El Clúster Canario de Música se ha dado a conocer en mitad de la pandemia del coronavirus

Se viene trabajando en este clúster desde hace más de un año, debido a la situación de precariedad que existe en el sector de la música y de la cultura en general, que siempre ha sido la última en la cola. Desde hace un año, empresas de diferentes sectores de la música decidimos empezar a darle forma a esta agrupación que creemos que es necesaria porque en Canarias ya existe un clúster audiovisual que funciona muy bien. La figura del clúster, a diferencia de una asociación, permite aglutinar empresas, personas físicas y autónomos de distintos colectivos con un interés común. Es una fórmula que realmente nos interesa y nuestro objetivo es que el sector de la música crezca en bloque, desde el técnico hasta las salas de conciertos, para que todos los que tenemos que ver con la música crezcamos.

Y surgen en un momento muy complicado, tanto para la cultura en general como para el sector de la música en particular.

El momento actual es totalmente oscuro. Está todo quieto y, obviamente, el dinero se ha destinado a cosas prioritarias. Ante la previsión de mejoría, nuestro interés está puesto en que las condiciones de nuestro sector mejoren porque lo que queremos lograr en última instancia es que la cultura se convierta en un producto de primera necesidad. En estos tiempos que estamos viviendo, la cultura ha permitido que el confinamiento sea un poco más agradable. Estamos ante un momento de cambio; las forma de trabajo van a cambiar, al igual que el consumo, porque la parte online va a tener un protagonismo mucho mayor y es en ese cambio en el que vamos a tener que estar más unidos que nunca.

Durante este confinamiento ha existido mucha oferta cultural, sobre todo de música, gratuita. ¿Cree que eso tendrá consecuencias en el sector cuando todo vuelva a la normalidad?

La cultura no puede ser gratuita porque hay profesionales detrás de ella para los que este sector es su trabajo. Estamos en un momento de transición que además justifica mucho más la creación de este clúster para que este cambio se haga de forma justa y honesta con la cultura. En este momento, los artistas han puesto su granito de arena de manera altruista y nos sentimos orgullosos de ello pero cuando todo esto pase tenemos que ser conscientes del trabajo realizado y comenzar a valorar mucho más la cultura, que se ha volcado y se ha convertido en un colchón para muchos. Se han movido conciencias, desde el punto de vista de la sociedad y de las instituciones, y se ha comprendido que la cultura no es algo frívolo.

¿Qué tal va la incorporación de nuevos socios al clúster?

Desde que presentamos el clúster hace dos semanas, ha estado entrando gente interesada sin parar en nuestra página web. La primera asamblea la celebraremos el martes de la próxima semana por videoconferencia y ahí podremos ver exactamente cuánta gente está interesada. Estamos muy contentos porque no solo se están interesando personas a título personal, sino también empresas, productoras, programadores... Va muy bien.

Dentro de todas esas profesiones que abarca el mundo de la música, ¿diría que existe algún sector más desprotegido que otro?

No creo que haya ninguno en particular porque todo lo que hacemos en la música es trabajo en equipo. Es una industria muy interrelacionada, no podemos trabajar de forma individual porque todos dependemos de todos. Ante la precariedad laboral debemos presentar un frente unido pero, de todas formas, hemos creado diferentes comisiones, como de eventos, músicos o programadores, para poder ver las diferentes realidades.

¿Qué supone la insularidad para la industria de la música en Canarias?

La insularidad es sin duda un hándicap en muchos aspectos, desde el traslado que supone una importante carga económica, hasta el pago del hospedaje o las dietas y el pago de aviones y seguros. Además, el hecho de que cada profesional esté por su lado nos debilitaba aún más. Lo bueno es que en Canarias, con este clima y buen pollito que tenemos, generamos mucha creatividad en lo referente a la cultura en general y a la música en particular. Pero hasta ahora cada uno pelea en su territorio y no mira hacia otra Isla. Por eso creemos que si lo aglutinamos todo en un único bloque nos sentaremos ante las instituciones y podremos realizar una única petición por el bien común.

Este clúster pide voz para los músicos canarios pero es cierto que las Islas reciben últimamente grandes conciertos de artistas internacionales. ¿Cómo se compaginan ambas facetas de la industria en el Archipiélago?

Canarias es un territorio barato para las producciones de grandes eventos pero el problema está en los músicos canarios, a los que se les paga poco, mal, tarde. Eso dificulta mucho poder avanzar. No sé si es un problema que viene del pasado porque tradicionalmente los conciertos han sido gratuitos o subvencionados y en las Islas nos acostumbramos a que nos regalaran la cultura. Ahora cuesta cambiar esa visión pero es lo que queremos reivindicar, que detrás de la cultura hay un tejido empresarial muy grande.

¿Qué valoración hace de las infraestructuras en Canarias para acoger la música en directo?

Nunca es suficiente; siempre querríamos que hubiera más, aunque es cierto que el número actual tampoco está mal del todo. Pero el problema no es tanto el número de infraestructuras que exista sino crear la cultura del consumo.