Cuando comencé a pensar en escribir este artículo sobre la arquitectura y la velocidad consideré, de entrada, que iba a ser mucho más contraria a la velocidad de lo que finalmente voy a ser, pero, en realidad, si empezamos por el final, la conclusión sería un gran refrán, o dicho, muy utilizado, que tiene un alto grado de sentido común y se utiliza para múltiples cuestiones: "ni tanto, ni tan poco".

¿Cómo se puede realizar el proyecto de una plaza pública en el barrio de Argual (isla de La Palma) en un día si incluso la mera reflexión de este artículo de solo 4.000 caracteres me ha llevado más tiempo? O, realizando la pregunta de manera más correcta, ¿es posible hacer el diseño de una plaza pública en un día y que sea un proyecto de arquitectura bien hecho? La respuesta es no, bueno, sí, es posible, pero no hacerlo bien. Ni siquiera copiando. No es posible conseguir un espacio público de calidad al que solo se dedica un día en la cabeza de un arquitecto, ni aunque fueran diez arquitectos podrían en un solo día establecer, siquiera, una conversación interesante al respecto.

Es la diferencia con China y su hospital de Wuhan, realizado en diez días. El hospital de China no es un diseño arquitectónico, es una obra de ingeniería que sí copia porque es un caso en el que se debe copiar (por la emergencia). Cuya clave está en el uso de unidades prefabricadas, estándar, ya probadas, y reservas de un suelo plano, público, de fácil acceso y disponible.

Cuando la velocidad no marca la diferencia

¿Por qué son diferentes ambos casos? Porque el hospital de China es una emergencia, y se debe intentar hacer lo más rápido posible. Pero la plaza de Argual no lo es, porque un espacio público no es nunca una emergencia, puede ser urgente y puede ser importante, muy importante, pero ¿dónde está la emergencia?, ¿por qué el pliego convocado por el Ayuntamiento de Los Llanos dio tanta importancia al plazo? ¿Es correcto ese pliego con las actuales leyes de contratación pública que nos hemos dado entre todos?

En mi opinión, no, porque la legislación europea, las últimas Directivas y la nueva Ley española de contratos públicos de 2017 apuestan no por el precio, ni por el plazo, sino por la calidad. La arquitectura no es solo una cuestión de velocidad, que es un aspecto que tiene su importancia, es también cuestión de calidad, y la calidad incluye ética, atención al paisaje, a la ciudadanía concreta de un lugar, al clima de la zona, y es también una cuestión de emoción.

Sé que una de las direcciones más claras hacia donde se dirige la mayoría de los sectores de producción del planeta es aumentar la velocidad de los procesos de diseño. Sé que en cuestiones climáticas es una emergencia, como lo es el caso del coronavirus, y sé que también es importante económicamente, porque la velocidad, bien organizada y protocolarizada, acorta los tiempos de producción, lo que supone un ahorro enorme en costes para quien produce, ¿pero es también esa velocidad beneficiosa para la población que luego utilizará ese espacio público?

Europa tiene el reto claro de mantener o incluso aumentar los estándares de calidad a pesar de este aumento de velocidad. Esa calidad, en arquitectura, requiere tiempo de reflexión, tiempo de observación, tiempo para procesar todos los datos y entender el lugar, el paisaje, la función de esa plaza ahora y en el futuro. Una plaza pública no debería ser nunca una copia de otra, un juego de bloques de Lego, sino un ejercicio de reflexión.

Sé que los profesionales de la arquitectura necesitan capacidad de ofrecer sus servicios con una velocidad increíble, porque eso les da una clara ventaja sobre sus competidores. Los arquitectos deberían pensar en eso, porque muchos clientes tienen expectativas de velocidad y necesitan los trabajos en tiempo y forma, pero en este artículo la cuestión planteada no es qué piensan los arquitectos sino qué es lo correcto desde el punto de vista de lo que debe hacer una administración pública, y en este caso el proceso es importante y no debe ser un proceso fast-track. Lo dicho, ni tanto ni tan poco.

DULCE XERACH PÉREZ Abogada, doctora en arquitectura. Profesora de la Universidad Europea de Canarias.