El valor de la profecía encuentra en la obra de Miguel Delibes un testimonio elocuente y de referencia cuando se cumple una década de su muerte, el mismo año en que se celebra el centenario del nacimiento de un hombre de letras. "Aunque como escritor le habíamos perdido bastante antes de su muerte", dice su hija Elisa a Efe.

La publicación de "El hereje" (1998), un canto a la libertad de conciencia en la única incursión explícita dentro de la novela histórica, puso el broche a una obra cuyo tranco final anticipó en "El último coto" (1992), su testamento cinegético, y clausuró con "La tierra herida" (2005).

Alrededor de sesenta libros, publicados entre 1948 y 2005, explican el laberinto interior de un literato que en sus novelas, artículos y ensayos anticipó tozudamente algunos de los principales retos que afronta ahora la sociedad del siglo XXI: la degradación de la naturaleza, el cambio climático y la despoblación.

"No, no consuela nada, entristece mucho comprobar que mi padre tenía razón. Pero, por otra parte, esto confirma que a lo mejor Delibes no era tan pesimista o negativo. Era simplemente realista", ha explicado este miércoles a Efe Elisa Delibes, presidenta de la fundación que lleva el nombre del escritor.

Este jueves, 12 de marzo, se cumplen diez años del fallecimiento de Miguel Delibes que, lejos de sepultar su legado premonitorio, ha agigantado su figura hasta convertirla en la del escritor más popular, reconocido, editado y revisitado desde mediados del pasado siglo XX.

"A mí me parece que durante todo este tiempo se ha intensificado su figura. Es increíble la de instituciones, centros educativos y medios de comunicación que se han involucrado para conmemorar el Centenario", ha observado Elisa Delibes, profesora de literatura jubilada y uno de los siete hijos del narrador.

Continúan haciéndose ediciones

Además, ha añadido, "continúan haciéndose ediciones, traducciones, transposiciones al cine y teatro, y se le sigue admirando como un referente".

Desde 2011, un año después del fallecimiento del autor de "Las ratas", Elisa desempeña la presidencia de la Fundación Miguel Delibes, participada principalmente por instituciones públicas de ámbito estatal, autonómico y local, y que durante estos nueve años ha ordenado, sistematizado y digitalizado el archivo personal y literario del escritor.

"Es muy gratificante la labor de presidenta porque Delibes es una persona que despierta admiración y goza de un consenso casi generalizado, lo cual facilita la gestión, y nos anima a crear y participar en proyectos", ha manifestado.

A falta de una sede permanente que facilite esta labor, en fase de negociación, la Fundación ha desarrollado una intensa labor de representación, edición, organización de exposiciones y asistencia a congresos dedicados al novelista para divulgar su legado y proyectar su obra. Han transcurrido diez años desde su fallecimiento y su hija sigue echando "infinitamente de menos" a su padre.

"Viví 59 años a su lado. Al principio casi era insoportable. Poco a poco lo fui aceptando, aunque como escritor le habíamos perdido bastante antes de su muerte", ha evocado Elisa, que conoció la obra de Miguel Delibes a través de "El camino", el primer libro que leyó, aunque ha sido "La guerra de nuestros antepasados", con cierto ribete de memoria histórica, el que más le ha marcado de todos.

Mientras tanto, la hija y presidenta de la Fundación se afana estos días en el traslado de la mesa del despacho de Miguel Delibes y de otros enseres personales para la magna exposición que en la Biblioteca Nacional (del 20 de marzo al 21 de junio) abrirá el programa conmemorativo del centenario del escritor vallisoletano.