Confinado pero volando. Este podría ser el resumen de la vida de Djamal Benmokhtar (@djamalphoto en Instagram)

durante estos meses en los que la incidencia del coronavirus ha copado las noticias y las relaciones de todo el mundo. El piloto argelino afincado en Tenerife desde hace cuatro años ha compaginado estas semanas su trabajo con su gran pasión, la fotografía, para retratar y relatar cómo se vive desde el cielo esta pandemia que no solo ha hecho cambiar los hábitos a la hora de tomar un avión, sino también la filosofía de vida de buena parte de la población.

Confinado pero volando es el nombre del trabajo de este piloto compuesto por 29 fotografías tomadas durante dos días de trabajo y cuatro vuelos entre las Islas, Sevilla y Barcelona. Con esta serie, Benmokhtar desea mostrar el trabajo que han llevado a cabo a lo largo de estas semanas él y sus colegas, así como las historias de los pasajeros a los que les ha tocado viajar en estos tiempos de coronavirus. Estas fotografías son información, afirma el argelino, quien añade que "la imagen de la aviación ha cambiado por completo en las últimas décadas porque mientras una vez fue un medio glamuroso de transporte para descubrir nuevas tierras y culturas, ahora se ha convertido en una forma popular de abrir el mundo a todos y, desgraciadamente en la actualidad, está asociado con el virus que se traslada de un país a otro".

No obstante, advierte que "no debemos olvidar que la aviación permite que las familias se unan de nuevo". Y por eso Benmokhtar ha querido mostrar dos de sus viajes en esta época convulsa. El primero de ellos es la conexión entre Tenerife y Sevilla, en el que, rememora el piloto y fotógrafo, "fue un domingo, y un hombre viajó para recoger a su madre en Sevilla, donde vivía sola". De este modo, destaca que la aviación "está permitiendo que miles de personas sean repatriadas a sus países de origen durante esta pandemia" y también el traslado de material sanitario. "Servimos como enlace entre las Islas y el continente. No quiero decir que somos héroes ni nada por el estilo pero, al igual que muchos otros profesionales, hemos contribuido con nuestro trabajo durante estos días de pandemia y tengo la impresión de que de alguna manera somos un sector invisible".

Así, con este trabajo fotográfico "únicamente he querido compartir lo que veo en mi día a día". Y, como no podía ser de otra forma, Djamal Benmokhtar también se plantea las implicaciones que tendrá esta pandemia en el mundo en el futuro: "Nos veremos obligados a repensar el impacto ambiental, social y económico de la aviación en nuestro mundo. Pero no debemos olvidar que el turismo es el principal motor de la economía en países como España, en el que el 80% de los turistas llegan en avión, y no podemos evitar que las personas viajen, se muevan, descubran, migren".

Amigo inseparable

La fotografía siempre ha acompañado a Benmokhtar: "Puede sonar a tópico, pero mi padre me regaló mi primera cámara fotográfica cuando tenía 10 años y desde entonces comencé a hacer fotos, de mis viajes de fin de curso y de todo lo que hacía y, como no era muy bueno con la redacción, decidió utilizar la fotografía para relatar las cosas que vivía". El único objetivo del piloto ha sido el de "contar mi cotidianidad y, ahora que viajo tanto, siempre llevo una cámara conmigo".

En el caso de la serie de fotografías realizadas durante la pandemia, ha empleado una cámara Leica digital y otra analógica. Y es que las cámaras acompañan a Benmokhtar a donde quiera que vaya. De hecho, hace unos días estuvo enfermo y tuvo que ir a urgencias. Allí, pertrechado únicamente de la cámara de su teléfono móvil, no dudó en retratar algunos de los momentos, "cuidando siempre de sacar a la gente de espaldas, para preservar su identidad".

"Siempre estoy con mi cámara y estos días de trabajo quería contar que seguíamos aquí. Para mí es algo importante porque creo que sin aviación España y Canarias se resentirían mucho", afirma el piloto quien hace hincapié en lo que poco que están volando él y sus compañeros estos meses en los que su forma de trabajar ha cambiado tanto.

Así, en sus fotografías se vislumbra esa nueva normalidad que se va adueñando de cada rincón, en el que los controles de la Guardia Civil, la toma de temperatura y el requerimiento a los pasajeros de los permisos para viajar se han convertido en los nuevos pasos a seguir. Djamal Benmokhtar reconoce que ahora se viaja con miedo. "Volamos poco y, como mucho, con 50 pasajeros a bordo. Todo se nos hace muy raro porque además compartimos una cultura con una distancia física muy pequeña y muchas muestras de afecto físico, por lo que todo está cambiando completamente, también la forma de volar", afirma el piloto, quien destaca lo diferente que es un vuelo de otro en este momento.

Con las imágenes de esta serie, Benmokhtar retrata a compañeros que han estado junto a él a lo largo de muchos años de trabajo. "Antonio ha trabajado en el Aeropuerto de Tenerife Norte durante 30 años recargando de combustible los tanques de nuestros aviones y a mí me encanta acercarme y hablar con la gente, y ahora ya no es lo mismo", relata el argelino.

Una de las imágenes favoritas de esta serie para Benmokhtar es en la que aparece retratado Brau, un tripulante de cabina. "Una de sus pasiones es la aviación y vive con preocupación esta situación porque acaba de convertirse en padre y tiene miedo de contagiar a su pequeña", afirma el piloto quien dice que "Brau quería convertirse en piloto pero decidió comenzar formando parte de la tripulación de cabina para ir ahorrando dinero y permanecer cerca del cielo. Pero ha dejado a un lado su sueño de convertirse en piloto porque le encanta el contacto con los pasajeros y escuchar sus historias, un ambiente diverso que él encuentra muy enriquecedor".

Pero la serie de Djamal Benmokhtar no solo trata de personas, sino también de lugares. Gracias a los cuatro vuelos que componen este trabajo se puede comprobar también cómo ha afectado el Covid-19 a grandes infraestructuras como los aeropuertos. "Cuando viajamos, no solemos salir de los aeropuertos, así que no sé en qué situación se encontraban las ciudades que visité, pero me dio mucha pena ver el aeropuerto de Barcelona, que es uno de los densos de mundo, completamente vacío", relata el piloto, quien añade que durante esta pandemia está viajando únicamente unas tres o cuatro veces al mes y "me hubiese gustado que fueran más".