La designación del joven director español Antonio Méndez (Palma de Mallorca, 1984) como batuta principal de la Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST), allá por el mes de mayo de 2018, provocó los primeros acordes disonantes entre un grupo del plantel de músicos. Ya hubo entonces algunos profesores que manifestaron su desencanto, por cuanto no lo consideraban el más idóneo para sacarle rendimiento y color al conjunto.

Méndez formaba parte de una terna de aspirantes al puesto que completaban Perry So y el ruso Daniel Raiskin, este último el que aparentemente concitaba una mayor acogida entre los músicos. Y paralelamente al desarrollo de este proceso, ya se había contratado la figura de un nuevo gerente, Miguel Parera.

La tensión creció algunas octavas cuando el nuevo director comenzó a montar sus cuerdas, siguiendo un criterio de selección, con las preceptivas audiciones y un riguroso y transparente sistema, en el que figuraban un buen número de intérpretes procedentes de la Gustav Mahler Jugendorchester, lo que ciertos sectores de la orquesta entendieron como un trato de favor por parte del gerente, vinculado anteriormente con esta formación.

El tono se elevó aún más por las diferencias salariales de los titulares respecto a los interinos, lo que provocó una sensible división entre los miembros de la orquesta y desembocó en la dimisión del comité de empresa.

Lo cierto es que desde el adiós de Víctor Pablo Pérez, los responsables culturales del Cabildo no han sabido encontrar esa pieza capaz de armonizar y conducir de manera estable al conjunto.

Primero se recurrió a la apuesta exótica y revolucionaria que representaba el chino Lü Jia, quien se vinculó con la formación tinerfeña desde la temporada 2007-2008. Su objetivo, proyectar la música de la OST y darla a conocer en Asia, los nuevos nichos culturales y de negocio, con citas como los Juegos Olímpicos de 2008 o la Expo Mundial de 2010.

Tras una azarosa relación, de idas y venidas, ausencias y prolongados silencios, en febrero de 2012 Lü Jia protagonizó una sonora espantada. Aduciendo problemas de salud de un familiar, le comunicaba al Cabildo la imposibilidad de ponerse al frente de la orquesta en tres conciertos de abono que estaban programados para el mes de marzo.

Aquel desafinado compás aconsejó a los rectores del Cabildo recurrir a fórmulas algo más conservadoras, menos arriesgadas, y casi sin tiempo para improvisaciones, ese mismo mes de febrero se anunciaba la contratación del polaco Michal Nesterowicz. El nuevo director se presentaba como uno de los grandes directores europeos y sostenido por el aval de su interés en desarrollar un trabajo técnico profundo, dirigido a "mantener e incrementar la solvencia de la orquesta y la amplitud de repertorio". Michal Nesterowicz canceló su partitura como director titular de la OST en diciembre de 2015. Después de haber pautado un acuerdo con el Cabildo, las partes decidieron concluir su compromiso en agosto de 2016, cumpliendo así la composición escrita en su día.

En su despedida se percibieron notas de incomodidad, el sonido constante de su reivindicación sobre el incremento de plantilla, un estribillo que el maestro polaco repetía, y también su demanda de repertorios que con aquella nómina de músicos resultaba impensable abordar sin acometer gastos en refuerzos, caso de la Octava de Mahler, la Novena de Beethoven, piezas de Richard Strauss o de Anton Bruckner.

Tras casi dos años de vacío, un tiempo durante el cual la OST transitó huérfana de objetivos y amparándose en el movimiento de diferentes batutas invitadas, el Cabildo anunciaba a su nuevo director, el joven Antonio Méndez. Tuvo que pasar más de una década para que los responsables de la Corporación insular cayeran en la cuenta del excelente valor del producto nacional.

Ahora parece que puede volver a repetirse la partitura. Con Antonio Méndez en su casa de Alemania, la OST programa una serie de conciertos en pleno estado de alarma y bajo la batuta de su director honorífico, Víctor Pablo Pérez, que dan comienzo hoy en el Auditorio de Tenerife a las 19:30, en formato de cámara

De fondo ya suena el redoble de los recortes de plantilla, que comenzarán con los contratados y continuará con los interinos.

Ni orden ni concierto.