Un corto es en sí mismo una pequeña historia, tanto por el tiempo de metraje como por lo que encierra de factura casi artesanal. Algo de eso acarrea Géminis, dirigido y producido por el cineasta José Agustín Hernández (Los Realejos, Tenerife, 1989) que mañana, jueves, a las 20:00 horas, se estrena en el TEA.

Este creador coqueteó con el género del thriller, después se abrió a la comedia y ahora, con Géminis, se sumerge en el ámbito de la denuncia social. "El final del corto, que por razones obvias no puedo desvelar, va relacionado con esa denuncia social que está enmarcada en la década de los 80 del siglo pasado".

Este trabajo intenta reflejar dos caras, dos aristas de aquel tiempo. De un lado, la parte más frívola, y, de otro, el perfil más dramático, "el de quienes no sabían gestionar todo lo que vivían: drogas, sexo, cambios sociales, emociones... Y aquello se llevó a mucha gente de una generación por delante".

La historia dibuja un triángulo amoroso que su autor califica de "peligroso" y que sostiene el hilo interpretativo. "El protagonista, Martín, casado con Elena, mantiene paralelamente una vida oculta, un espacio que es una puerta por la que precisamente entra el tercer personaje, Christian".

Esa misma dualidad se traslada al corto, de forma que la acción se proyecta a partir de dos escenas: una, la de una aparente normalidad, y, la otra, que muestra ese mundo escondido.

Esa imagen de claroscuros es consustancial a la propia naturaleza humana. "A veces no somos capaces de percibir lo que está detrás de la apariencia, la secuencia total, y el corto intenta mostrar eso, con Martín ofreciendo sus dos perfiles, pero sin que uno llegue a anular la personalidad del otro". Son los propios avatares de la existencia, las contradicciones y dudas "las que impiden que el protagonista sea claro, sincero, y se decida por uno de sus perfiles".

Este cineasta no fue un testigo directo de los años 80, por una lógica razón de edad, pero sí afirma haber leído y oído mucho sobre aquella época que califica de "efervescente", cuando España conoció con el fin de la Dictadura, el inicio de la democracia y la apertura al mundo exterior todo un aluvión de nuevas y fabulosas experiencias. En aquel ambiente de convulsión "hubo quien supo asimilar y tolerar los cambios, frente a otras personas que sucumbieron arrastradas y engullidas por aquella vorágine".

Tras aquel telón de ambiente festivo y acaso hasta despreocupado, José Agustín Hernández percibe una pátina dramática y también la presencia de muchos miedos y tabúes.

Por las dimensiones de tiempo, un corto no aspira a abarcar un universo tan prolijo y complejo, pero desde su simpleza, cada uno de los personajes, protagonistas de su tiempo, reflejan lo que quieren ser: sus aspiraciones.

Martín es el que más contradicciones y dudas carga en la mochila. "Se debate entre mantener la normalidad y abrazar lo que realmente le llama la atención". Christan, por su parte, "aunque tiene más definido lo que quiere, tampoco puede llegar a ser el mismo". Y en medio, una víctima: Elena. "Los otros dos personajes, los hombres, la arrastran hacia una situación límite, dramática".

Géminis es un signo del zodiaco que se caracteriza por la dualidad de la mente, la capacidad de ver las dos caras de una misma moneda y también es el nombre del local donde se desarrolla la historia de este corto.

Con un metraje de tan solo 9 minutos, un corto supone un trabajo "algo más complicado que una película, porque en un largometraje puedes recrearte en detalles y definir el perfil de los personajes", señala José Agustín.

"En realidad cuando hice mis primeros cortos pensaba en clave de película y, claro, me perdía en un montón de escenas". Entonces creía que aquello iba a durar menos y al ver el resultado se desengañaba. De ahí que le haya costado mucho desarrollar una historia simplificada y que mantenga cierta profundidad.

"Creo que los cortos están cada vez más relacionados con el lenguaje de la publicidad", subraya este cineasta. "Te lanzan siempre una idea fuerza".

Una vez acabado el proceso de filmación y el posterior montaje no se suele dar importancia al capítulo de la promoción, que a juicio de José Agustín Hernández es un aspecto fundamental. De ahí que insista en transmitir "la misma fuerza y el ánimo en esta fase que muchas veces suele pasar desapercibida".

Cuando se termina el rodaje y se montan los planos del corto eso en absoluto supone el punto y final. "El tiempo de exhibición no está directamente relacionado ni con el trabajo ni con el esfuerzo",

A propósito subraya que "desarrollamos un logotipo y una estética, proyectando una idea publicitaria que identifica la imagen que queremos mostrar".

Quienes se acerquen al TEA podrán visionar el cortometraje como también el making off, de manera que se darán cuenta de que no existe solo la grabación, sino que detrás se perfila un planteamiento de guion, de ideas y horas de ordenador y, además, completamente gratis.