En un mundo tan complicado como el de hoy, en medio de esta pandemia para la que aún no tenemos vacunas ni soluciones totales, es importante aplicar la "cultura del nosotros", del "juntos", del "responsablemente juntos" para manejar la complejidad que viene. Sobre todo, en el mundo de la arquitectura, que es lo mío en estas páginas, entre arquitectos y abogados. Como decía la semana pasada, el ir juntos de la mano generaría colaboración, y esa colaboración nos llevaría al dialogo necesario para tejer esas alianzas, lobbies, entendimientos que nos ayuden -a ambas profesiones- a resolver problemas, propios y también problemas de la sociedad.

Hay muchas materias en las que juntos podríamos mejorar.

La defensa de la arquitectura de calidad desde el punto de vista del derecho. Es un derecho ciudadano contar con una arquitectura de calidad, entendida esta como la disciplina que hace, crea, ciudad. El Derecho, los planes urbanísticos, el Código Técnico, las leyes en general, pueden promoverla o no. Actualmente no se promueve especialmente la importancia de premiar el verdadero talento en las leyes de nuestro país, para ello la Administración Pública debería crear normas que propiciaran lo que es ejemplar y único, donde se prime la calidad, los tiempos del proceso de creación, la incorporación de la multidisciplinariedad adecuada en cada caso. Etc. Una nueva ley de defensa de la arquitectura es necesaria y su debate está sobre la mesa.

La arquitectura es la única disciplina que mezcla técnica con arte: razón con emoción. Poner sentido común a la arquitectura (la arquitectura vernácula se construyó así siempre) es hoy casi innovador. Es innovador porque mezcla arquitectura y cultura, con paisaje humano y paisaje cultural y con naturaleza y sostenibilidad. O sea, mezclar razón y emoción es el objetivo de la arquitectura. Actualmente, la necesidad de tener que adaptarse a tantas y tantas leyes que regulan el territorio, requiere de una reflexión sobre las formas de la arquitectura para hacer compatible la razón (que un edificio o un espacio público funcione) con la emoción (que la arquitectura cree belleza que perdure y que pueda ser disfrutada por toda la ciudadanía). Contando con la intrincada normativa territorial actual esto no es fácil pero se puede conseguir. En las ciudades actuales, el resultado final, nuestra cultura, puede entenderse como consecuencia de un solapamiento entre influencias, de cierta lectura de la modernidad y de una serie de condicionantes económicos y constructivos. Somos y hemos sido siempre, la humanidad, en relación al arte de la arquitectura, una especie en experimentación constante, que ha dado frutos de todo tipo, desde el Taj Mahal del arquitecto Lahori en India hasta la Dancing House de Frank Gehry en Praga.

Todos somos ahora responsables de lo que pase en el futuro. Las pandemias han sido durante mucho tiempo un azote para nuestras ciudades, y han obligado a la arquitectura, la planificación urbana, y al derecho, a evolucionar. La peste bubónica, de la Europa en el siglo XIV, ayudó a impulsar las mejoras radicales urbanas del Renacimiento. Las ciudades (cambiando sus leyes) despejaron viviendas miserables e insalubres, ampliaron sus fronteras, abrieron espacios públicos. La fiebre amarilla del siglo XVIII y los brotes de cólera del siglo XIX impulsaron la creación de amplios bulevares y alcantarillado, de nuevo cambiando la legislación. En el siglo XX, tuvimos brotes de tuberculosis, fiebre tifoidea, poliomielitis la mal llamada gripe española, que impulsaron la planificación urbana, la limpieza de barrios marginales, la reforma de viviendas, la gestión de residuos, el modernismo en sí mismo, con sus espacios aireados, sus superficies más limpias y minimalistas, su limpieza. Y ahora necesitamos lo mismo pero ¿dónde están los abogados que entiendan como hacer esto compatible con la buena arquitectura?¿donde están los grupos de trabajo de ambas disciplinas pensando en ello? Como decía Adán Martín, en este caso también ¿llegaremos tarde al futuro?

Dulce Xerach Pérez?Abogada y doctora en arquitectura?Investigadora Universidad Europea