El bailarín y coreógrafo tinerfeño Roberto Torres (Santa Cruz, 1962), fundador de la Compañía Nómada, se encuentra en plena forma profesional. No para. Ha vuelto recientemente de una gira que le ha llevado por Irlanda, Túnez, Italia, Senegal y República Dominicana, entre otros países, junto a la Premio Nacional de Danza Carmen Werner. Hoy actuará en el espacio que creó hace ya varias décadas para acoger en su seno espectáculos de artes escénicas contemporáneas, el teatro Victoria.

Este veterano artista, que se especializó en danza contemporánea, interpretará esta noche, a partir de las 20:30 horas, una pieza que ya forma parte de su memoria física desde hace más de una década, Los zuecos van hacia sus buenos hábitos, escrita para él por el Premio Nacional de Danza, el tinerfeño Daniel Abreu. Este baile se fundamenta en un trabajo de investigación del movimiento y en el cuerpo como motor de la acción y argumento coreográfico.

"Esta coreografía la dirigió Daniel Abreu hace diez años. La habré bailado más de 150 veces en diecinueve países distintos. Esta obra es la que más satisfacciones me ha dado a lo largo de toda mi carrera como intérprete. Abreu me ha dirigido en varias ocasiones y realmente es uno de los mejores coreógrafos de este país sin duda".

Esta danza, que tiene una duración de unos cincuenta minutos, dejó de interpretarla hace más de dos años y medio y la puso a una lado, como otras que abordó a lo largo de su carrera.

"En septiembre pasado me llamaron de Colombia porque querían verla y de repente decidí volverla a bailar. Ha sido como si la hubiera abierto en Colombia con ese miedo de si ahora es muy diferente tu cuerpo y tu momento vital que hace diez años, pero por otro es una propuesta que baile tanto que la tengo integrada en mi memoria. Es como una parte de la memoria física que tengo".

Torres, que ya está embarcado en otro proyecto con Carmen Werner para estrenar en abril en Cáceres, reconoció que Los zuecos van ... tuvo que defenderlo antes públicos muy diversos , circunstancia que le ayudó a crecerse como intérprete. "Me hizo crecer, bailo mejor y me dio como un valor añadido", reconoció.

Roberto Torres se siente muy satisfecho por su estrecho vínculo profesional con Abreu. "Es diferente cuando creas tu propia pieza o te pones en otras manos. De repente te das cuenta que esa persona te abre nuevas puertas, caminos diferentes por los que tu no irías. Daniel Abreu, como director y coreógrafo, es la persona a la que más tengo que agradecer. Me generó confianza, un rigor de trabajo, una forma de entender el cuerpo. Abreu te lleva a un espacio de transformación diferente al que uno está acostumbrado".

La realidad indica que este intérprete tinerfeño de danza contemporánea viajará dentro de un par de semana a México para ofrecer tres representaciones seguidas de esta coreografía en un festival. "Me tengo que poner en forma para bailar esta pieza, que es muy física, en tres días seguidos. Siento el placer de hacerlo en otro momento y está siendo muy interesante. Ahora tengo otra memoria física, de vida, en el fondo es algo que te hace cambiar como intérprete. Quiero ver si es interesante retomar este trabajo e incluirlo de nuevo en mi repertorio".

'Una de macarroni'

Por otro lado, la compañía Clownbaret tiene previsto para mañana, domingo, a las 17:00 horas, poner en escena Una de macarroni, un espectáculo unipersonal para público familiar, de Sigrid Ojel que enseña, a través de su payasa Macarroni, que la vida cuando se vuelve complicada siempre te da opciones para regresar a lo sencillo y volver a nacer.

Macarroni, con un estilo entre la comedia y el clown, es una payasa sencilla, libre e inocente que lucha por encajar en una sociedad compleja, precipitada y estresante. Una de macarroni es un guiño a las cosas importantes de la vida, donde este personaje dulce y temperamental solo quiere jugar, divertirse y hacer reír a todos con su leal compañero de aventuras, Foqui.

El precio de las entradas oscila entre los 5 y los 8 euros.