El 90% de las librerías de las Islas ha tenido que acogerse a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) durante esta crisis sanitaria. La mayoría de estos establecimientos ha retomado esta semana la actividad, como buena parte del pequeño comercio del Archipiélago, pero el futuro sigue siendo incierto para un sector que apenas había comenzado a recuperarse de la crisis anterior.

La presidenta de la Asociación de Libreros de Tenerife, Remedios Sosa, arrojó este nuevo dato extraído de las primeras conclusiones de una encuesta realizada entre todos los comercios de este tipo que existen en Canarias. "Poco a poco se vuelven a abrir las puertas pero en muchos casos el propietario no puede sacar a todos sus empleados del ERTE en el que estaban porque aún no se puede saber cómo va a funcionar esta reapertura en términos de ventas", detalló. Solo en la provincia tinerfeña, unas 120 librerías ven ahora peligrar un futuro que ya antes de la pandemia era bastante complicado. Los libreros temen que muchas de estas librerías puedan tener que cerrar en un corto espacio de tiempo. "No todos han podido reabrir", precisó Sosa.

Con el gasto retraído a consecuencia de la crisis económica que sigue a la crisis sanitaria del Covid-19, el sector reclama atención por parte de las instituciones públicas. "Las librerías son parte de la cultura y sin cultura no ha sociedad libre posible", recuerda Sosa.

En este sentido, el viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, Juan Márquez, adelantó esta misma semana que una de las decisiones adoptadas estos días es la de adquirir todos los nuevos fondos de las bibliotecas públicas en lo que el portavoz regional denominó como librerías de proximidad. "La compra de fondos que vamos a hacer se hará solo entre las bibliotecas de proximidad para ayudar a las librerías de los barrios. Toda la inversión que hagamos ahora va a ir enfocada a activar a nuestro propio sector", insistió.

Los libreros recuerdan que el de los libros es uno de los sectores que más dinero factura en el país. "Y no hablamos solo de España sino también de la venta exterior", indicó Sosa. Pese a esa buena salud, el último eslabón de esa industria, las librerías, apenas ha conseguido subsistir en los últimos años a causa de una competencia feroz. "En el apartado de la cultura, nunca hemos sido bien atendidos", añadió.

Pese a que el Estado ha aprobado recientemente un paquete de ayudas a la cultura, solo cinco de los 75 millones presupuestados beneficiarán de alguna manera a esta industria. Por eso, desde Canarias siguen insistiendo en la necesidad de crear un bonolibro y fomentar la venta del material escolar en estos establecimientos. Las empresas del sector del libro reportan el 3,2% del Producto Interior Bruto (PIB) y generan casi 700.000 puestos de trabajo en todo el país. Sin embargo, y según estos datos nacionales, han registrado en las últimas semanas un descenso de la facturación cercano al 80%. Dos de cada cuatro de ellas han tenido que solicitar créditos ante la falta de liquidez.