial musical. "En Anaga todos somos artistas y hemos sufrido los embates de la industria discográfica y el maltrato que han soportado los músicos", subraya Rodrigo Cornejo, creador digital. De ahí su declaración de principios: el copyright debe ser propiedad de los músicos, de los artistas. La tierra para quien la trabaja y la música para quien la hace. Pero los copy son de los sellos discográficos. "No concebimos que una compañía discográfica gane más dinero que el artista, que es quien pone el talento". Y sentencia: "Las industrias discográficas son un caldo de cultivo para tiburones".

Anaga Classics es una denominación de origen que se siembra y crece sin prisas ni ambiciones económicas inmediatas. "Este proyecto es un cadáver exquisito", entendido como una obra artística conjunta que ha surgido de manera espontánea, "y con la que a cada paso estamos viviendo nuevas situaciones", sostiene Rodrigo Cornejo, para quien la música clásica siempre fue un referente, razón que ha conformando su espíritu de melómano. Hace un año pensó que ya había desarrollado lo mejor de sí mismo como profesional y ahora, frente a esta iniciativa, reflexiona y asegura estar viviendo un renacimiento.

La inspiración los ha cogido trabajando y el proyecto, armado de pequeños detalles -con mimo y cuidado-, enamora y cautiva, si se quiere hasta con tonos románticos. "La ilusión es inmensa", dice Rodrigo. Y todo se entona bajo el paraguas de Internet. "Empezamos con lo que ya teníamos: dos sonatas, una de Brahms y otra de Beethoven, y lo más reciente, protagonizado por Carmen Acosta (soprano coloratura) y Miguel Ángel Dionis (pianista)", describe.

La realidad es que los músicos se enfrentan al problema de lo caro que les supone sacar un disco en formato físico, pero grabado, no. "Por eso estamos empeñados en dar salida a las grabaciones que permanecían silenciadas en las gavetas, perdidas de la mano de Dios. Y eso, sonando ahora por todos los canales digitales, puede llegar a costar 100 euros...". Sin duda se trata de una vía alternativa para que los músicos y creadores puedan mostrar su trabajo, una ventana abierta. "Basamos nuestra relación con la gente en la confianza y en la honestidad, también en el placer", y echan una mano además en ordenar la oferta de cada uno de ellos en sus canales, en sus páginas web y perfiles: peinarlos y perfumarlos. Una puerta de acceso a ofertas de trabajo.

El segmento en el que se mueven funciona desde hace nada menos que 500 años y con dinero público. Ya monarcas y nobles contrataban a sus músicos de cámara. A propósito, Cornejo recuerda que "la mayor inversión cultural que realiza el Gobierno de Canarias se orienta, precisamente, a la música clásica con el Festival Internacional de Música de Canarias (FIMC)". Pero se muestra profundamente crítico. "No se puede pretender que todas las políticas culturales dependan de las subvenciones del Gobierno". Y considera que se están alcanzando niveles preocupantes. "Las compañías de teatro no montaban obras con la intención de llevar gente a las salas, representaban con el propósito de vender al Gobierno". Si se desarrollan políticas a espaldas del público, "no tendremos ingresos externos y sin estas aportaciones el futuro es incierto".

El mundo audiovisual

El streaming es una pieza fundamental y ha llegado para quedarse. El mundo audiovisual se concibe como un espectáculo donde los músicos exhiben también sus trabajos de manera plástica, "de ahí con el uso de cámaras de 360º en los escenarios que ofrecen perspectivas y planos desconocidos para quien desde su casa quiera disfrutar una audición", explica Cornejo. También se han puesto manos a la obra para abrir una tienda en la plataforma de pago, "de manera que aquellas personas que cuentan con trabajos metidos en las gavetas puedan ofrecerlos para que así estén a disposición del público".