Impartirá un curso con claves importantes tanto para cantantes como para actores.

Actor y cantante son intérpretes ambos. Siempre le digo a mis alumnos que los cantantes somos actores de pequeñas películas: las canciones. En cada canción tenemos un guion que contar y una emoción que trasmitir, y es muy importante que tengan claro que lo primero es cantar bien la canción para no hacerse daño. Hay que tener buena técnica para colocar el sonido y que la voz perdure. Luego, hay que disfrutar la canción para llegar al espectador. Y hay que emocionarse para emocionar. Todo eso es lo que diferencia a un gran intérprete de otro que no lo es.

No es su primera vez en las Islas. ¿Cómo es el talento canario?

Las Islas son un foco de talento vocal. He podido oír a cantantes de todos los estilos y son maravillosos. En la primera edición de Operación triunfo que participé ganó un canario, Sergio Rivero, que era de Las Palmas. Cada vez que se presentan los canarios a ese concurso, se llevan la palma. Además, tienen mucho oído y una gran cultura musical. En Canarias he encontrado cantantes que no he visto en otras partes de España. Para mí, los mejores cantantes del país son los canarios y los andaluces, y no tengo la menor duda de que me van a sorprender estos días, porque es aquí donde encuentro más talento.

Con una carrera tan prolífica, ¿le queda algo por hacer?

Siempre quedan cosas por hacer. Me encantaría hacer bandas sonoras de películas. Esa es la deuda pendiente que me queda y me volvería loca porque amo el cine y me encanta arropar con la música todo tipo de arte. Durante muchos años he hecho música para danza y ahora me encantaría poder hacer música para películas.

¿Cómo hace para tener la agenda repleta de proyectos?

Soy una persona muy inquieta y creativa, incluso hiperactiva. Si no tengo un proyecto, lo creo. En esta profesión es importante que estudies, te prepares y puedas diversificarte. El arte es algo bello, pero no hay un salario fijo para el artista y yo tengo la suerte de que puedo componer, dar clase, cantar, producir... Me he diversificado, y eso me protege económicamente y me mantiene activa. No me cierro a nada porque soy una enamorada del arte y el talento. Nunca digo que no cuando me llaman para proponerme algo. Porque todo me va a enseñar algo y me encanta aprender.

¿Hay cosas que aprender después de todo lo que ha hecho?

Yo creo que no sé nada, por eso sigo estudiando y reciclándome. Estoy en continua evolución porque es la única forma de mantenerme actual. Los músicos tenemos que ir con los tiempos porque a mí los alumnos me piden las cosas de hoy, y si quieren cantar reguetón tengo que poder ayudarlos; si no, estás perdido.

En su carrera ha trabajado muchos estilos musicales diferentes. ¿Es capaz de quedarse con alguno de ellos?

Para mí hay dos cosas: el clásico y todo lo demás, que es música popular. Así que yo me quedo con la música popular, que engloba muchos estilos. Lo que me gusta es fusionar los estilos porque creo que vivimos en tiempos de fusión y eso es un signo de apertura. Me gusta la música en general, no le hago ascos a nada. Todo lo que me entre por el oído y por el corazón, lo acepto.

Y con tanta fusión, ¿ha estado alguna vez la música en crisis?

La música no se pone en crisis. Los que nos ponemos en crisis somos los seres humanos. Cuando vino la crisis que nos vapuleó a todos, sin duda afectó a la música porque es parte del arte, que no es algo prioritario. Pero creo que la música está más viva que nunca. Y también la creatividad. En tiempos de crisis, siempre he apostado por la creatividad. El que no pasa hambre cuando hay crisis socioeconómica es porque es creativo, porque es en ese momento cuando más creativo se tiene que ser. No podemos escudarnos es que no hay trabajo; hay que inventarse el trabajo.

Ha tenido la oportunidad de dar clases a muchos alumnos. ¿Han sido todos buenos pupilos?

Los artistas somos complicados. Somos personas con una sensibilidad aguda y me he encontrado de todo. En líneas generales, todas las personas que vienen buscando trabajar conmigo saben que yo no acepto desafinados porque creo que es muy difícil trabajar con personas que no tienen oído. Tampoco me gusta trabajar con la gente que no es trabajadora. Una persona que no trabaja y que no tiene compromiso, no interesa a ningún profesor. Es imprescindible el tesón, el esfuerzo y sacrificarse. La música es muy generosa y, si tú le das, ella te devuelve el doble. Pero he tenido la suerte de tener gente muy talentosa en mis manos y también aprendo de mis propios alumnos porque esto es recíproco. La pedagogía es una de mis grandes pasiones, una de las cosas que más me enriquece y más me apasiona.