Algunas cintas recuerdan sospechosamente a otras, ya sea por el estilo narrativo, la temática, el modelo de personajes o el tipo de secuencias rodadas. Dan la impresión de que su idea original nació del deseo de clonar un éxito anterior o de repetir un proyecto de gran repercusión en el pasado. Se trata de largometrajes que presentan un cruce o mezcla de títulos de referencia dentro de un concreto género cinematográfico. Es exactamente la impresión que me ha producido Amor. Boda. Azar., uno de los últimos estrenos de la plataforma Netflix, que trata de conquistar la taquilla combinando Cuatro bodas y un funeral (1994) y Love Actually (2003), dos referentes indiscutibles de la comedia romántica contemporánea. La primera, nominada al Oscar a la mejor película, alcanzó un notable triunfo en todo el mundo. La segunda, de obligada visión en época navideña, ofrece un ramillete de escenas memorables que la elevan a la categoría de obra de culto, aunque en otros momentos resulte más prescindible.

Por lo tanto, partía ya de un listón muy alto y, como era de esperar, Amor. Boda. Azar ni se acerca, ni alcanza, ni supera sus fuentes de inspiración, lo cual no obsta para que provoque algunas sonrisas en los espectadores e hilvane varios diálogos ingeniosos dentro de una trama en la que ese público proclive a los enredos amorosos y los malos entendidos sentimentales pueda disfrutar de un entretenimiento básico durante poco más de hora y media. Dicho de otro modo, obtiene el aprobado a pesar de que un reto superior le queda grande.

Dean Craig, con amplia trayectoria como guionista, debuta tras la cámara con este trabajo. De hecho, repasando su currículum, se aprecia una extraña tendencia hacia los sacramentos y las celebraciones. En 2007 escribió Un funeral de muerte, con dirección de Frank Oz. En 2010 volvió a firmar el guion de otro filme titulado igualmente Un funeral de muerte, dirigido en aquella ocasión por Neil LaBute. Un año después estrenó Una boda de muerte (así llegó a las salas en España, si bien su título original era A Few Best Men, un guiño a la emblemática cinta de Rob Reiner). A la vista está que su vinculación con casamientos y enterramientos comienza a resultar preocupante, por lo que se impone recomendarle un cambio de tercio.

En realidad, Amor. Boda. Azar es un "remake" de la película francesa Plan de table (2012), que pretende barnizar con estilo anglosajón y trasfondo italiano su trama inicial (un coctel cultural que, en ocasiones, funciona y, en ocasiones, se atasca). En otras palabras, un cúmulo de embrollos y situaciones hilarantes que dan cabida a toda clase de personajes en torno a un enlace nupcial.

Jack hará lo posible y lo imposible para que la boda de su hermana pequeña se celebre sin problemas y en una jornada perfecta. Pero, para conseguir ese objetivo, tendrá que lidiar primero con una ex novia enfadada, un invitado no deseado que guarda un secreto sobre la novia, un sedante puesto en la copa equivocada y, además, Dina, la mujer de la que está enamorado.

Dentro del equipo artístico de esta película destaca Olivia Munn, popular gracias a la magnífica serie de televisión The Newroom, pero que no termina de despuntar con un buen papel en la pantalla grande. Sus actuaciones en Magic Mike, X-Men: Apocalipsis o la versión del año 2018 de Predator no le han dado opción a lucimiento alguno. Le acompaña Sam Claflin, quien sí ha triunfado en el cine con Antes de ti, Mi prima Rachel y la saga Los juegos del hambre. Completa el reparto la actriz Freida Pinto ( Slumdog Millionaire, Conocerás al hombre de tus sueños).