La faceta pictórica es la más desconocida de la labor creativa desarrollada por Pino Ojeda (Teror, 1916 - Las Palmas de Gran Canaria, 2002), más reconocida como una escritora que abarcó la novela, el teatro y la poesía. Por este motivo, el Gobierno de Canarias propone en el Instituto Cabrera Pinto de La Laguna una exposición que da un repaso a todas la producción plástica de esta polifacética autora a la que hace dos años se le dedicó el Día de las Letras Canarias.

Pino Ojeda y la pintura es el título de esta muestra, comisariada por Ángeles Alemán, en la que se reúne sesenta obras pertenecientes a las cuatro etapas bien diferenciadas cronológicamente que marcaron el acontecer creativo de esta pintora que dio sus primeros pasos como artista en la Escuela Luján Pérez de Las Palmas.

"La escritora y artista Pino Ojeda fue pionera en varios ámbitos de su vida, aunque es más conocida como poeta. Hemos querido rescatar su obra pictórica, que es muy interesante, porque ella empezó como artista en los años 50, en la Escuela Luján Pérez. Tuvo una gran amistad con Felo Monzón y Plácido Fleitas y empezó a investigar con una serie de técnicas, especialmente la encáustica. Su obra tuvo una gran aceptación en ese momento, especialmente en Tenerife. De hecho, Eduardo Westerdahl la invitó a exponer en el Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz y en el Casino de Tenerife en 1957. Una obra suya fue seleccionada para la III Bienal de Arte Hispanoamericano que se celebró en Barcelona", explicó Alemán.

El primer periodo de su producción, que abarca de 1947 a 1959, se caracteriza por desarrollar una asbtracción geométrica en las obras que realizó en pastel o tempera, en las que se observa la clara influencia de los ideales estéticos de la Escuela Luján Pérez.

El segundo, que comprende entre 1961 y 1972, está dominado por las lacas, esmaltes y el Grupo Espacio. Es quizás la época más original de su recorrido por la plástica, en la que se dedica a hacer paisajes, sobre todo de Lanzarote, y a exponer su trabajo en el exterior, tanto en la Península, Barcelona, Madrid y Palma de Mallorca, como en países de Europa como Italia y Suecia.

"Fue cuando empezó a investigar con nuevas técnicas, con lacas y esmaltes. Encontró la madurez como artista e hizo unos paisajes muy interesantes de tipo volcánico. Fue una mujer muy avanzada para su época y entre tanto abrió una galería junto a la playa de Las Canteras, la galería Arte, hasta que tuvo que cerrarla porque no pudo mantenerla".

En la década de los 80 del siglo pasado tuvo que hacer un parón, porque las lacas le pasaron factura a la vista. "Sufrió problemas de salud y dejó las lacas que le hacían daño a la vista porque eran muy tóxicas y se decidió a hacer collages y dibujos con tinta".

A partir de entonces, entre 1980 y 1989, se volcó en los collages y los dibujos, en formatos más pequeños y unos temas escogidos con cuidado. Quizás es una etapa más intimista y retrospectiva", comentó Alemán.

El último periodo, tras un silencio creativo, en 2000, se centró en las infografías. "Empezó a usar programas de dibujo para realizar obras por ordenador. Son piezas con un sentido maduro y un uso certero del color. Son unos dibujos preciosos, muy delicados y geométricos, en los que de alguna manera las formas vuelven al punto de partida, a su preparación en la Escuela Luján Pérez".

Ojeda fue una pintora que se movió en la onda informalista de los años 50 y 60, aunque su obra contenía una gran carga poética, aunque rozaba la abstracción, pero estaba a medio camino con la figuración. Tampoco utilizó mucho la figura humana, salvo al principio, con algunos retratos geométricos y en dibujos automáticos.

"Una cuestión que destaca en su trabajo es la pasión latente en su obra tanto pictórica como poética. Sus cuadros no son calmados, de una naturaleza amable, sino convulsos. Ella decía que la naturaleza tranquila no le gustaba, que le gustaba el mar embravecido, la tormenta. Era una mujer muy peculiar, muy apasionada con todo. Utilizaba mucho el negro, pero sus cuadros tienen un extraña luminosidad y también el rojo y el amarillo. Consigue unas densidades y texturas muy interesantes con las lacas. Ves una montaña muy oscura y en medio una pincelada de rojo".

Por otro lado, la sala del piso superior del Cabrera Pinto acoge Goya y otros grandes grabadores, 25 grabados que corresponden a una de las conocidas series de La Calcográfica, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con láminas de obras de Goya, Murillo, Velázquez, Zurbarán, El Greco o Rosales, entre otros.