¿Qué hace una tinerfeña en las Antípodas?

Disfrutar la experiencia de vivir en otro país junto a mi pareja. Ambos trabajamos en la industria de la animación y, por suerte o desgracia, este es un oficio hecho para nómadas. Ya hemos residido en varias ciudades españolas y faltaba una aventura internacional.

¿Y apareció Melbourne?

Canadá quedó descartada por el frío; Australia es lejana, exótica y su clima es templado.

¿Para trabajar en el sector de la animación hay que hacer las maletas e irse de Canarias?

En las Islas siempre han habido pequeños estudios, pero si quieres formarte y trabajar en proyectos de calidad tienes que salir... La falta de oportunidades propicia la fuga de talentos. A nivel nacional pasó algo parecido con profesionales de la talla de Alberto Mielgo (Sony), Carlos Baeza (Pixar), Carlos Granjel (Dreanmworks) o Sergio Pablos (Disney). El panorama está cambiando gracias a las ayudas fiscales que existen en Canarias, pero aún quedan muchas cosas por mejorar.

¿Le gustaría volver a casa?

Me encantaría regresar a Tenerife. Nosotros tuvimos la oportunidad de formar parte del equipo de Anima Kitchent y del proyecto Cleo... Aún son pocas las empresas que apuestan por experiencias de calidad, pero me ilusiona trabajar en una aventura que represente la animación que se hace en las Islas.

¿Cuáles son sus sensaciones tras ganar un Bafta y estar nominada al Óscar con 'Klaus'?

De mucha alegría y, sobre todo, agradecimiento... SPA me brindó la oportunidad de estar en Klaus, pero luego la audiencia supo apreciar nuestra propuesta.

¿Toy Story 4

Sí, puede ser... Hay un buen trabajo y un mensaje importante sobre el reciclaje. A mí como espectadora Klaus me movió más por dentro. Incluso, cuando todavía era una storyboard. La nuestra tiene un aspecto visual más atractivo y me recuerda a las películas de animación con las que crecí.

¿La gloria compartida sabe a menos gloria?

No, en el mundo de la animación aprendes a trabajar en equipo. La victoria de Klaus no solo es para la película, el estudio que hace el proyecto o los artistas; es un triunfo para la animación del país. También es importante para que los inversores pierdan el miedo de financiar a las producciones españolas.

¿Hacer animación es como trabajar en una gran fábrica en la que la cadena de montaje tiene que estar bien engrasada?

Sí y no... Es importante que todos los departamentos estén coordinados, pero hay muchos estudios que tratan a los artistas como "peones". Yo he tenido la suerte de estar en proyectos en los que puedo aportar ideas y soluciones a los planos. Cuando los jefes te escuchan y valoran lo que haces se crea una dinámica bastante positiva.

¿Crear para un público mayoritariamente infantil hace que las exigencias aumenten?

No, aunque debería... La exigencia de un encargo depende de varios factores: el cliente, el estudio y, sobre todo, el presupuesto.

¿Cómo reacciona al ver su trabajo en la gran pantalla?

Normalmente sufro en el estreno; todos los artistas somos un poco tiquismiquis con nuestro trabajo... Si no fuera porque debemos cumplir con unas fechas de entrega habría planos que nunca se acabarían. Siempre tienes algo que retocar, aunque debo de reconocer que en Klaus la historia te envuelve hasta silenciar la voz crítica de tu cabeza.

¿Disney es su gran sueño?

Lo fue cuando empecé hace ya más de 15 años, pero ahora la industria de la animación ha cambiado muchísimo y la mayoría de los estudios con los que hoy me gustaría trabajar son más modestos. Quiero lugares que me permiten aprender más de mis compañeros y de cada proyecto y donde puedas participar más activamente en una producción.

¿Qué tiene que tener un buen animador?

Debe tener habilidad para la interpretación y conocer determinados principios sobre la mecánica del movimiento -equilibrio, flexibilidad, peso, velocidad...- para lograr el mejor acabado visual de cada plano. Tiene que integrar los elementos -efectos, fondos, objetos, personajes...- y mantener una coherencia con el resto de la secuencia. Para lograr buenos resultados es necesario controlar varios aspectos visuales como las atmósferas, el color, la composición, los contrastes y el desenfoque.

¿Y medios tecnológicos?

El medio audiovisual siempre ha ido de la mano de los avances tecnológicos. Al final estos son como el martillo y el cincel de un escultor, es decir, las herramientas con las que dar forma a un producto siguiendo unos criterios artísticos. El sector de la animación se reinventar todos los días y existen muchos elementos a la hora de desarrollar tu creatividad, pero el más importante de todos es el cerebro. La imaginación es fundamental. El reciclaje es permanente, pero las ideas son tuyas.