¿Qué tienen en común un grupo de escaladores, jubilados, informáticos y estudiantes de arte dramático? Podría parecer a simple vista que nada les une. Sin embargo, estos días comparten sus tardes gracias a la primera Escuela de Clown de Tenerife. Y es que todos ellos -un total de 12- son los participantes del primer taller de esta academia que tiene como sede la Escuela de Actores de Canarias y que ha puesto en marcha la compañía de teatro Clownbaret.

Patinando en el fango es el nombre del primer nivel de esta reciente escuela, y que se desarrollará durante la presente semana. No obstante, las clases continuarán en febrero y marzo con los siguientes niveles de formación y cuyas matrículas aún se encuentran abiertas. El director de Clownbaret, Brian Rodríguez, explicó ayer, antes de dar comienzo a la segunda de las sesiones, que después de 15 años de historia de la compañía y tras el estreno de un documental y de un festival, "esta escuela era la pata que nos faltaba para que el proyecto fuera redondo". Este proyecto surgió hace dos años pero no ha sido hasta este momento cuando se ha podido poner en marcha, sobre todo por la falta de tiempo del propio director. Por eso han decidido que la escuela abra sus puertas ahora -y cada enero a partir del próximo año-, en la época en la que menos actuaciones programa la compañía.

Llegar a la parte más humana de los alumnos es el principal objetivo de Brian Rodríguez durante las sesiones. Así, Patinando en el fango trata de "sacar la esencia de cada uno de los participantes, de buscar el lado ridículo que tiene cada uno y de romper las barreras sociales impuestas en la actualidad para, al final, dejar el descubierto la humanidad", explica Rodríguez, quien concluye que los alumnos han de "aprender a mostrarse vulnerables y recordar cómo se juega para romper la vergüenza".

Todo ello lo logra el clown y ahora profesor a través de divertidos juegos con los que se entra pronto en calor. La risa comienza a aparecer en las caras de los alumnos gracias a los bailes que "favorecen el contacto visual y generan complicidad entre todos ellos, que además en muchos casos acaban de conocerse". Y, de este modo, "patinando en el fango, que es mucho más que el nombre de este primer nivel de la escuela, florecen auténticos diamantes en bruto que hay que ir puliendo".

Y es que Brian Rodríguez sostiene que "precisamente las personas sin experiencia previa en el mundo de la interpretación resultan ser las más cómicas" porque son las más puras y las que no están intoxicadas por técnicas o experiencias previas. El director de esta joven escuela afirma que "el único requisito que hay para matricularse es traer actitud para divertirse" aunque reconoce que en estas clases "también se sufre un poco porque mostramos el lado más humano de cada uno de nosotros y tenemos que derribar las barreras que nos hemos impuesto a nosotros mismos". Por esta razón añade que "ser transparentes a veces es muy duro".

Pero esta semana tiene lugar tan solo el primero de los niveles de la primera Escuela de Clown de Tenerife. La formación se completará entre febrero y marzo con las fases Herramientas cómicas y Controlando el caos. Rodríguez indica que el segundo nivel facilitará un conjunto de reglas cómicas para ahondar en los aspectos que generan risa y, por eso, es útil tanto para payasos como para guionistas o actores. Por último, la formación terminará con las claves para la dirección y creación de un espectáculo. "El objetivo es poner orden a todas esas ideas locas con las que lleguen los alumnos para poder poner en pie un número con coherencia y que se pueda llevar a escena", concluye el profesor.

Por todo ello, aunque los diferentes cursos son independientes, la dirección de esta nueva escuela recomienda que se cursen los tres porque son complementarios. De hecho, la matrícula de cada uno de los niveles tiene un precio de 100 euros pero si se cursan los dos primeros, el tercero costarán tan solo 40 euros. "Nuestro objetivo no es lucrarnos con este proyecto sino meter el gusanillo del clown a cada una de las personas que pasen por nuestra escuela", dice Rodríguez.

El payaso y director disfruta enseñando, y eso puede comprobarse en cada uno de los ejercicios que propone a sus alumnos. Por eso, ya piensa en ampliar esta escuela, que espera que también pueda contar con la visita de grandes maestros de este arte que, además, ya han mostrado su interés para participar en las formaciones intensivas de una semana o sesiones de fin de semana que proyecta Brian Rodríguez para próximas ediciones.

El payaso tinerfeño explica que sus clases "son como una sesión de DJ" y van variando dependiendo del trabajo de los alumnos y de la predisposición de estos a ciertos ejercicios. Por eso, los bailes dan lugar a desfiles en los que los estudiantes van ataviados con las emblemáticas narices rojas de payaso y juegos tan conocidos como Un, dos, tres, Juan Periquito y Andrés que poco a poco dejan salir a la superficie el payaso que todos llevan dentro. Porque Brian Rodríguez defiende eso precisamente, que "todos podemos ser clown, siempre y cuando nos desprendamos de nuestros miedos, de la vergüenza y de las barreras que nosotros mismos nos imponemos". Y, así, está claro que una nueva generación de payasos está a punto de darse a conocer en Tenerife gracias a esta iniciativa de la compañía de teatro Clownbaret.