Son abundantes las metáforas zoológicas, eufemísticas o disfemísticas -dependiendo de la intención y entonación en que se exprese el hablante-, referidas a la obesidad, la vida disoluta, mal carácter, ánimo libidinoso, actitudes vitales, comportamientos, etcétera. Como hemos dicho, casi siempre observan una forma comparativa en sus distintos grados y mencionan a un animal común del entorno rural o doméstico que simbólica o subliminalmente evoca en el oyente un carácter o comportamiento típico o arquetípico.

Aun cuando los cánones estéticos socialmente aceptados puedan cambiar con los tiempos, en determinados ambientes, las personas obesas son objeto de burla o escarnio, recurriéndose a menudo a referentes animales que pueden provocar aversión o a expresiones peyorativas. Como por ejemplo, "estar gordo(a) como un(a) cochino(a)" para referirse a alguien muy obeso [a veces se usa la forma femenina para el varón con el ánimo de rebajar o denigrar más aún]. Más inocua resulta, por el aire festivo que se le suele imprimir, la comparativa: "estar gordo como una tonina" ("tonina" se le llama en las islas a especie de delfín). O para definir el carácter áspero e intratable de una persona se dice que "es arisca como una camella" o "resabiada como una mula". Lo mismo que del individuo cansino y majadero se dice que "es más impertinente que una gallina clueca". Además existen una serie de expresiones con significados afines por la similitud de las actitudes a las que se refiere. Por ejemplo, se puede "ser más pesado que una vaca en brazos", aludiendo a una persona molesta e impertinente que puede resultar agotadora; lo mismo que "pegarse como un piojo", que se dice cuando no nos podemos quitar de encima una compañía indeseada, o "ser más malamañado que un cochino bajo el brazo" para expresar que alguien tiene un carácter difícil e indómito.

En otras ocasiones el lenguaje resulta punzante y soez con determinados comportamiento licenciosos cuando tienen a la mujer como protagonista. Nos referimos a expresiones tales como "es más puta que las gallinas", para reprender una actitud disoluta. Gran parte de estas metáforas zoológicas observan sin embargo un tono irónico y festivo. Para expresar el carácter avispado y astuto de una persona existe un buen repertorio fraseológico. Se puede "tener más mala idea que un gato ciego/ o que un cuervo" o "ser un pájaro pinto", lo mismo que "tener más ideas que un perro viejo/o ser (un) perro viejo" ("ese es perro viejo") o "saber más que los ratones colorados", que indistintamente se usan para definir a alguien taimado, listo, "zorro", que es muy advertido o perspicaz. En cuanto a hábitos cotidianos, se puede "ser como un perro callejero", para referirse a quien le gusta estar todo el día en la calle, o "ser/acostarse como las gallinas" que se dice de quien tiene por costumbre recogerse en casa e irse a la cama muy temprano.

A veces la referencia a un mismo animal puede derivar en significados distintos. Así cuando escuchamos decir de alguien que "está dando brincos como un baifo" no es lo mismo que "estar como una baifa". Lo primero es saltar de manera alocada y eufórica, (como los chiquillos cuando salen al recreo); mientras que lo segundo se usa para referirse a alguien que "está medio loco", "medio chiflado" o que "está como una cabra jarta (de) papeles" (o "como un cencerro"). Tampoco es lo mismo "ponerse como un gallo quíquere" que "ser un gallo tapa(d)o". "Ser un gallito/o un gallo quíquere" se dice del "fosforito", de alguien que se enciende apenas lo provoquen [un "quíquere" se refiere también a un hombre poco corpulento pero agresivo y "malamañado"]. Mientras que "un gallo tapado" es la persona cuya habilidad y destreza en un determinado oficio, arte o actividad son desconocidas hasta que nos sorprende en un momento determinado, cuando se "destapa". Y ya que hemos hablado de gallinas, de gallos y de quíqueres, también hay que decir que se puede "estar desplumado como un pollo" para significar que se está sin dinero.

En cuanto a expresiones que definen movimientos o posturas características que pueden considerarse como signos del lenguaje corporal, podemos escuchar "dar saltos como una alpispa" que se dice del caminar nervioso, vivaracho, de alguien con mucho "jirivillo"; pero también se puede estar "escarranchado como un lagarto" o "abierto como una jarea" para indicar la forma de sentarse, plácida y despreocupada, con las piernas muy abiertas y que en ocasiones insinúa holgazanería. Lo mismo que se puede estar "trabajando como un burro" para significar que se trabaja duramente y sin descanso, como hay quien "da vueltas como un conejo cansado" que se dice de alguien que no hace nada, pero aparenta estar activo ("haciendo argollas"), o incluso hay quien se siente "más feliz que un cochino en un charco".