Tuvo que ser un virus el que descubriera la agónica situación que viven los artistas y trabajadores de la cultura en nuestro país. La pandemia global parece habernos sacudido de un letargo secular, de esa concepción del hecho cultural como simple entretenimiento y la consideración de sus protagonistas como grupos de titiriteros, comediantes y gentes de baja estofa y condición; ociosos y volátiles en el gasto; licenciosos y trágicómicos en sus vidas y, sobre todo, de ideas peligrosas y revolucionarias. Hasta improductivos, se llega a decir, aunque el sector aporte el 3,8% del PIB nacional y sostenga un tejido con nombre propio, de personas y familias, empresas, colectivos y asociaciones de las que una sociedad no puede prescindir si quiere construir su futuro.

Algunas primeras voces de La Laguna ofrecen a coro sus impresiones sobre la declaración institucional de la cultura como bien de primera necesidad y su consideración como sector estratégico.

Celso Albelo (tenor). Para este divo supone un "orgullo especial" que la ciudad de la que es Hijo Predilecto haya declarado la cultura bien de primera necesidad. Y pone la nota en que se trata de un acuerdo institucional asumido por todas las fuerzas políticas, "lo que deja claro que la declaración no solo queda en palabras, sino que se refrenda en actos y acciones que, en definitiva, es lo que necesitan la ciudadanía, los artistas, el sector en su conjunto, y San Cristóbal de La Laguna en su totalidad". El tenor espera que cunda el ejemplo: "ese es el camino y estas iniciativas son las que verdaderamente marcan la diferencia".

Jorge de León (tenor). Otro de nuestros divos, también lagunero, se siente orgulloso por lo que considera "un importante paso en la toma de conciencia, de compromiso y sensibilidad". Recuerda que el primer ayuntamiento en Canarias que asumió la iniciativa fue el de Adeje y le siguió La Laguna. "Han entendido que la sociedad necesita de la cultura como la cultura precisa de la sociedad". Y De León frasea: "Hay que entender que la cultura es una industria y no solo un entretenimiento, marcará la identidad de cada lugar y generará beneficios en todos los sectores". Su deseo es que no quede en una iniciativa más, en una partitura sorda, "sino que el país tome una implicación real y el conjunto de la sociedad pueda beneficiarse de la cultura".

Miguel Manescau (Mousiké). Este músico impenitente, siempre con su guitarra a cuestas, santo y seña del proyecto Mousiké. asegura que reciben la buena nueva "con muchísima alegría y esperamos que sea más contagiosa que el virus". Para Manescau, la realidad es que en este país bien por "tradición" o por "comodidad" nunca se ha dado a la cultura el valor ni la importancia que merece.

"Obviamente aplaudimos el gesto del Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna" y esperan que se contagie "por todo el Archipiélago y el resto del territorio nacional". A su juicio, el primer compás lo debe marcar la inclusión de los distintos colectivos que representan al sector "en las mesas de debate y trabajo, para la reconstrucción de un sector que, a día de hoy, continua no tocado, sino noqueado, ante la imposibilidad de reanudar la actividad con una mínima normalidad". Por lo tanto, esperan de corazón, también con fe, que la declaración sea "el principio de un movimiento transversal donde se nos escuche y se nos tenga en cuenta para poder trabajar en la misma dirección y dignificar la profesión como realmente se merece".

Yolanda Cordobés (Espacio Canarias-México). Esta agitadora cultural ha venido impulsando, desde el Espacio Canarias-México, varios encuentros entre agentes culturales y políticos desde un espíritu colaborativo. "La idea no es otra que trabajar en común, dando apoyo y difusión a las diferentes iniciativas, creando circuitos internos". En este sentido, considera que "todo lo que sea sumar hay que considerarlo positivo,", al tiempo que sostiene que "La Laguna ya es considerada de facto la capital cultural de Canarias". Eso sí, subraya que "los buenos propósitos que lleva aparejada esta declaración deben plasmarse sobre el papel" y a propósito estima que "sería interesante la implicación de empresas que viven transversalmente de la actividad cultural, como restaurantes, comercios, diseñadores, etc. Como colofón señala que se debe establecer de forma meridianamente "dónde irán destinadas las partidas presupuestarias: una batería de medidas para el fomento y la mejora, también por vía telemática. diseñar mesas de trabajo y potenciar la cultura local".

