Está perdiendo el acento...

Sí, y mire que escucho con frecuencia a Los Sabandeños y a Manolo Vieira para no perder ese vínculo. Los sonidos del sur son similares y cuando llevas 20 años en Sevilla esto es inevitable... Más difícil es que un canario termine hablando gallego.

También se encuentra en clara desventaja, ¿no?

Mi mujer es de Cádiz y mis tres hijos de Sevilla... No me gusta que me digan que estoy perdiendo mi acento canario, pero la realidad es que ocurre... Eso se arregla con 20 días de vacaciones en Lanzarote.

Además de profesor universitario, usted es responsable de la sección deportiva de una de las ediciones del ABC

Mi respuesta oficial es que soy de los equipos canarios pero, sobre todo, de la UD Lanzarote. Además, tengo alguna que otra anécdota curiosa por esta inclinación futbolística...

¿Es confesable?

Luis Fabiano (exjugador del Sevilla) me preguntaba todos los lunes: "¿Cómo quedó el Lanzarote?" Yo, que no tenía ni idea, respondía 4-3 y él decía. "¡Eso es mentira, ganó dos a cero!".

¿El clásico hispalense es algo más que un duelo entre Tenerife y Las Palmas, o viceversa?

Mucho más. Aquí para jugar ese clásico regional hay que coger un barco y allí no... En la misma casa vive un hermano, que se llama José y es del Sevilla, y otro hermano, que se llama Álvaro y es aficionado al Betis. Yo trabajo para la televisión del Sevilla CF desde hace 9 años...

¿Usted, que en 2019 fue reconocido como mejor docente por la Universidad Loyola, qué cree que debe tener un buen maestro?

Un buen docente debe inspirar a sus alumnos... Yo les digo algo, al principio de cada curso académico, que les choca pero que terminan entendiendo conforme avanzan los meses... Yo no vengo a responder a sus preguntas, sino que les ayudo a que ellos se hagan esas preguntas. Cuando llegamos a ese punto para la reflexión me interesa potenciar mucho más la curiosidad que la memoria. El esfuerzo personal y el aprender unos valores son una asignatura más en mi día a día con los estudiantes. Querer aprender es mucho más importante que querer estudiar...

¿Está tan perdida la juventud de hoy como quiere dar a entender una parte de la sociedad?

No, somos nosotros los que no hemos sabido encontrar un punto de anclaje con esos jóvenes. Yo no creo que esté perdida; está justo en el mundo que les ha tocado vivir. En los últimos 20 años se han dado muchos más cambios tecnológicos que en el pasado siglo... Lo que no podemos hacer es educar a esos chicos de la misma forma que nos educaron a nosotros.

¿Necesitan otros estímulos?

Digamos que funcionan a golpes de chispazos de internet y si te pones una hora en clase a contarles lo que está en un libro las posibilidades de que no despiertes su curiosidad son altas. ¡Hay que utilizar sus herramientas para aprender juntos!

¿Y un reciclaje pedagógico?

A mí me hace gracia oír a un docente quejarse de un grupo de 60 alumnos en el que hay 25 o 30 suspensos. Si eso pasa, a lo mejor, lo que debemos preguntarnos qué es lo que está haciendo mal para que la mitad de la clase no lo entienda. Cuando no eres capaz de llegar a la mayoría de los alumnos necesitas cambiar de estrategia... Yo no digo que la memoria no sea importante, pero un poco de creatividad no viene mal de vez en cuando...

¿Se sigue confiando un aprobado momentáneo a un ejercicio memorístico?

El alumno ideal no es aquel que tiene buena memoria, sino el que sabe utilizar los recursos que le ha transmitido un profesor.

¿Qué hay en el interior de este título ( Piensa, luego crea

Hay mucho descaro... Cada letra es un capítulo y en ellos voy analizando aspectos claves para la educación como la curiosidad, la empatía, la tenacidad, los desafíos...

¿Alguna crítica recibió por lo que cuenta en él?

El sistema educativo no es perfecto; tiene carencias importantes y a nadie le gusta que le cuenten la verdad. Esto no es una crítica a los compañeros sino al modelo con el que trabajamos...

¿Estamos obsesionados por los datos del informe PISA?

Absolutamente obsesionados... No lo sabe usted bien. La evaluación continua marca el día a día de los docentes y los alumnos. Unos, los mayores, porque tienen prisa a la hora de acabar el temario y los otros, los alumnos, porque necesitan cubrir unas expectativas que no son reales. Yo no me fiaría tanto de lo que ponga el Informe PISA o cualquier otro sistema de evaluación internacional. Hay que apostar por los docentes revolucionarios; por los maestros que sienten la clase como algo suyo y son capaces de generar curiosidad en unos jóvenes que demandan tener ese referente fuera de sus familias. ¡Un profesor es un amigo!