El mundo de la moda se asocia con la solidaridad para hacer que esta crisis sanitaria ocasionada por la incidencia del coronavirus pase de la mejor manera posible. Los profesionales del hilo y la aguja de Tenerife no han dudado en continuar cosiendo a pesar del confinamiento y han cambiado sus vestidos de gala por las tan ansiadas mascarillas. Muchos profesionales del sector de la moda han tenido que dejar a un lado sus grandes proyectos, sus próximas colecciones se quedan a medio hacer puesto que es imposible terminarlas durante la cuarentena, pero sus manos no quieren permanecer quietas durante estas semanas y por eso no dudan en ayudar.

El diseñador tinerfeño Sedomir Rodríguez de la Sierra ha dejado de diseñar vestidos de fiesta en las últimas jornadas para "coser con más corazón que nunca". Así, se ha provisto del "hilo de la esperanza y la solidaridad" para ayudar a la gente que más lo necesita en estos momentos. Así lo relataba hace unos días a través de sus redes sociales y, de este modo, ha realizado en los últimos días unas 200 mascarillas para diferentes residencias de mayores del norte de la Isla.

El diseñador tinerfeño recuerda que fue hace unas semanas cuando recibió la llamada de una amiga que trabaja en una de estas residencias para mayores. Fue sobre las diez de la noche y el modista recuerda que se mostró bastante desesperada porque en su puesto de trabajo necesitaban mascarillas. En ese momento el creador comprobó que tenía el material necesario para realizarlas y comenzó a trabajar.

"Tenía varios rollos de tela de algodón, elásticos y máquinas de coser, así que me explicaron cómo tenía que hacerlas y me puse a ello", relata el diseñador, quien durante ese primer fin de semana hizo las 60 mascarillas que necesitaban en la residencia de mayores de su amiga. A lo largo de este tiempo ha realizado pedidos para diferentes centros del norte de la Isla, pero ha tenido que parar la producción porque se ha quedado sin materiales. "Podremos continuar en cuanto nos hagan llegar el material necesario", explica Sedomir Rodríguez de la Sierra, quien tiene importantes aliados en diferentes municipios norteños, y muchas ganas de ayudar a aquellos que más lo precisan.

"Yo nunca había hecho mascarillas antes, y espero no volver a hacerlas más", afirma el diseñador, quien no obstante agradece haber encontrado una forma de ayudar en mitad de esta crisis sanitaria. Y es que esta situación ha provocado importantes repercusiones para su trabajo. El diseñador tenía previsto abrir una nueva tienda en el centro de Santa Cruz de Tenerife en marzo pero no le dio tiempo a terminar la obra antes de que se decretara el estado de alarma sanitaria. Sin embargo, el modista celebra haberse podido llevar algunos materiales a su casa antes del inicio del confinamiento y "estoy pudiendo hacer algunas cosas a mano de mi próxima colección, pero no podré dejarlo todo listo".

Le cogió por sorpresa

Esta situación le tomó tan por sorpresa que recuerda que "estábamos dándole los últimos detalles a nuestra fantasía para el Carnaval de Los Cristianos y dejamos las cosas en el taller sin recoger nada". Pero más allá de las pérdidas económicas que le puede provocar esta crisis, Rodríguez de la Sierra destaca que "creo que vamos a salir reforzados de toda esta situación y vamos a querer más al prójimo cuando todo esto pase; estamos creando unos vínculos muy bonitos entre todos y vamos a hacer que sea posible todos juntos".

El diseñador norteño Joran Torres comenzó a trabajar más o menos al mismo tiempo que Sedomir Rodríguez de la Sierra: "Empecé a darme cuenta del lío que se estaba montando y publiqué un vídeo en mis redes sociales pidiendo la colaboración de más costureras para que todos podamos aportar nuestro granito de arena". De este modo, el joven ha estado trabajando a lo largo de las últimas semanas en colaboración con Cruz Roja de Los Realejos: "Ya somos 37 costureras y varios jóvenes que tienen algunas nociones de costura".

En dos semanas, este equipo solidario ha realizado unas 5.400 mascarillas y ya cuentan con un sistema de trabajo que ha quedado claro que es muy efectivo: "Cada mañana salgo a la calle porque tengo permiso por formar parte de Cruz Roja y realizo la entrega de materiales entre las personas que están colaborando con nosotros; luego, recojo las mascarillas listas por la tarde". Así, a lo largo de este tiempo tan solo se han comunicado a través del teléfono y Torres reconoce que "hay algunas personas con las que colaboro a las que aún no conozco y nunca he visto porque les dejo el material colgado en la puerta de su casa y ellas hacen lo mismo con los pedidos; no tenemos ningún contacto".

Así, a lo largo de los últimos días han realizado pedidos para Titsa, para residencias de ancianos del norte de la Isla, para el Hospital del Norte y para supermercados de la zona, entre otros comercios. Además, el diseñador añade que si hay alguna empresa, sobre todo del norte de la Isla, que necesite estas mascarillas, pueden ponerse en contacto con él a través de Facebook para realizar los pedidos que pueden hacer llegar en el mismo día. Y es que estos productos, si se tiene práctica, se pueden hacer en tan solo diez minutos.

Asimismo, Joran Torres aprovecha para agradecer la solidaridad mostrada por numerosos comercios de la Isla que han facilitado los materiales necesarios para realizar estas mascarillas confeccionadas con tela 100% algodón.

Colaboración prometedora

Los diseñadores recuerdan que estas mascarillas son únicamente de prevención y que después de cada uso han de lavarse a 60 grados para poder volver a ponérselas. También son reutilizables y precisamente por eso Joran Torres celebra que, tan solo dos días después de comenzar a trabajar en la fabricación, "se puso en contacto con nosotros el Instituto Tecnológico de Canarias para realizar un ensayo con nuestra colaboración".

De este modo, este ensayo busca fabricar mascarillas más eficientes. Para ello, el Instituto Tecnológico ha enviado unos patrones diferentes para que este grupo de costureros realicen algunas unidades a las que luego poder acoplar diferentes filtros. "Se trata de un proyecto muy bonito que estamos pudiendo sacar adelante gracias al trabajo de todo ese grupo de costureras solidarias", comenta Torres, quien explica que estas mascarillas de algodón se pueden fabricar en grandes cantidades y son reutilizables. "Si además se le pueden incluir filtros para hacerlas más seguras, obtendríamos las mascarillas más eficaces hasta el momento", afirma el joven diseñador.