Tenerife vivió anoche el "segundo estreno" del Festival Internacional de Música de Canarias (FIMC), según insistió el director de esta 36ª edición, Jorge Perdigón. El programa que inauguró el jueves en Gran Canaria la programación del FIMC se repitió anoche en Tenerife. Es tradición que ese orden se intercambie cada año. Fue un concierto "cargado de emoción que crea mucha ilusión para el resto, para lo que está por venir en esta edición", comentó el responsable del ciclo. "Es muy especial. Un director siempre espera diseñar algo que al público le guste pero a veces te sorprende que el resultado sea mejor de lo que esperabas en tus momentos más optimistas", añadió.

La oportunidad de ver en directo a la Philarmonia Orchestra de Londres con el que será su futuro titular al frente, el joven finlandés Santtu-Matias Rouvali, congregó a un nutrido público en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife. Si bien no se llegó al lleno absoluto que registró el jueves el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria, sí que se rozó esa cifra en el recinto cultural tinerfeño. "Trae nuevas formas, nuevas interpretaciones pero dentro de lo que es Tchaikovsky y Sibelius", aseguró Perdigón sobre el maestro, que nació precisamente el mismo año en el que se creó el FIMC, 1985. "La crítica dice de él que ha traído una nueva linea de dirección, que nos tenemos que habituar. Esa línea es técnicamente perfecta e interpretativamente situada dentro del compositor pero ha buscado otros caminos diferentes. Son sendas que encontraron también Carlos Kleiber o Chailly, los grandes", destacó también de esta joven promesa a la que ayer se pudo ver tomando un café y sacándose fotos con sus seguidores en el hall del Auditorio apenas una hora antes de que comenzara la primera cita del decano programa cultural canario.

Rouvali se ha convertido en todo un fenómeno y prueba de ello es que todas las orquestas con las que colabora quieren luego que se convierta en su director titular. De hecho, ya en descanso los vítores y aplausos del público hicieron que Rouvali tuviera que salir a saludar hasta en tres ocasiones.

El primer programa de esta edición reunió la obra de dos compositores coetáneos: P. I. Tchaikovsky (1840-1893) y J. Sibelius (1865-1957). Hacía más de diez años, además, que la Philarmonia no pisaba los escenarios canarios. Su última visita fue en 2008 con el maestro Riccardo Muti al frente del estreno absoluto de la ópera Il retorno di Don Calandrino.

El concierto comenzó con la Sinfonía nº5 en Mi menor de Tchaikovsky. El conocido compositor ruso, que vivió apenas 52 años, dedicó esta obra al tema del destino. "Sus tres últimas sinfonías estuvieron relacionadas con el término destino, era un asunto que le obsesionaba", precisó el músico y divulgador Ricardo Ducantenzeiler, que como es habitual ofreció una charla introductoria sobre el programa abierta al público. Entre otras curiosidades, el experto avanzó que el autor estuvo diez años sin componer nada antes de lanzarse con esta Sinfonía nº5. "Tras el fracaso de su matrimonio y tras concluir la Sinfonía nº4, estuvo una década entera sin escribir. Esta pieza de hoy, sin embargo, cosechó un éxito tremendo desde el momento mismo de su estreno", dijo.

Sobre la segunda de las obras, que fue interpretada por la Philarmonia tras el descanso de rigor, le tocó el turno a un compositor compatriota del joven maestro Rouvali: Sibelius. En este caso, el programa incluyó su 1ª Sinfonía, una obra profundamente marcada por el momento que le tocó vivir al músico. "Fue un acérrimo militante del nacionalismo finlandés", recordó Ducantenzeiler antes de añadir que "se casó con una mujer que formaba parte de una de las familias más influyentes del liberalismo nacional". La pieza que se pudo escuchar anoche en el Auditorio fue estrenada en la Universidad de Helsinki y fue la primera sinfonía escrita en Finlandia con la clara intención de demostrar que era posible hacer algo así en un país que por entonces quería deshacerse del yugo ruso. "Es tremendamente patriótica", insistió el experto.

El primer concierto del FIMC dejó buen sabor de boca. Hoy habrá más gracias a la Mahler Chamber Orchestra y la pianista Mitsuko Uchida.