¿Cómo empezó en el mundo de la música?

Desde muy pequeño siempre me gustó cantar. En casa, mi abuela Ramona escuchaba rancheras y a mí me encantaban. Desde los tres años cantaba en la guagua el Hakuna Matata, de El Rey León (risas). Pero no fue hasta los ocho años, en un viaje a la ciudad alemana de Stuttgart, que me quise dedicar a la música profesionalmente. Escuché la luminosa voz de unos mariachis cantando en plena calle y le dije a mi madre que quería aprender el arte del canto. Me apuntó rápidamente a clases de canto con Ángeles Siverio, mi primera maestra, a la que le guardo un gran cariño y admiración. Gracias a mi madre, que siempre me ha apoyado para luchar por mis sueños, a la vez que estudiaba canto estaba en el Conservatorio de Música de Tenerife estudiando violoncelo. Quería tener una formación más amplia, aprender solfeo y poder leer una partitura. La formación nunca termina en la vida de un cantante. Cuando amas de verdad esta profesión, tienes que dedicarle toda tu vida, sus matices son infinitos.

Puede presumir de haber tenido grandes maestros y ahora estudia en Madrid.

Lo de estudiar en Madrid fue toda una casualidad. Fui finalista en el concurso Internacional de Canto Un Futuro DEARTE en Medinaceli (Soria), y en esa final conocí al director del Teatro de la Zarzuela, Daniel Bianco, que me obsequió con una beca para unas masterclass que se realizaría en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Allí conocí a la que sería mi actual agente, empezamos a trabajar juntos y me recomendó como maestro al tenor Juan Lomba, catedrático de Canto en la Escuela Superior de Canto de Madrid, al que le debo muchísimo. Llevo viajando a la capital regularmente desde hace un año, costeándome los traslados y las clases con mucho sacrificio. Es un camino que, lamentablemente, creo debe recorrer cualquier canario que quiere prosperar y crecer artísticamente. He tenido la suerte de poder conocer a grandes cantantes como Plácido Domingo o a la gran Montserrat Caballé. Escuchar la proyección de la voz de Caballé realizando un filato en una nota alta durante una de las masterclass, frente a mí, es algo que jamás olvidaré. Por esos momentos merece la pena cualquier sacrificio.

¿Dónde está pasando la cuarentena? ¿Aprovecha para seguir estudiando?

Pues la estoy pasando como todo el mundo, en mi casa, con incertidumbre, intentando estar positivo y estudiando. Los cantantes somos como los médicos, nunca podemos dejar de estudiar, de aprender, de seguir conociendo nuestra voz. Piense que nuestro instrumento lo llevamos dentro y su salud depende mucho de nuestro estado físico y mental: no hay que dejar que decaiga. La voz tiene que estar en constante ejercicio para poder asociar y fijar esas sensaciones que tenemos al cantar. Una vez leí que la voz es la novia más celosa que existe, le puedo asegurar que es totalmente cierto. Hay que dedicarle muchas horas al día. Lo malo es que no siempre el trabajo que le dedicas se traduce en un buen resultado, ya que también es muy emocional y depende de cómo nos encontremos. Es más duro de lo que parece por fuera. Un aria puede durar cinco minutos, pero su estudio y trabajo lleva meses. Te lo juegas todo a una carta, y a veces es ingrato, pero esa es la magia de este arte efímero que es el canto.

La semana pasada participó en el proyecto de online Salón Guimerá

Ha sido diferente. Imagine: grabar un recital de ópera desde el salón de casa. Son tiempos de reinventarse y lo hice con mucho cariño, esperando agradar al público, con los recursos que tenía en mi casa. Quiero agradecer la ayuda que me brindó el Teatro Guimerá y el Ayuntamiento de Santa Cruz desde su área de Cultura invitándome a participar en este proyecto que pretende seguir manteniendo viva la industria musical. Son unos momentos muy complicados para todos. Creo que la ayuda de las instituciones es fundamental.

¿Cómo se ha quedado ahora su agenda? ¿Ha tenido que cambiar mucho los planes debido a la crisis?

Tuve que cancelar algunas actuaciones. Entre ellas: dos recitales que tenía con mi grupo, el Trío Atenea, que está conformado por la pianista Ana Laura Simoes y la soprano Qingmei Xiao. Justo cuando estalló el estado de alarma estaba participando en la producción de la ópera Lucrezia Borgia en el Auditorio de Tenerife, que fue cancelada a dos días del estreno. Todos los proyectos musicales, artísticos, y el sector cultural en sí han sufrido un revés imprevisto -al igual que el resto de la sociedad- pero estoy seguro de que nos levantaremos más fortalecidos. Estos días de confinamiento ha sido palpable lo necesarios que somos y no me refiero sólo a los músicos, sino a todos los artistas. Tenemos que seguir soñando, inspirándonos, ilusionándonos para salir adelante y construir un futuro mejor.

Ha sido seleccionado para el Ópera Studio de la Ópera National du Rhin, en Estrasburgo, Francia ¿Cuál va a ser el trabajo?

Como canario es todo un orgullo llevar el nombre de mi tierra a una de las óperas más importantes de Europa y haber sido seleccionado entre cantantes de todos los países. No es fácil destacar en pruebas como ésas. Llegan cantantes de todo el mundo y el nivel es muy alto. Ya es un logro haber sido distinguido con ese honor. Por ahora, tengo dos papeles confirmados, y un compromiso laboral con ellos por un año para trabajar en la programación de la Ópera National du Rhin en distintas ciudades y otros proyectos. Es un reto apasionante y tengo muchas ganas de empezar. No sé si la actual situación con la lamentable pandemia que estamos sufriendo afectará de alguna manera a estos planes. Recientemente nos remitieron el contrato a los ocho cantantes seleccionados para formalizar el compromiso. Mi trabajo allí es el de profundizar en los roles operísticos, perfeccionar la técnica con algunos de los mejores maestros del continente y disfrutar de curso intensivos en varios repertorios, clases magistrales con artistas de renombre, clases de drama, participación en eventos externos y trabajo diario con pianistas repertoristas. Un lujo.

Hay un enorme talento canario en el mundo de la lírica, con cantantes de primer nivel.

Han sido un gran referente y un ejemplo a seguir. Una de las grandes figuras que siempre he admirado, pero por mi juventud no pude disfrutar en directo, puesto que ya había fallecido, ha sido Alfredo Kraus. A diario, disfruto en mi casa de algunas de sus grandes interpretaciones. Sinceramente creo que no habrá otro como él, para nosotros es una inspiración. Me siento un privilegiado por haber nacido en las Islas. Tenemos un tesoro natural que muchos vienen buscando desde miles de kilómetros de distancia y la pena más grande para un canario es alejarse de su tierra. La vida de un cantante lírico así parece que está escrita, debemos sacrificarnos y alejarnos de nuestra tierra para conseguir tener un nombre en el mundo de la ópera y participar en grandes producciones. Pero creo que a quien más le cuesta conseguir las cosas, más las valora, quizás por eso los cantantes canarios han destacado. Porque conocen perfectamente el precio que tienen sus logros. Verá, yo procedo de una familia humilde, me he criado en el barrio de Ofra, nadie me ha regalado nada y todo lo que he hecho me lo he tenido que costear yo, trabajando de lo que fuera. Mi historia, que espero seguir escribiendo muchos años, deseo que inspire a otros chavales que sueñan, al igual que yo, con llevar el nombre de Canarias por todo el mundo.