Javier Jiménez (Folelé). En su papel de productor destaca que declaraciones así "son siempre bienvenidas, en tanto en cuanto estén bien sustentadas y sean consecuentes". No obstante, señala que "cualquier iniciativa cultural debe contar con un respaldo transversal, que no se circunscriba únicamente al área de Cultura". Vislumbra un escenario que queda supeditado al día a día. "De momento no hay un programa ni una ruta definida" y sanciona la presencia de "ciertos lobbies que se están posicionando bien". Además de puestos de trabajo, la cultura genera bienestar social. "Se calcula que en Canarias somos 26.000 personas las que vivimos de ella y no es tratada con la consideración que se merece".

Jonathan Rodríguez (Laboratorio Escénico). Consideran que la declaración institucional puede ser una excepcional vacuna, pero que debe aplicarse a la comunidad en su conjunto y traducirse en efectos tangibles. "No se trata exclusivamente de medidas, sin más, sino de establecer una línea de trabajo, atendiendo a las voces de los profesionales del municipio". Entiende que existe una firme predisposición para crear programas de actuación, búsqueda de nuevos públicos o también desarrollar una escuela de espectadores. "Se está caminando y nos sumamos dando pasos".

José Telesforo (Zálatta Teatro). También este grupo teatral alza el telón del optimismo. "Nos parece que es fundamental" y esperan que otros municipios tomen esta actitud como ejemplo. Ahora bien, manifiestan que esta iniciativa "debe orientarse al conjunto del municipio y creo que siendo así va a conseguir una unidad con los barrios", La fórmula magistral pasa por "hablar con el tejido cultural, establecer líneas de trabajo con profesionales y también con el público, además de generar inquietudes".

José Ambrosio (Paraninfo ULL Desde su condición de gestor cultural sostiene que "la cultura mueve más de lo que parece: es la suma de muchas industrias que se plasman en un acto de creación. Interés económico y aspecto social". En tiempos de confinamiento se ha significado como válvula de escape y se ha constatado que es un bien de primera necesidad. Con todo, subraya que "habrá que medir el alcance de esta declaración y sería aconsejable que se contagiara a otros municipios y a instancias superiores", que administraciones públicas y privadas se acompasaran y trabajaran al unísono. Eso sí, a su entender "dice mucho sobre cuál es la actitud y el talante político que hay en La Laguna". La idea debe cuajar "en acciones concretas, una planificación estratégica en la que deben intervenir todos los actores desde un carácter transversal".

Kike Perdomo (Promusic). Desde esta asociación, que tiene establecida su sede social en La Laguna desde 2010, entienden que la declaración de la cultura como bien de primera necesidad "debe garantizar que la actividad cultural se va a potenciar". Se muestran abiertos a participar en reuniones, encuentros, mesas de trabajo, un gesto que se debe traducir en un mayor acercamiento.

Kike Perdomo se refiere a los músicos que tienen la calle como escenario. "Habría que organizar su distribución en los proyectos que operan en la ciudad". Desde la reivindicación del "enorme talento local", que va a ser un elemento muy necesario en las nuevas programaciones, aconseja que "no se convierta en el habitual parche".

Benito Cabrera (Los Sabandeños). El director musical del grupo folclórico por antonomasia advierte que esta declaración no puede quedarse en "una postura mediática, es necesario dotar de recursos a las áreas correspondientes para afrontar planes de acción que vayan más allá de las buenas intenciones". Entre las líneas básicas, abunda en "centrar los esfuerzos en proteger y potenciar a los creadores locales. Es tiempo de apoyar el producto de proximidad", dice. Asimismo, en fomentar los procesos de creación y producción, "dado que los espectáculos públicos están sujetos a muchas limitaciones". También apuesta por no renunciar a la realización de espectáculos en directo, por cuanto "el sector cultural implica a un tejido que va más allá de los artistas, como sonido, iluminación, escenografía, etc.". Por último se refiere a "potenciar la realidad de las plataformas digitales para la difusión de la cultura. El confinamiento nos ha enseñado que las redes sociales pueden ser una herramienta muy útil".