Se mueven lentamente, fotograma a fotograma, pero lo hacen con gracia y naturalidad, un rasgo sustancial a los niños, su público, sus más fieles seguidores. Ahora, al igual que sucede con ellos, tampoco representan un grupo de riesgo ante los efectos de la pandemia del Covid-19.

Y aunque bien es cierto que prácticamente ninguna actividad puede considerarse ajena a las consecuencias del bicho -que bien podría convertirse en protagonista principal de una producción de este género-, las empresas dedicadas al cine de animación se sustraen, al menos de momento, al poder contagioso del virus.

No es algo que sea producto de la ficción, ni siquiera de la desbordante imaginación infantil, porque la realidad es que en sus guiones no figura la palabra ERTE. De hecho, los profesionales que se dedican a generar y recrear este tipo de contenidos no temen un cierre inmediato de sus empresas y, además, su futuro inmediato parece el más ventajoso entre toda la pandilla de este sector.

Como ventajas más evidentes, que están perfectamente adaptados a lo que ahora es una novedad, el teletrabajo, y también que, desde sus inicios, tienen bien interiorizado lo que supone la deslocalización geográfica. Les basta con disponer de una poderosa conexión de Internet y sentarse frente a un ordenador.

Pero no todo lo que reluce es un universo ideal, animado y de película, ni siempre se concluye con el tradicional happy end. También la industria de la animación está expuesta a los males que representa el coronavirus y debe afrontar complejos retos, algunos de ellos de carácter estructural y otros derivados de la nueva normalidad, que asoman amenazantes tras las diferentes fases de la tan repetida y cacareada desescalada.

Darío Sánchez, presidente de SAVE y gerente de 3 Doubles Producciones. Con apenas cuatro años de vida, prácticamente una niña, la asociación SAVE (paradójicamente salvar en inglés), aglutina a 15 empresas canarias dedicadas en su totalidad al segmento del VFX (efectos visuales), y a las que el Covid-19 apenas ha contagiado, salvo ciertos síntomas de incertidumbre.

Su presidente, Darío Sánchez, es también gerente de 3 Doubles Producciones, un estudio de animación 3D y VFX de reciente creación y localizado en Tenerife, que tiene como especialidad el desarrollo, pre-producción, producción y post-producción de largometrajes. Cuenta con amplia experiencia en el diseño de pipelines (el sistema de trabajo que hace que un conjunto de personas trabajen de manera orquestada en una producción animada hasta la pieza final) y en las últimas tecnologías de VFX, animación 3D, simulación de efectos atmosféricos, fluidos o multitudes , entre otros.

Su equipo de profesionales ha trabajado en películas como Planet 51, Las aventuras de Tadeo Jones, Atrapa la Bandera, Richard, la cigüeña, Animal Cracker, Deep, Lo imposible o El Libro de la Selva.

Darío Sánchez confirma que el teletrabajo supone "una ventaja respecto a otros segmentos de la industria audiovisual" y afirma que no ha tenido que recurir a un ERTE, es más, mantiene inalterable la plantilla de 52 trabajadores.

Estos profesionales operan en remoto, apoyados en sólidos servidores, más allá de los inconvenientes puntuales "de las latencias o demoras del sistema", dice.

"Estamos en un periodo delicado", subraya, intuyendo la amenaza del impacto. Eso, a pesar del exitoso lanzamiento de ARPO The Robot, cuyos dos primeros episodios sumaron más de 1,5 millones de visualizaciones, una serie que afortunadamente no ha tenido que recurrir a la voz (el doblaje).

Y en esta coyuntura se refiere Darío Sánchez a las reuniones que ha mantenido con clientes como la Televisión Canaria o los cabildos de Tenerife y Gran Canaria.

La gran preocupación está centada en los tax credits, es decir, en los aportes del inversor canario, un capital directamente dependiente del turismo. "Para este año teníamos previsto sacar una película, pero...".

Rubén Zarauza, productor de Birdland. Este estudio de animación se instaló en 2018 en Gran Canaria, ligado a la productora francesa Amuse, representada por Arthur Lener, una marca que lidera la industria en Francia y que produce y distribuye contenidos infantiles y juveniles en las nuevas plataformas digitales de vídeo, como Youtube o Amazon, entre otras, donde testa cuáles son las más exitosas y decide cómo dar el salto a televisión, aplicaciones y mercadotecnia a gran escala.

Rubén Zarauza explica que "este año 2020 ya ha venido complicado desde sus inicios porque se ha implantado un código deontológico, relacionado con los contenidos publicitarios en los canales de animación, dedicados a la infancia, que ha restringido bastante la posibilidad de buscar anunciantes, porque las marcas tienen que tener una serie de límites y adaptaciones al público objetivo".

Y, de otro lado, como es evidente, la pandemia del coronavirus y la situación que ha provocado en todo el mundo, ha provocado que las empresas entren en quiebra, con la consiguiente reducción en su capacidad de publicitarse en los diferentes medios y canales, "que es bássicamente donde ofrecemos nuestro producto".

Eso, pese a que el sector de la producción audiovisual ha visto en los últimos años en Canarias un destino inmejorable para instalar y desarrollar sus producciones, después de que tanto el Gobierno autonómico como las diferentes corporaciones insulares, en concreto los cabildos a tav's cde sus Film Comission, decidieran ofrecer ventajes fiscales muy importantes, superioes en casi veinte puntos más que en cualquier territorio peninsular.

"Nosotros trabajamos con una filial francesa, que desde el principio tuvo claro que estas islas podían ser una plataforma perfecta para instalarnos", explica el propietario de Birland, "donde no hemos parado de crecer, hasta este momento, aunque no podemos descartar una cierta incertidumbre de cara al futuro con respecto a las actuales ayudas e incentivos de los que hemos disfrutado hasta el momento".

Este productor de animación reconoce que, en el actual estado de cosas, "somos los que menos nos podemos quejar", pero también advierte que la reducción de los ingresos publicitarios también los va a afectar, aunque mira con cierto optimismo otro tipo de actividades que "también estamos realizando, como es el caso de los cursos de formación que nos pide la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (SPEGC) para que los jóvenes se busquen un futuro como elaboradores de board stories y también otras especialidades relacionadas con esta industria".

Rubén Zarauza subraya que la empresa que gestiona mantiene contratadas acualmente a 35 personas en nómina, a las que se añaden 20 freelance, y que en ningún caso se han planteado aplicar un ERTE. Es más, ha lanzado tres propuestas de oferta de empleo, dos para cubrir puestos en Canaias y otra en remoto.

Birdland se considera diferente, y no está presente en este mercado sólo con el propósito de ganar dinero, "sino que en el fondo hay algo vocacional". De hecho, destaca Zarauza, "nos nutrimos de educadores y asesores pedagógicos paa nuestras series".

En este sentido pone como ejemplo la serie Shak Academy, que se proyecta en YouTube, una guardería de tiburones en la que un pingüino se reivindica como un escualo. "Cada uno es lo que quiere ser", dice Zarauza.

En la mochila, una producción al estilo de Cars; un nuevo contenido en preproducción sobre fábulas en tiempos modernos y un proyecto sobre el payaso Miliki, con Emilio Aragón.