Raúl Gorroño Baonza

santa cruz de tenerife

El polifacético escritor canario desde los tres años Francisco Lezcano Lezcano (Barcelona, 1934) acaba de publicar la novela Fayna la canaria, una historia de amor que se desarrolla a finales del siglo XV en Gran Canaria, obra que se será presentada hoy, a partir de las 19:00 horas, en la sala de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC) en la capital tinerfeña, con la presencia del autor, del director de ediciones Aguere, Anghel Morales, y del escritor y periodista tinerfeño Agustín Gajate.

El acto estará precedido por la proyección de un documental de ficción de varios minutos, realizado por el propio Lezcano, que versa sobre la historia de un niño nacido en Tenerife, hijo de un mencey guanche que llega a la corte del rey de Francia.

"En esta obra describo los avatares de dos niños canarios que fueron vendidos como esclavos en la península tras haber sido secuestrados por unos piratas en la playa y el sueño que tiene la pareja de volver a su tierra", resume el creador de esta historia que se desarrolla en los últimos años del siglo XV en Canarias, en concreto en Gran Canaria, donde fueron secuestrados en un periodo del acontecer en las islas marcado por estas prácticas inhumanas cuyas víctimas fueron los primitivos habitantes del archipiélago, además de entre otros seres esclavizados en la vecina África.

La probada imaginación de Francisco Lezcano ha buceado durante tres años entre todo tipo de documentación relacionada con estos temas, además de consultar a diferentes especialistas sobre distintos aspectos de la realidad insular que refleja en Fayna la canaria.

"He tenido que leer mucho , mirar archivos y hablar con especialistas para escribirla. Consultar con expertos en determinadas cuestiones, investigar sobre el lenguaje de los marineros o las palabrotas que utilizaban, o de qué materiales estaban fabricados los cañones. Intento corregir algunos errores de carácter cultural que existen" .

Imobac y Fayna son los nombres de esta pareja de jóvenes canarios que fue apresada en una operación de rapiña y obligados por el bautizo a cambiar de nombre, pasando a llamarse Alfonso e Inés. Tras pasar varias décadas en la península, donde aprendieron castellano, ambos esclavos fueron forzados a trabajar y servir de intérpretes, tarea que desarrolla Fayna, a los aventureros que llegan a Canarias en una expedición con fines lucrativos, donde obtuvieron una contundente respuesta por parte de la tribu a la que atacaron. Al parecer, cuando se acerca el final se produce una imagen bastante simbólica y fatalista, la pareja se quedan mirando al mar cogida de la mano y observando con resignación la llegada de numerosos barcos.

Lezcano reconoció que en esta novela no intenta transmitir ningún mensaje independentista, sino reflejar la historia de esa época y desmitificar algunos aspectos sobre los idealizados habitantes de las islas. "Es una obra que no está hecha con agresividad, ni para decir que los francesas, portugueses o españoles eran muy malos y los canarios eran buenísimos. Trato de desmitificar un poco el mito del canarios, porque están muy idealizados. Pongo al canario en su situación real. No pretendo dar ninguna imagen sino ser imparcial", matizó.

Como aclara en el prólogo Juan Francisco Santana, "seremos testigos mudos de la defensa a ultranza de unas islas que decidieron no entregarse de forma pacífica a aquellos que les atropellaban. Veremos que no es tan sencillo como aquellos extranjeros creían y para ello vamos a conocer hechos, costumbres y léxico poco difundidos hasta ahora, salvo en obras especializadas".

Este poeta, pintor (dibujo, pintura, escultura, murales), autor de varias obras pertenecientes al mundo de la ciencia ficción, con títulos como La otra lógica y La palabra, además de pionero de la fotografía submarina en las islas, es un humanista ciudadano del mundo y un apasionado de la vida que le ha llevado a vivir, tras unos años en Madrid, en Francia y Bélgica, en donde se exilió en el año 1971 hasta que murió Franco y cambió el sistema político. "Estaba hasta las narices de la represión local. Recuerdo que les decía en broma a mis amigos que cada vez que rompen un cristal viene la policía a revolver los armarios de mi casa".

El objetivo último de todas las manifestaciones creativas -literatura, arte y fotografía- que ha practicado durante décadas ha sido compartir con sus semejantes sus ricas experiencias vitales. "No escribo con la finalidad de transmitir algo, sino que intento ser honesto conmigo. No estoy haciendo ningún catecismo sino que trato de que el lector pase un buen momento y, si es posible, que aprenda algo de lo que transmito".

Arte y poesía antimilitarista.

A caballo entre Francia y Gran Canaria, Francisco Lazcano tuvo una época en su vida, tras el Mayo del 68, en la que militó con su arte y su poesía de forma activa en el antimilitarismo. "Toda la época que estuve por Europa, en esa ola que quedó tras Mayo del 68 en Francia, colaboré mucho con mis dibujos de carácter antimilitarista, pacifista y contra los abusos sociales. Escribí mucha poesía de carácter social".

Durante aquellos años mantuvo una estrecha colaboración con el Movimiento Internacional de Reconciliación, que promovía la no violencia. Esta relación le facilitó la posibilidad de exponer en s salas de arte de toda Europa, donde dio a conocer su sugerente obra, muy simbólica y repleta de composiciones con referencias a mundos mágicos que pululan por su mente, al igual que otra producción más bien de corte abstracto. "La realidad me sugiere pero no la copio. Creo mi realidad".

Este alquimista, que espera exponer este año en Las Palmas de Gran Canaria, la última vez lo hizo hace ya una década en el Cicca, utiliza materiales tradicionales para pintar sus cuadros, además de fabricar los colores a partir de tierras y minerales que muele, decanta, filtra y mezcla con clara de huevo y otros elementos. Nunca ha utilizado el óleo y alguna vez el acrílico.