Ahora que por fin parece que llega el momento de la desescalada (una de esas raras palabras que hemos adoptado con toda normalidad en esta crisis del Covid-19), las niñas y los niños podrán volver a las calles y a los parques los primeros. Hace tiempo que así ocurrió ya en Corea del Sur, donde ha funcionado (no ha habido un repunte reseñable).

Así que allí, en el bullicioso distrito comercial de Seúl, el complejo cultural de Zaha Hadid con su fachada de aluminio centelleante, y, sobre todo, su gran plaza-parque alrededor se vuelven a llenar de gente que disfruta del aire libre, de paseos y de la primavera de Seúl, llena de cerezos en flor. El Dongdaemun Design Plaza (DDP) de Zaha Hadid ofrece a los habitantes de Seúl un centro para el arte, el diseño y la tecnología, además de un parque ajardinado que sirve como un oasis verde y una plaza pública que une los dos.

El edificio presenta una fachada compuesta por 45.000 paneles de aluminio de diferentes tamaños y curvaturas. El propio equipo de Zaha lo define como "un campo de patrones de pixelación y perforación", donde la fachada retroiluminada está salpicada de diminutas perforaciones que permiten que el edificio se transforme de una entidad sólida durante el día a un espectáculo de luces animadas y mágicas, por la noche.

Dongdaemun, es un distrito histórico de Seúl, famoso por sus tiendas y cafés que abren las 24 horas del día. A esta nueva plaza se la conoce como DDP, y fue ideada como un lugar para personas de todas las edades; un catalizador para el impulso e intercambio de ideas y para explorar nuevas tecnologías y medios. La variedad de espacios públicos dentro del DDP incluye salas de exposiciones, salas de convenciones, museo de diseño, biblioteca, laboratorio y archivos, centro de educación infantil (con un café solo para niños), centro de medios, salas de seminarios y Sky Lounge, lugares que, todos juntos, alimentan la vitalidad cultural de la ciudad.

En el interior, el edificio está compuesto por ocho pisos, de los cuales cuatro se encuentran sobre el nivel del suelo y cuatro se encuentran debajo de la plaza. Los huecos que perforan la superficie del parque ofrecen al caminante una mirada hacia los espacios inferiores y también permiten que la luz del día impregne el edificio.

El diseño del edificio es algo así como un paisaje arquitectónico que gira en torno a la antigua muralla de la ciudad, que casi no se percibe, pero a la que el edificio quería homenajear. Este respecto histórico es un elemento fundamental porque vincula el pasado con el presente y el futuro, a la vez que une el parque, la plaza y la ciudad.

El resultado refleja el contexto, la cultura local, los requisitos programáticos y la ingeniería innovadora unidos, creando belleza y un espacio cívico completamente nuevo para la ciudad.

Un oasis verde

El parque, que lo envuelve todo, es un lugar de recreo, relajación y refugio: un nuevo oasis verde en el ajetreado entorno urbano de Dongdaemun. El diseño de Zaha difumina el límite entre la arquitectura y la naturaleza en un paisaje continuo, fluido, y a la vez supercontemporáneo. Los vacíos en la superficie del parque permiten a los visitantes vislumbrar el innovador mundo del diseño que les rodea, creando un vínculo importante entre la cultura contemporánea, la naturaleza, y la historia de la ciudad.

El parque reinterpreta los conceptos espaciales del diseño tradicional del jardín coreano: estratificación, horizontalidad, difuminando la relación entre el interior y el exterior, sin ninguna característica única que domine la perspectiva. Y se basa también en las tradiciones históricas de la pintura local que representan grandes visiones de los aspectos siempre cambiantes de la naturaleza. Un lugar perfecto para las niñas y niños.

(*) Abogada. Doctora en Arquitectura. Investigadora de la Universidad Europea