¿Qué tal está funcionando el estreno sobre los escenarios de Salto al color?

La gira comenzó al día siguiente de la presentación oficial del disco y hemos tenido ya varias presentaciones geniales, tanto por la asistencia de público como por lo bien que lo pasamos. La parte escenográfica es muy importante, pero, sobre todo, por la energía que logramos sobre el escenario y el hecho de que la gente se contagie de ella. Aunque el foco está en Eva la otra mitad del dúo Amaral) y en mí, la realidad es que se trata de un trabajo de toda la banda, es una labor de equipo. Lo más llamativo está en la tecnología y la parte escenográfica, muy potente, pero es un equipo de personas quien lo hace posible y estamos bastante ilusionados por ello.

¿Es 'Salto al color' el trabajo más innovador y rupturista de Amaral?

Con solo ocho discos de estudio no sé si podemos decir eso. Si comparamos con gente que tiene una carrera más larga... Lo único que podemos decir es que nos sentimos muy afortunados por la gente que nos sigue, pero consideramos que todavía tenemos mucho que aprender y nos quedan muchos caminos por recorrer. En este disco hay una parte importante de ritmos y de la forma en que explicamos las cosas que no tiene nada que ver con lo anterior, pero creo que la música es más para disfrutarla que para entenderla y hablar de ella sobre si se hace de una manera o de otra. Lo que queremos es que la gente disfrute.

Muchos músicos hablan de la necesidad de un cierto aislamiento para alentar toda creación, ¿les ocurre a ustedes?

No ocurre tanto. La gente nos sigue disco a disco y ahí es dónde vamos incorporando elementos nuevos. El proceso de creación es diario, no parte de un encierro o un proceso de aislamiento. Se trata más de disfrutar de elementos nuevos, de disfrutar de la gente a la que admiras. La música es algo vivo, todos los días te encuentras con la influencia de ritmos nuevos.

Cuando componen, ¿piensan en llegar a un público masivo o en si podrían convertir alguno de sus temas en una especie de himno?

Nunca pensamos en quienes van a escuchar una canción. Siempre hemos estado componiendo, desde pequeños. Entonces cogíamos el primer instrumento que teníamos a mano, las guitarras, por ejemplo, e íbamos inventando cosas con música.

¿Y ahora?

Componer te hace sentir bien y lo sigues haciendo como una necesidad, es lo que siempre me ha llamado la atención. En inglés, play se utiliza indistintamente para hablar de jugar o tocar (un instrumento), hacer música. Al final, se trata de dejarse llevar y expresarse a través de la música. Una vez grabado estamos encantados de que la gente lo escuche. Componer es un proceso callado, es mejor olvidarte de grandes recintos o pensar donde vas a tocar ese tema o plantearse grandes conciertos. Es mejor, ante todo, pensar en la música y, por supuesto, disfrutarla.

En el último disco se abren a nuevas sonoridades como el tema Mares igual que tú, ¿a qué responden esas nuevas formas de Amaral?

Es una analogía de que todos los mares forman parte del mismo océano y queremos decir que todos los seres humanos están más conectados entre sí de lo que pudiera parecer. En realidad Mares igual que tú es una canción de amor.

¿Cuál es el secreto para seguir, año tras año, en primera línea?

Lo mejor es no pensarlo. Nosotros empezamos en Zaragoza, siendo muy jóvenes. Nos gusta la música y esa es nuestra pasión, desde siempre. Y tenemos la suerte de que podemos vivir de nuestra pasión por la música y alucinar con lo que sucede ahí, cuando te encuentras con la gente en los conciertos. No existe ninguna fórmula mágica ni sabríamos explicarlo, pero si existiera la patentaríamos (risas).