La première mundial del segundo largometraje de la cineasta nacida en Ceuta Irene Gutiérrez (Hotel Nueva Isla, 2014), Entre perro y lobo, una co-producción canario-cubana rodada en las montañas de la mítica Sierra Maestra, tendrá lugar en la Sección Forum de la 70 edición de la Berlinale.

Antes, su film Diarios del exilio (2019) participará en la Sección Bright Future de la 49 edición del Festival de Rotterdam en el que compite por el Found Footage Award. Entre perro y lobo es el retrato de tres veteranos de la guerra de Angola que practican un ritual secreto: entrenar de nuevo como los soldados que un día fueron. Son los últimos samuráis de la Revolución cubana.

Según su directora, que define el film como una 'jungle movie', la experiencia del viaje fue el dispositivo clave para poder acceder a las memorias de guerra.

La manera en que los entrenamientos debían ser grabados o la forma cinemática en la que el trauma post-bélico podía materializarse fueron cuestiones que construimos entre todos, revelándose lo performativo como el vehículo ideal para explorar la Historia más desde los cuerpos que desde las palabras.

Esto conlleva, en última instancia, no tanto hacer un cine político, sino más bien politizar el cine; hacer confluir método, forma y contenido para lograr traspasar los estándares, los emblemas, las consignas, el simbolismo, lo histórico e incluso hasta lo político, con el fin de hacer una película que muestre la condición más sublime del ser humano, la más pura y necesaria, la de la resistencia.