¿Ser autónomo en los tiempos que corren es como jugar a la ruleta rusa?

Ofertas para tener un contrato fijo no me han faltado, pero soy autónomo porque quiero... La libertad a la hora de planificar mis proyectos es mucho mayor.

¿Por qué el mundo de los niños?

Supongo que el hecho de haber dado clases durante tantos años influyó, pero también di clases de folclore a mayores en Adeje... Las primeras pesetas que me gané fue enseñando a tocar la guitarra, el timple y laúd.

¿El público infantil es más difícil que el adulto?

Los niños tienen las cosas muy claras: si no les gusta lo que haces, no tienes nada que hacer. Si fallas a la hora de atrapar su curiosidad todo lo que hagas después no sirve... Llevo más de mil actuaciones en colegios de Canarias y ninguna salió igual. Aunque pueda parecer extraño lo que voy a decir, un niño de Ushuaia (Argentina) es diferente a uno de Santa Cruz, La Orotava o La Laguna. Ellos hablan a través de sus miradas y te cuentan si les divierte lo que están viendo.

¿Y usted tiene la sensación de que gusta?

Yo creo que sí (silencio)... Quiero pensar que por los años que llevo algo sí que debo gustar. Los últimos diez me he centrado en los niños y las referencias que llegan son positivas. Mi relación con el mundo infantil se abrió con una actuación en el Colegio Alemán y aquí sigo... A partir de ese instante me di cuenta de que el mundo del kindergarden, el de los cuatro y cinco años, estaba hecho para mí.

¿Esa inocencia hace más sencillo su conexión con ellos?

Cuando actúas para adultos percibes otras sensaciones; los niños son más agradecidos. Durante el confinamiento he recibido muchos mensajes -ofrece sus espectáculos a través de las redes sociales- que indican que lo que estoy haciendo no es para una edad específica. "Se lo puse al chiquillo, me gustó lo que vi y al final me quedé!", relatan los padres sobre las historias que planteo. El niño que tenemos dentro nunca se va del todo; sigue ahí para el resto de nuestras vidas esperando a que un día aparezca la ilusión perdida.

Güicho usa la música para enviar mensajes que son un complemento de lo que pasa en las aulas. ¿Cuáles son los criterios que sigue a la hora de dar prioridad a un tema u otro?

No hay una prioridad, más bien los engancho unos con otros... Si en la prensa se habla de los problemas que existen en torno a la obesidad infantil, yo puedo transmitir a través de la música un mensaje de lo poco saludable que es el exceso de consumo de bollería, golosinas, refrescos... El respeto a la naturaleza, la lectura, los valores personales son compañeros habituales en mis actuaciones.

¿Qué importancia le da a esos mensajes?

La que se merece... Yo tengo un trío bien avenido formado por María Ángeles Marrero Sicilia, que es la que siempre tiene una letra para mí, y Mirta Guerrero, que es mi pareja. Ellas conocen muy bien toda las inquietudes que muestran los más pequeños de la casa y saben transmitir, a través de una décima, un dibujo, una copla o una idea, desde dónde tenemos que impulsar el mensaje de una canción.

¿Cómo se contiene a esas masas de niños que se le vienen encima en cada actuación?

A veces no resulta nada sencillo... Mi idea es que durante los 70 minutos que dura un espectáculo los niños estén en vilo. No los voy a tener todo ese tiempo bailando, porque se cansan ellos y me canso yo, pero voy buscando fórmulas alternativas para que no pierdan el hilo... Los niños no son distintos a los aficionados de una banda de rock, es decir, si los dejas también se suben al escenario.

¿Se les ha hecho muy duro todo esto del confinamiento?

¿A lo niños?

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Ha sido complicado para todos. El confinamiento ha caminado en diferentes etapas y a mí, por ejemplo, me tocó estar alejado de mi pareja porque en los primeros días de confinamiento se dio una circunstancia sanitaria que impidió que estuviéramos juntos... Yo pensé que esto iba para 15 días, pero me equivoqué: la época de trabajo más fuerte que tengo va de marzo a junio. Durante esos cuatro meses no paro ni un solo día: encuentros editoriales, colegios y fiestas en los municipios llenan una agenda que he tenido que reorganizar.

¿Cómo lo hizo?

Si un niño no tiene la mente ocupada, él busca cómo ocuparla. Muchas veces tirando de una consola. Este confinamiento será una lección de por vida para todos. A nadie se le va olvidar qué es lo que hizo durante la cuarentena, entre otras cosas, porque algunas de esas actividades las hemos hecho por primera vez. Yo, por ejemplo, nunca había hecho un potaje: hice otras recetas de cuchara, pero un potaje no. A mí el potajito me venía hecho de casa de mi madre. Los niños están aprendiendo más cosas que en la escuela. El Covid-19 está siendo una enseñanza vital para ellos. Las redes sociales han sido un salvavidas: ya llevo cientos de cumpleaños y seguimos sumando. ¡Imaginación al poder!