Del mismo modo que Fuerteventura contituyó un antes y un después en la identidad del escritor, también la fuerte impronta unamuniana, a través de su "universalidad" y "verbalización atlántico-africana", subraya Eugenio Padorno, abre una nueva senda en la poética insular. Desde el casi contiguo traslado a la isla vecina que emprende Agustín Espinosa, en su Lancelot 28º 7º (1929), a una selecta saga de poetas que cantan a la Isla (Pedro Lezcano, Manuel Padorno, Arturo Maccanti, el propio Eugenio Padorno... y, sobre todo, Manuel González Sosa) beberán de la "sedienta" Maxorata del desterrado. Estas son algunas de las perlas extraídas de sus artículos:

9 de abril. "Esta isla afortunada lo es de veras, pues no hay en ella ni 'cine' ni equipo de 'football' [...] Vio [don Quijote] que toda esta isla maravillosa de Fuerteventura está formada por esqueletos de antiquísimos gigantes guanches".

13 de abril. "Este pedazo de África, lanzado al mar, donde el manso arrullo del Atlántico briza el sosiego amodorrador de una vida de paz resignada y recatada [...] Esta pobre isla afortunada, donde no se conocen más cóleras que la de los camellos en su época de celo [...] Esta isla de Fuerteventura, henchida de belleza trágica, toda ella entrañas calcinadas de la tierra madrastra".

14 de mayo. "¡La mar! Esta mar maravillosa que ciñe a Fuerteventura, y en cuyos brazos, mientras sonriendo nos canta el canto eterno de cuna, es tan dulce leer el sonriente poema del maestro del pesimismo [por Leopardi]".

16 de mayo. "Esta afortunada isla de Fuerteventura...¡Qué escuela de sosiego! ¡Qué sanatorio! ¡Qué fuente de calma! [....] Aquí no hay más tenorios que los camellos en esta época de celo, cuando sacan su vejiga de la boca [...] Bajo este clima prospera la Humanidad; pero una humanidad recatada y resignada, enjuta y sobria; una humanidad muy poco teatral. Y es que el clima no es teatral [...] Y ¡cómo se duerme! ¡Es una bendición! En mi vida he dormido mejor. ¡En mi vida he digerido mejor mis íntimas inquietudes! Estoy digiriendo el gofio de nuestra historia".

24 de mayo. "Esta isla de camellos y acamellada... esta tranquila mar africana".

25 de mayo. "Escribo en esta soleada celda de nuestro hotel-prisión de Fuerteventura, frente a la mar serena que me sonríe y sonríe a nuestras flaquezas, y me arrulla con su canto, más viejo que la historia [...] Aquí, frente a mí, están la mar y el cielo mirándose a las niñas de los ojos, y aquí, abrazándome el alma, ciñéndomela, está el Señor, que me pregunta '¿Dónde estás?' -¡Aquí estoy , Señor!

30 de mayo. "La aulaga, esqueleto de planta toda ella espinas, hace el papel de la retama de Leopardi, ¡de la pobre retama 'contenta de los desiertos'! [...] La leche acre y cáustica de la tabaiba es jugo de los huesos calcinados de la tierra volcánica que surgió del fondo de la mar... es tuétano de los huesos de esta tierra sedienta. Y hay que alimentar el espíritu con leche de tabaiba".

31 de mayo. "Esta bravía aulaga no se deja ni acariciar ni prender. Sólo se rinde al camello: sólo al camello le da sus flores [...]¡Dios te siga bendiciendo, aulaga majorera!".

1 de junio. "La desnudez, la más noble desnudez, el descarnamiento más bien, es el estilo de esta isla afortunada, en que se gusta toda la hondura del aislamiento. Y el estilo de esta isla es ella misma, es la misma isla. Espíritu y cuerpo son una sola y misma cosa. Su cuerpo es ella misma, es la isla como valor espiritual y eterno".

7 de junio. "¡Qué nombre tan sonoro, alto y significativo! ¡Fuerteventura! Es decir, ventura fuerte. Y si a estas islas Canarias se las llamó las Afortunadas, a esta de Fuerteventura habrá que llamarla fuertemente venturosa".

14 de junio. "Es el gofio el que ha debido dar a estos majoreros, a los fuerteventurosos hijos de la isla, el estoicismo que según el doctor Chil y Naranjo les distingue y distinguía ya a los guanches de esta tierra. Porque el gofio es el alimento de la austera resignación, de la resignada austeridad [...] ¿Ha hecho el gofio a los majoreros, o han hecho los majoreros al gofio? Las dos cosas. Y a las dos las ha hecho esta fuerteventurosa Fuerteventura. Es esta tierra esquelética, escueta, hija de las entrañas fogosas de la tierra, es esta isla de desnudez la que ha hecho el gofio, como ha hecho la aulaga y ha hecho el hombre que tuesta el grano y se lo come".

15 de junio. "Volví luego mis ojos, mis ojos metafóricos, a la tierra, a la aislada tierra de mi destierro, a esta isla maternal de Fuerteventura, y contemplé las cimas, las olas petrificadas de sus montañas. También ellas se alzaron un día en prodigiosa preñez y las excavó el agua, el agua hoy aquí tan avara [...] Y también el cielo es otra mar, y las estrellas, como frutos de olas, de cimas celestiales... Y mar y cielo y tierra, toda la Creación son una cosa sola".

25 de julio. "La tierra de esta isla ermitaña no miente; Fuerteventura dice al hombre, dice a sus hombres, a sus hijos, la verdad desnuda y descarnada, el esqueleto de la verdad. El que miente aquí es el cielo que se cubre de nubes y no llueve [...] ¡Estos barrancos secos y sedientos, cadáveres de río! Y como todo cadáver, dicen la verdad descarnada, corona y coronamiento de la vida. En ellos, en esos barrancos, entre pedruscos calcinados, brota un mimo. ¿De dónde su verdor? Verdor de sequía, verdor de verdad. Fuerteventura dice la verdad descarnada y no engaña a sus hijos".