El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana del Gobierno de España ha anunciado hace unos días que prepara una Ley de Arquitectura y Calidad del entorno construido, que prime la alta calidad de los proyectos en los concursos públicos y acabe con la práctica de elegir los más baratos o low cost.

Es una ley más necesaria de lo que nos podemos imaginar todos los ciudadanos que no tenemos relación con la arquitectura, pues lo que está ocurriendo ahora lleva a llenar las ciudades de edificios anodinos, a pagar mal a profesionales a los que todos los ciudadanos necesitamos mucho más de lo que imaginan. Son tan básicos como los médicos y la buena arquitectura cura tanto como la buena medicina, y previene mucho más.

Me alegra saber que el Ministerio está escuchando propuestas de los arquitectos y arquitectas de este país, y alegra saber que estos, como colectivo, por fin se están volviendo a movilizar después de la larga sequía que hemos tenido en la profesión tras la crisis de 2008. Estas ideas de los arquitectos defienden que calidad no significa mayor coste, sino dar la respuesta con proporcionalidad adecuada a las necesidades de la sociedad que va a utilizar ese edificio, o ese espacio público, o ese paisaje, a un coste razonable.

Idea 1.- Innovar en la selección de los jurados

Para primar las propuestas de calidad, los arquitectos creen que la ley debería potenciar la fórmula de los jurados, ya que en las mesas de contratación faltan miembros con capacidad para evaluar cuál es la mejor opción arquitectónica. Pero ojo, que, en este país, recientemente se han convocado concursos con jurado que han sido muy criticados, no hace falta dar nombres. No basta con elegir buenos profesionales en el jurado, cuestión que la nueva ley de contratos ya permite, y que se podría comenzar a practicar ya si los poderes adjudicadores quisieran. Creo que hay que elegir personas que puedan ser recusadas por los arquitectos que pasen a la fase final (a la short list), porque, en este mundillo, como en otros, hay mucha envidia, y a veces cuando uno ve la composición del jurado ya sabe que no ganará aunque su propuesta sea la mejor. Además, en los jurados deberían incluirse expertos en la materia específica objeto de concurso. Si se hace un hospital debería asistir un médico o un experto en gestión sanitaria al jurado, por poner un ejemplo.

Idea 2.- Las ideas, el valor creativo, hay que pagarlas

En mi profesión, la abogacía, nadie trabaja gratis, nadie hace un recurso gratis o un documento gratis a ver si a una administración pública le gusta o no. Pues algo tan evidente como eso, aunque parezca increíble, no pasa con los arquitectos.

A los arquitectos se les pide de entrada, solo por participar en un concurso público, entender el lugar, crear planos, imágenes 3D, etc., es decir un gran esfuerzo que puede conllevar semanas de trabajo, y que lo hagan de manera gratuita, cosa que ni se pueden permitir los arquitectos ni se puede permitir este país, tan necesitado de viviendas sociales, de residencias para tercera edad, etc. La ley debe prever que en concursos a dos vueltas hay que pagar con proporcionalidad a los equipos finalistas, y comprometerse a contratar al que resulte ganador.

Idea 3.- No piensen que la ley francesa es perfecta, ni la catalana

La Ley de Francia, país pionero en promover los concursos de ideas de calidad, ha ido decayendo en un chovinismo difícil de creer a estas alturas de la construcción europea, y en cuanto a la ley catalana ha llevado a los funcionarios a valorar un montón de concursos por debajo de los 60.000 euros para no tener que aplicarla, lo que ha sido peor que no tener ley. Quizás una mezcla entre los concursos que convocan Noruega y Suecia, o Corea, y las costumbres de las grandes ciudades de Alemania sería lo mejor a introducir en el texto legal para que la transparencia, y el equilibrio económico brillen en la nueva ley.

DULCE XERACH PÉREZ Abogada, doctora en arquitectura e investigadora de la Universidad Europea