El anarquista sueco Stig Dagerman ya había escrito toda su obra cuando en 1952, dos años antes de suicidarse, compuso este breve canto del cisne, Nuestra necesidad de consuelo es insaciable... Una intensidad precoz había marcado la producción de Dagerman, muerto en 1954 a los 31 años, igual que precoz fue la madurez de su desesperación, muy alejada de todo arrebato juvenil nihilista. Desde la novela antibelicista La serpiente (1945) a los relatos de Los juegos de la noche (1947), sus narraciones, dramas, poemas y ensayos son una muestra finísima de un existencialismo que destripa los entresijos del sinsentido. Nuestra necesidad?, en sus apenas 50 páginas, exhibe la asfixia de quien no puede agarrarse ni a Dios ni al escepticismo ni al racionalismo ni al combate del ateo. Tan magno y condensado que obliga a escoger con mimo el instante de abordarlo.