Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿El ajedrez es un confinamiento mental?"

Para que se haga cargo del tipo de entrevistado, no solo es un confinamiento, sino que por desgracia los ajedrecistas se obsesionan tanto que prácticamente no tienen otra vida.

¿Se refiere a Bobby Fischer?

Es el caso de Fischer a quien no dejan disfrutar de una vida normal y solo en parte de Arturito Pomar, cuya tragedia consiste en no poderse dedicar en exclusiva al ajedrez.

¿Adónde hubiera llegado Pomar en ese caso?

Si Arturo Pomar nace en Leningrado en lugar de hacerlo en Palma, habría sido campeón del mundo de ajedrez. Los grandes coincidían en que era el Capablanca mallorquín.

¿Fue el "pobre cartero español", como lo llamó Fischer?

Pomar nació en el tablero espaciotemporal equivocado. Fue instrumentalizado por el franquismo, que encontró un trébol de cuatro hojas superdotado para neutralizar la imagen de una España mísera y analfabeta, en blanco y negro.

El franquismo creó el mito de Arturito Pomar.

Es correcto, a través del aparato de propaganda del No-Do. El Arturo adulto tenía que luchar contra la imagen de Arturito, pero nunca se quejó. La humildad de quien no se lamentaba aumenta mi interés por él.

¿Pomar fue franquista?

Pomar era pomarista, y ni eso. Era tan gris que el tablero debería haber tenido solo casillas de ese color. Muy poco estridente, huía del relato victimista. Nunca se declaró partidario ni renegó del franquismo, no iba con él.

¿Quién habló menos en la cumbre Franco-Pomar?

No sé de qué podrían hablar, pero es indiferente porque Franco quería una foto y la tuvo. Se nota que Arturito no estaba en su elemento, con sus bombachos y desviando la mirada fuera de campo. Fue una relación hipócrita y parasitaria.

Lo que el franquismo le dio, el franquismo se lo quitó.

Al llegar el momento cumbre de su carrera, apenas le conceden un permiso sin sueldo en Correos, cuando era el primer español que llegaba a la antesala del Campeonato del Mundo. Ya no interesaba, lo cual le convierte en una figura heroica y trágica. Y eso que había sido el Messi que aficionó a miles de niños al ajedrez.

¿Pomar hubiera dispuesto hoy de los medios de un Rafa Nadal o de un Marc Márquez?

El ajedrez es más minoritario, pero hubiera atraído a las marcas. Sin embargo, Pomar nunca presumió de nada, no le daba tanta importancia a sus triunfos como Nadal o Márquez. Fue un gran campeón sin hambre de victoria.

¿Dónde residía el prodigio del niño Arturito?

No soy un experto en ajedrez, pero su genio parece que se basaba en una intuición innata, natural. No estudiaba ni se enfrascaba en libros sesudos, pero jugó al primer nivel mundial y ganó el campeonato de España hasta aburrirse, lo cual agranda el romanticismo de su figura.

Le sorprendería la cantidad de mallorquines que desconocen a Arturo Pomar.

Esto me desconcierta mucho y me da pena, iba a decir que me indigna pero no quiero ofender a nadie. Pomar lo fue todo, con un talento enorme y una relevancia absoluta. Debería tener calle, plaza, pabellón y estatua. Que lean Artur Pomar, jugador d'escacs de Jeroni Bergas.

¿Por qué metió a Marilyn Monroe en El peón?

Y qué es Marilyn Monroe, sino un peón de la industria del entretenimiento aunque brillaba como una reina. ¿No somos todos peones disfrazados?

Franco era un dictador con maneras de peón.

Totalmente, es la capa más profunda del libro. Franco se convierte en un peón del régimen demócrata y capitalista que detestaba. Deja el falangismo azul y se apoltrona en un franquismo tecnocrático, que cede el suelo patrio a las bases estadounidenses. Cuestión de supervivencia.

"Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja".

Es una lección en el fragor de la batalla, pero ningún rey es capaz de verlo, ni los dinásticos ni los elegidos, ni los consejeros delegados ni los reyes del hogar superados por sus hijos. Les cuesta entender que el poder es efímero y basado en el formalismo, no en la esencia.

¿Admite una fascinación especial por los perdedores?

Gran pregunta y gran observación, me gustan demasiado. No podemos ser el guapo de la película, así que nos regodeamos con los perdedores. Como decía Leopoldo Panero, "la derrota es la victoria más resplandeciente".