¿Qué se siente al oír "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar..."?

Siento que estas palabras son ya parte de la literatura mundial, como el comienzo de El Quijote o La metamorfosis de Kafka. Tras más de diez años estudiando cómo se escribió esta novela, ya conozco algunos de sus secretos de esta primera frase. El hielo fue, en una versión previa, un camelo. Y el pelotón era un paredón. Incluso es casi seguro que la novela no empezaba con esta frase, sino describiendo la historia de los antepasados de la familia Buendía durante la época colonial.

¿Cómo nació la admiración que siente por Gabo?

Siento una gran admiración por Gabo como escritor profesional. Si algo me impacta como lector es su precisión y maestría en el lenguaje. Los manuscritos de sus obras que se muestran en la exposición ofrecen detalles muy poco conocidos de su proceso creativo y su obsesión por una prosa casi perfecta. Creo que Gabo pertenece a esa rara especie de autores que son capaces de escribir en papel aquello que tienen en la cabeza, aunque no sin antes redactar muchas versiones del texto.

¿Hubo un primer libro?

Lo primero que leí de García Márquez fue El ahogado más hermoso del mundo, en un libro que reunía una selección de cuentos de grandes escritores. Era una lectura obligatoria en mi época en el Instituto Cabrera Pinto de La Laguna. El cuento me gustó y lo recuerdo muy bien, pero reconozco que me impactaron más ¿Dónde está mi cabeza? del canario Benito Pérez Galdós y El corazón delator de Edgar Allan Poe.

¿Se atrevería a elegir una de sus obras por delante de otra?

Cien años de soledad, al ser ya una obra clásica, está en cierto modo más allá del bien y del mal. No creo que ninguna obra suya esté por encima de ella. Yo siento especial admiración por El coronel no tiene quien le escriba. La historia de ese coronel jubilado que aguarda con trágica dignidad su pensión me parece una obra maestra.

¿Cómo explica que un creador de esta magnitud se mostrara tan "arisco", sobre todo, con los medios de comunicación?

El éxito de Cien años de soledad partió la vida de Gabo en dos mitades. De ser una persona completamente anónima se convirtió en un famoso reconocido en la calle en casi todo el mundo. Por si fuera poco, recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982 lo acabó de catapultar al estrellato literario global. Recibía por correo cientos de solicitudes de su firma, cartas de fans, invitaciones para acudir a toda clase de actos públicos y privados, además de premios que amablemente declinaba.

¿La globalidad de García Márquez es un caso único en la literatura?

Es un caso único en la lengua castellana. Hay autores como Ernest Hemingway, Agatha Christie o Charles Dickens que fueron auténticas celebridades en su tiempo. En nuestra lengua, esa fama global le llegó más recientemente a los autores. Pienso también en los casos de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, además de García Márquez.

¿Gabo creó una escuela de "imitadores"?

Sí. García Márquez sigue creando escuela. Incluso aquellos que detestan al escritor, el realismo mágico o Cien años de soledad usan, paradójicamente, términos como Generación Macondo para definir su identidad literaria en posición al escritor y sus obras. Luego, hay autores como el indio Salman Rushdie, la estadounidense Toni Morrison o la chilena Isabel Allende cuyas carreras dieron un salto importante después de escribir su primera novela tras leer Cien años de soledad. Gabo también ha creado escuela en el cine, como en películas de Woody Allen o Guillermo del Toro.

¿Por qué todos los escritores buscan su Macondo?

El éxito de Macondo es que logra significar muchas cosas para distintas clases de públicos, no solo los escritores. Macondo es una especie de síntesis de la historia del mundo, y la literatura aspira a eso: a narrar historias del mundo.

¿Ese Macondo no parece tan distante a uno de los pueblos de Canarias?

Leí Cien años de soledad por primera vez en Canarias, y Macondo me recordó de inmediato a muchas gentes y lugares de las Islas. Pero lo mismo les ha ocurrido a lectores en Trinidad y Tobago, China, Australia y otros muchos países del planeta. Sin embargo, la conexión con Canarias es real. En la novela, uno de los personajes, Amaranta Úrsula, trajo 25 parejas de canarios procedentes de las Islas Afortunadas para "repoblar el cielo de Macondo".